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    Rapada y venganza

    – Pero Sofía, estás loca, no merece la pena.
    – Estoy segura de lo que voy a hacer, que a tu no lo quieras entender no es mi problema.
    – Solo te digo que hay otras formas de dejarlo, pero bueno, solo trato de ayudar.
    – Si ya lo sé, pero quiero darle donde más duele, y más fácil que lo tengo, imposible.
    Aquella tarde Sofía, no dejaba de dar vueltas a su plan, estaba decidida a hacerlo, pese a la oposición de sus amigas ¿Qué paso? Seguro estáis pensando, llevaba casi un año con su pareja, al principio todo iba muy bien, pero pronto empezó a decirla que estaría más guapa con el pelo corto, dejo pasar un tiempo, pero una tarde y pensando que no lo haría, le propuso un trato, se lo cortaba, si él la cortaba la melena, acepto y esa misma tarde después del corte acudió a una peluquería, para terminar el corte.
    Los primeros dos meses, todo iba bien, pero pronto empezó a decirla que estaba mejor con el pelo largo, así que para su cuarto mes, la regalo una peluca, la cual se ponía siempre que quedaba con él, Sofía, nunca estaba cómoda, pues sentía que no era ella, ahora diez meses después y tras un montón de discusiones, tenía planeada su venganza.
    Tras colgar a su amiga, a los pocos minutos, Rebeca, amiga de la infancia la llamo, para preguntar si era cierto o no lo que pretendía hacer, la dijo de quedar, acepto y ambas quedaron en el centro comercial, para charlar y tomar algo, Rebeca se retaso unos minutos, pero la sirvió, para ver como discutía por enésima vez con su pareja, espero, dudo, pero decidió acercarse como si nada, cuando la vio, colgó de inmediato.
    – Que me ha contado Sara lo tuyo ¿En serio lo vas a hacer?
    – En serio, este no sabe con quién está jugando, además tengo un plan, para mañana o pasado por la noche, que seguro le va a gustar.
    – ¿Qué plan? ¿Qué narices pretendes hacer?
    – Por la noche serán juegos, caricias…Todo para que descubra lo que tengo reservado para él, una sorpresa muy interesante.
    – ¿Estás pensando en…? ¿Pero cómo lo vas a lograr?
    – Le vendare los ojos, me quitare la peluca y le llevare sus manos a donde ya sabes.
    – ¿Tú crees que se espantara?
    – Seguro, que sale corriendo, le conozco muy bien, una manera muy original de romper con alguien.
    – ¿Pero luego, que va a pasar…?
    – Tranquila, todo está controlado, además, siempre es bueno un cambio de aires.
    Sofía se miro al reloj, la cita en la peluquería, estaba a punto, así que después de pagar, bajaron a la primera planta, cuando llegaron una chica las atendió, al dar su nombre, la indico que esperara unos minutos, se sentaron en un sillón, Rebeca, ojeaba una revista, mientras Sofía, trataba de esconderse de Sara, lo consiguió, cuando se lo dijo, ambas trataron de esconderse para no ser vistas, pues Rebeca, pese a que Sara se lo había contado, ya conocía las intenciones desde hace mucho tiempo.
    La misma chica que las atendió, la llamo, pidió estar un poco alejada de la entrada, pues era una sorpresa y esa persona, estaba por allí, Rebeca, decidió vigilar, cuando la peluquera se percato de sus gestos, las pregunto.
    – ¿Qué os pasa chicas? Estáis un poco nerviosas.
    – Nada, es que quiero un cambio un poco radical y hay una persona, que no queremos que lo vea.
    – ¿Algún novio?
    – No, es una amiga que se opone y tiene que ver con tema novios.
    – Imagino lo que quieres… ¿Pero a que numero?
    – He pensado en afeitarme, para que sea más radical.
    – ¡Vaya! Veo que lo tienes decidido.
    – Mejor que él lo tengo, de tener una melena por la cintura, por capricho suyo me la corte, luego que tras dos meses cambia de opinión, me compra un estúpida peluca…
    – Te voy a decir una cosa, me gusta tu venganza, si es lo que buscas.
    – La verdad que estaba pensado durante mucho tiempo que hacer, para dejarlo y a su vez vengarme.
    – Tranquila, no serás la primera, no sabes la cantidad de chicas que se rapan como venganza.
    – ¿De verdad?
    – Si, muchas vienen como tú, decididas, pero otras vienen con miedo, tienes que convencerlas, para que no lo hagan.
    – ¿Y eso por qué?
    – Pues no lo piensan lo suficiente, o vienen preguntando cuanto tiempo tarda en crecer, una vez las dices la verdad, se lo piensan dos veces.
    Rebeca se quedo escuchando toda la conversación, disimuladamente se acerco a la entrada, miro a los lados y de nuevo entro, Sofía se percato, pero era una falsa alarma, la peluquera fue a preparar las cosas, mientras ellas, hablaban tranquilamente de cómo sería la venganza, por suerte, seria esa noche, un mensaje de voz, en tomo prepotente, lo dejaba confirmado, un vale, por la otra parte y ni un solo mensaje más, dejaba todo a punto, ambas comenzaron a reír, la que sería su peluquera, se percato, las recordó señalando la entrada, lo que habían hablado, ambas se miraron y cesaron de golpe las risas.
    Una gran capa naranja, tapo el cuerpo y la ropa de Sofía, la cual llevaba unos pantalones cortos y un top largo, palabra de honor blanco, tras unos segundos, la peluquera encendió la máquina para engrasarla, la apago y empezó a peinar un poco el pelo, tras un par de minutos, esta vez sí, la encendió y sin decir nada, desde la frente, hacia atrás empezó a cortar el pelo, Rebeca, se extrañaba que nadie se inmutara, pero recordó las palabras, además de centro comercial, mas anónimo que en la peluquería del barrio, deberían estar todos acostumbrados.
    Mientras tanto Sofía, estaba relajada, disfrutando del sonido de la maquina, los mechones caían en la capa como si fuera una cascada, a mitad del corte, la peluquera tuvo que ausentarse unos segundos, momento que ambas aprovecharon para tocar la parte rapada, empezaron de nuevo a reír, pero de nuevo recordaron, quien estaba por allí, Rebeca agarro la maquina e hizo como si ella la estuviera rapando, cogía los mechones y se los tiraba por delante, Sofía, jugaba con ellos, mientras tanto la peluquera miraba por detrás.
    – Se puede encender, no pasa nada ¿Quieres probar?
    – No, solo era una broma.
    – Tranquila, estando al cero, no puede pasar nada.
    – ¡Venga Rebeca! Si tú me rapas un poco, luego me la paso yo.
    – Que no, que me da cosa, mejor que siga ella.
    – Tranquila, espera, que pongo una cosa y ya puedes.
    – Está bien….
    Agarro la maquina, la encendió y con un poco de miedo empezó a pasarla por la cabeza, al ver que no pasaba nada, siguió durante un par de minutos, cuando la mano de Sofía asomaba por la capa, traspaso de poderes y empezó con decisión, la peluquera miraba y la indicaba por donde tenía que pasarla, pero tras varias pasadas, cedió el testigo y fue ella quien acabo el trabajo, mientras ambas se miraban para acto seguido empezar a reír.
    Cuando termino, preparo la crema y la cuchilla, poco tardaron en sacar los móviles y fotografiar la cabeza completamente blanca, la peluquera pidió que se estuviera quieta, durante las primeras pasadas, se notaba su cara de alegría, estaba cumpliendo su venganza, también la gustaba el sonido la de navaja, el verse completamente calva, mientras tanto Rebeca, estaba hipnotizada, no dejaba de tocarse el pelo, momento que aprovecho Sofía, para lanzarla una risa malvada.
    Las pasadas eran suaves, a cada una su cabeza se veía mas y mas calva, las orejas y los pendientes iban tomando protagonismo, la peluquera, hacia su trabajo, como si fuera lo más natural, Rebeca seguía sorprendida de la no extrañeza de todo el salón, todo estaba saliendo como esperaba, deseaba tocarse la cabeza de nuevo y sentirse libre.
    Cuando termino, la dejo unos minutos con la capa, termino de recoger las cosas, y fue a coger una toalla para limpiar los restos, momento que aprovecharon para una nueva sesión de fotos, la limpio, quito la capa, se miro al espejo, una gran sonrisa, se dibujo en su cara, pago, se marcharon de allí, no sin antes ponerse la peluca, pues no quería que nadie la viera, no era vergüenza, era que no quería que nadie la viera y se fuera de la lengua.
    Al llegar a su casa, preparo todo, eligió su vestido rosa de cremallera delantera, preparo la mesa y espero su llegara, cuando llego, todo iba como estaba previsto, cenaron, charlaron, fue en el postre cuando ella lo sentó y empezó a darle un masaje, el sin pensarlo dos veces trato de bajar la cremallera, cuando se percato, le vendo los ojos, con mucho cuidado, se quito la peluca, agarro sus manos y las llevo directamente a su cabeza, nada más tocar, se levanto de la silla, recogió sus cosas y sin despedirse, se marcho.
    Al día siguiente, quedo con Rebeca, cuando se lo conto, ambas no dejaban de reír, pero a la pregunta de porque llevaba la peluca, ella dijo que sería una sorpresa…
    (Si gusta, escribo la segunda parte)