La inauguración de Leyre  1ª parte (DiegoL)

El sonido del despertador hizo que Leyre empezase a revolverse frenéticamente en la cama. Un brazo emergió del remolino de sábanas enrolladas oteando la mesilla. Dos manotazos más tarde el móvil estaba en el suelo y el sonido seguía aumentando sin parar. Leyre reunió todas las fuerzas de las que disponía para alzarse cual nosferatu. Lo poco que quedaba de su moño se deshacía mientras ella luchaba contra el nudo de sábanas que la retenía. Por fin erguida, tomó posesión del aparato infernal. El sonido cesó.

Ya sobre sus cuartos traseros, se tambaleó hasta el baño y se miró en el espejo. Como cada mañana, empezó a buscar su cara entre la selva de pelos sueltos que caían de su cabeza.

Después de varios intentos, logró conformar un moño suficientemente estable como para continuar la jornada.

Prácticamente sin mirar, encendió la cafetera y se acercó a la nevera. Zumo. Kiwi. Jamón. La cafetera empezó a emitir su habitual ronroneo para señalar que ya estaba lista. El moño de Leyre bailaba al son de sus pasos mientras correteaba entre cafetera y tostadora. Ya con el desayuno frente a ella, le empezaron a venir los primeros pensamientos del día.

Un día en blanco por delante. Era viernes, no tenía clases y no había hecho plan alguno. El vértigo de perder el viernes hizo que se sumergiera en el móvil a buscar opciones, pero antes, algo de cotilleo sano por instagram.

No tardó mucho en topar con una imágen que le llamó la atención. Se le había olvidado por completo. Amaya ya había abierto su nueva peluquería!!

Conocía a Amaya desde hace muy poco, pero ya habían entablado una confianza comparable a años de amistad. Desde que coincidieron en crossfit no habían parado de hacer planes.

No hacía tanto desde que Leyre vivía en Madrid, y Amaya había supuesto un antes y un después en cuanto a socializar en la nueva ciudad.

Sin dudarlo, se puso a escribir

  • Amaya tiaa!! ¡Enhorabuena!! Abristeis el Lunes no?? He estado en mi mundo y no me acordaba! ¿Qué tal ha ido la semana?

En cuestión de segundos aparecieron esos impacientes puntos bailarines, ya estaba respondiendo

  • Leyre!! muchas gracias!! Pues la verdad es que va bastante bien, poco a poco aparece gente y en general todos salen encantados.
  • Que guay! os lo merecéis, después de tanto curro.

Amaya abría la peluquería con un compañero del curso del que siempre hablaba genial.

  • Ha sido paliza si. ¿Cuando te pasas a verla?
  • Hoy mismo!! La excusa perfecta para salir de casa y verte. Además así conozco a Ion
  • Genial!! ¿Quieres que te reserve para cortar o te pasas solo a saludar?

Al leerlo Leyre da un respingo en la silla. Se queda embobada mirando las lianas de pelo que aparecen por su cara y de nuevo dirige la mirada al móvil.

  • Ni lo había pensado, pero si! Ya es hora la verdad
  • Perfecto ¿Qué te parece a las 13? Luego me escapo a comer contigo.
  • ¡Hecho! Nos vemos luego pues.
  • Te apunto, hasta luego!

En pocos minutos Layre había pasado de estar prácticamente dormida a estar frenética. La energía de su nuevo plan le hizo convertirse en una exhalación que se devoró el desayuno, se duchó y limpio media casa en cuestión de horas. A las 11 ya salía de casa para hacer recados. Como siempre, su moño la acompañaba bailando de lado a lado.

Segundo café. Librería. Parada técnica para comprar un presente de inauguración. 12:20, surtido de pasteles entre las manos y ya en camino a su cita.

Al llegar no le costó distinguir a Amaya despidiendo a una clienta. Nada más verla, Amaya sacudió los brazos ilusionada.

  • Leyre! que tal?!
  • ¡Muy bien! nerviosa por ver cómo habéis dejado esto

Amaya la acompañó dentro y le hizo el tour por el pequeño salón.

  • ¡Está genial! ¡Sois unos artistas!
  • Muchas gracias, la verdad es que estoy encantada con el resultado. ¡Ala! Pasteles, ¡qué detalle!

Esgrimiendo cada una un pastel de chocolate se hizo un momento de silencio. Al poco Amaya se quedó mirando a Leyre algo encogida

  • La he liado un poco tía. Te he dado la cita y me acabo de acordar de que justo había quedado con un proveedor..
  • ¡No pasa nada! Otro día será. Al menos he visto el local ¿Comer luego puedes?
  • Por la cita no te preocupes. Le he dicho a Ion que se pase antes para atenderte, es simplemente que yo me tendré que ir en breve.
  • Ah… bueno..vale
  • Mientras llega voy a lavarte el pelo y me cuentas qué tal tu semana

Leyre se dejó llevar hasta el sillón y en cuestión de segundos estaba parloteando como un lorito sobre cada pequeño detalle de su semana. Amaya reía y masajeaba su cabeza creando una fiesta de espuma.

En el zénit de la relajación Leyre cerró los ojos y se quedó callada por primera vez desde que se había sentado. Ya inmersa en el quinto cielo, con el sonido del agua cayendo por sus costados, escuchó la campanilla de la puerta.

  • Hola Ion! ¿Qué tal? Oye, te dejo aquí a Leyre y me voy pitando, que con la cháchara voy super tarde
  • Sin problema
  • Leyre cielo, me voy corriendo nos vemos luego para comer! Ion, trátala bien

Leyre no se acabo de enterar de la transacción, en su mente la campanilla seguía rebotando y mezclándose con el sonido de las burbujas explotando dentro de sus oídos.

De nuevo notó el masaje en sus sienes.

  • mmmm… que gusto hija

Al abrir los ojos vió la cara invertida de Ion sonriendo

  • Hola. Veo que te tenían hipnotizada

Leyre se sonrojó inmediatamente

  • Hola… perdona, ni me he enterado ¿Amaya ya se ha ido?
  • Aha.. ¿Luego os véis para comer, no?
  • Si..

Ion empezó a aclarar el pelo mientras lo peinaba con los dedos

  • Menudo pelazo tienes
  • Gracias….

Después de varias pasadas, pasó a la toalla.

  • ¡Lista! Vamos para la silla

Leyre se levantó y siguió a Ion hasta la preciosa butaca de cuero marrón. Él se puso detrás y le miró a través del espejo.

  • Para empezar, ¡encantado! Amaya me ha hablado mucho de tí. Siempre que vuelve de estar contigo trae alguna historia. Y gracias por ayudar con la pintura!
  • Igualmente, y de nada, un placer ayudar

Leyre se notaba más cohibida que en toda su vida, no era ella misma. Por un lado, la aparición tan espontánea, strike uno, por otro el pequeño ridículo, strike dos, y tercero pero mucho más importante, los ojos de Ion le habían dejado fuera de juego… strike tres, eliminada.

Ion era un chico bastante alto, tirando a delgado, de rasgos muy marcados. Un septum que no dejaba indiferente y el poco pelo que le había dejado en pie la maquinilla lo llevaba teñido de rubio platino.

  • Amaya no me ha dicho que te querías hacer. ¿Me cuentas un poco qué idea llevas?
  • Ha sido todo bastante improvisado, no tengo nada en mente la verdad
  • Un mundo de posibilidades entonces.. con un pelo tan bueno como el tuyo se puede hacer de todo
  • ¿Si?
  • Si, ahora andamos buscando modelos de pelo y tu serías el prototipo de pelo ideal
  • ¿Buscáis modelos? (Leyre tratando de alargar la conversación para pensar en qué decir)
  • ¡Claro! Ahora que estamos empezando ayuda mucho tener contenido para las redes con estilos llamativos. Incluso  para decorar un poco el local con trabajos nuestros. (De pronto la mirada de Ion se torna en pícara) ¿Te interesaría? Seguro que a Amaya le hace mucha ilusión

La empresa Nervios de Leyre SL acababa de subir 5 puntos en Wall Street. Notaba sus pies en la cresta del precipicio.No sabía como había llegado a estar ahí sentada, en manos de Ion y sin su amiga.

De alguna forma las palabras encontraron el camino hasta el final de su laringe y salieron sin permiso

  • Claro.. porque no…
  • ¡¿En serio?!¡Genial, nuestro primer modelaje!

Aún sin terminar la frase Ion se convirtió en un rayo que cruzaba la habitación de un lado a otro. En pocos minutos puso varias luces enfocando hacia Leyre y dos pequeñas cámaras en diferentes ángulos. Mientras, Leyre se hacía cada vez más pequeña intentado saber como salir de aquella encerrona autoimpuesta.

  • No te preocupes que todo esto es más a modo de ensayo. Es la primera vez y quiero ver como funciona todo el set que hemos comprado.
  • Leyre asintió con una sonrisa a medias.
  • Vale, te cuento. Tengo una lista de cortes pensados para modelaje, pero en este caso creo que tengo claro cual hacer. ¿Quieres verlos o te fías de mí?

De nuevo un grupo de palabras atrevidas y sin documentación se abrieron paso hasta la boca de Leyre

  • Me fío..
  • ¡Así da gusto!

Ion empezó a peinar la melena y hacer secciones para separarla. En unos pocos movimientos transformó gran parte de la cascada de pelo húmedo en cuatro perfectos conguitos que hacían la vez de cuernos en la cabeza de Leyre.

Verle trabajar resultaba hipnótico, un halo de concentración y perfección le rodeaba mientras el peine se deslizaba por el pelo restante compartimentado y organizando lo que había quedado suelto.

Una vez todo parecía estar a su gusto, se colocó justo detrás de Leyre apoyando las manos en sus hombros.

  • Estoy listo para empezar ¿Preparada?

Esta vez ni la más intrépida de las palabras encontró el valor para hacer acto de presencia. Tras un corto silencio, Leyre simplemente asintió.

Sin esperar más respuesta que ese sensible movimiento, Ion volvió a la acción. Con ágiles movimientos reunió todo el pelo que había quedado suelto  entre sus dedos y zas.. 30 cm de pelo se desprendieron del montón

Leyre sintió un escalofrío por toda su espina dorsal hasta llegar a su nuca. Era una de las sensaciones más fuertes que había experimentado en su vida.

Mientras, Ion estaba concentrado en obtener una línea perfectamente recta. Peinaba, sujetaba con sus dedos y cortaba apoyando la tijera sobre el cuello. Ese contacto metálico, junto con el sonido muy cercano de la tijera segando su cabello provocaba pequeñas repeticiones de la sensación inicial, manteniendo el cuerpo de Leyre tenso.

Una vez esa fracción le pareció terminada, soltó dos de los recogidos para continuar igualando. De nuevo unos largos mechones se separaron de sus dedos. Leyre empezaba a relajarse, aún con esa sensación creciente cada vez que oía un tijeretazo, ver trabajar a Ion le daba confianza.

Él estaba completamente en su mundo, solo veía líneas y mechones ajustándose a ellas según su voluntad. De nuevo soltando mechones del recogido superior, esta vez ya girando para encontrarse con el mentón de leyre.

Justo al llegar, una mirada al espejo, buscando los ojos de su modelo. Leyre se quedó mirándole intentando parecer relajada. Al mismo tiempo veía como el mechón recién  cortado reposaba sobre el lateral de su cara. Empezaba a intuir el corte, y a ser consciente de que el tiempo de los moños había terminado.

Ión pasó de nuevo a modo zen, sus movimientos cada vez eran más rápidos y definidos. Soltar una parte, peinar, cortar. Repetir. En pocos minutos más, ya no quedaba ningún pelo en la cabeza de Leyre que superará los 30 cm.

Ya no quedaba nada recogido, todo el pelo caía hasta llegar a una perfecta línea que rodeaba la cabeza.

Leyre estaba en un limbo emocional, la mezcla de sensaciones era adictiva. Mientras ella asumía su nueva imagen, Ion empezó a secar y alisar el pelo con ayuda de un cepillo.

Ya parecía terminado, seco y peinado. Ion había transformado su alocada melena en una perfecta cascada de brillante pelo castaño. El cambio era tremendo. No se reconocía en el espejo.

Entre las divagaciones Leyre perdió de vista a Ion un momento, hasta oír un ‘click’ seguido de un ‘fnnnnn’ continuado.

Armado con una maquinilla y un pulso envidiable, empezó a rematar el corte haciendo una pequeña curvatura a la caída del cabello.

Cuando ya había recorrido todo el perímetro, se colocó detrás de Leyre. Desajusto la capa que cubría los hombros de Leyre y la dejó holgada para tener acceso a todo su cuello.

Apoyó su mano cuidadosamente en la cabeza y la inclinó unos grados.

Leyre siguió todo el proceso asombrada. Al percibir la máquina vibrando en su cuello, el escalofrío recorrió de nuevo su cuerpo. Ahora no le quedaba ninguna duda, estaba excitada. De una forma totalmente nueva para ella, esa situación la tenía contra las cuerdas. Apretó sus muslos y cerró los ojos mientras Ion daba otras dos pasadas para limpiar de pequeños pelitos su cuello.

  • Lista!

Las palabras de Ion la despertaron. Mientras le quitaba la capa, ella intentaba espabilarse y salir del trance

  • Estoy impaciente. ¿Qué te parece? no has dicho palabra en 40 minutos
  • Perdona… la verdad es que me he quedado empanada viéndote trabajar.

Leyre se levantó como si de un resorte se tratase. Delante del espejo, empezó a intentar reconocerse.

  • ¡Me encanta! Para nada esperaba este cambio, y creo que me va perfecto.
  • ufff… que descanso. Por un momento he temido por mi vida.
  • ¡Para nada! He hecho genial en fiarme de ti.
  • ¿Te puedo hacer un par de fotos?
  • ¡Claro! Esa era la idea

El Ion confiado y concentrado que Leyre había visto hasta el momento se tornó en algo nervioso. Con la cámara en mano le pidió un par de poses y sacó algunas fotos.

  • Listo, con esto tengo de sobra. Antes de subir nada a las redes te avisaremos, por eso no te preocupes.
  • Perfecto, de todas formas por mi no hay problema. Oups! ¡Menuda hora! Me voy volando, seguro que Amaya me está esperando. ¿Qué te debo?
  • ¡Nada! Solo faltaría, encima que te prestas a modelar.
  • Genial, entonces me ha salido genial la jugada. Encantada de conocerte Ion. ¡Nos vemos!

Mientras lo decía, Leyre se encaminaba a recoger sus cosas y a la puerta

  • Igualmente..encantado..

Leyre empezó a andar a buen ritmo hacia el restaurante mientras le daba una y mil vueltas a lo que había pasado ahí dentro. LLevó su mano hacia su perfecta melenita y jugó con ella mientras sonreía.

CONTINUARÁ……

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Author: mdj

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