Pesadilla o realidad 1ª parte (Maca)

– Shhh… no grites nadie puede escuchar tus gritos.
– ¡Que es lo que quieres!
– Tranquila, dentro de poco conocerás mis intenciones.
– ¿Intenciones? ¿Qué intenciones?
Con su dedo índice, recorrió los labios de Erika, de su bolsillo saco un pañuelo negro, con el cual vendo sus ojos, Erika trato de revolverse, pero al estar adelantado, saco unas esposas, otro pañuelo, tras taparla la boca, inutilizar sus brazos, la levanto de la silla, tras varios minutos caminando, la monto en la parte trasera de una furgoneta, tras 2 horas de viaje, este quito las esposas y quito el pañuelo de su boca, no sin antes, dejarla amarrada a la silla, al menos los pies
– Está bien preciosa, ya puedes quitarte tus cosas.
– ¡Donde estas! ¿Qué haces que no vienes aquí?
– Tranquila preciosa, todo a su tiempo, ahora tienes que quitarte tus cosas, no querrás perderte las vistas.
– ¿Dónde estamos? ¿Qué pretendes hacer?
– Hey…tranquila, no grites, no quieras estropear tu preciosa y dulce voz.
Cuando Erika se quito el pañuelo, seguía sin ver nada, pues aquel lugar estaba a oscuras, segundos después, una tenue luz, ilumino una puerta la cual se abrió, el sonido de los pasos se hacía cada vez más intenso, Erika no dejaba de mirar a todos los lados, tras unos minutos, estos se detuvieron, Erika miro hacia atrás, pero seguía sin ver nada, de pronto, una mano se poso sobre su hombro, quiso gritar, pero su boca fue tapada.
– No grites, nadie puede escucharte, nadie sabe donde estas, solo estamos tu y yo.
– ¡Vale ya! Dime de una vez que quieres.
– Tu tranquila, no quiero hacerte daño, solo quiero jugar contigo.
– ¿Jugar conmigo? ¿Qué…?
– ¿No sabes decir otra cosa?
– ¿Qué quieres que te diga?
– No quiero que digas nada, simplemente quiero jugar contigo.
Erika no entendía nada, estaba sentada en un sillón de peluquería, atada por sus pies, apenas podía ver nada, del lugar donde estaba, pero minutos después, dos focos se encendieron, dejaron al descubierto, un espejo, utensilios de peluquería y una nave completamente desierta, sin ventanas, solo una chimenea, la cual dejaba entrar algo de aire, pero imposible ver algo de luz, Erika se quedo paralizada, no entendía nada de lo que estaba pasando.

– ¿Sabes qué? Cuando te vi esta mañana, me dije que tenias que ser para mi…Esa falda negra, me encanta, el sujetador rosa, tu camisa rosa..son una delicia para mis sentidos…
– ¡Qué te pasa! ¿Acaso estas obsesionado conmigo?
– Déjame terminar…Lo que más me gusta de ti, es tu larga melena negra ¿No crees que es demasiado larga? ¿por dónde te llega?
– ¡Pero qué te pasa…!
– Solo quiero que respondas a mi pregunta.
– Rodillas.
– ¿Rodillas? Eso es muy largo, tendré que cortar un poco.
– ¡Como que cortar…!
– Está bien, me has pillado, no quiero cortar tu preciosa melena…
– ¿Entonces qué…?
– Ves esto, es una máquina para rapar el pelo.
– ¡Pero qué te pasa!
Ato sus manos a los brazos de la silla, ajusto las correas de sus pies, desabrocho su camisa, dejando ver sus pechos, Erika trataba de escapar, pero estaba atada de pies y manos, dejo la maquina en sus piernas, Erika la toco, pudo sentir el frio metal, el cual en pocos minutos recorrería toda su cabeza.
La encendió y sin decir nada, desde la rente hacia atrás, una pasada larga, aquella melena empezaba a caer, segunda pasada, el pelo comenzaba a caer en cascada, tercera pasada y su cabeza comenzaba a verse sin pelo, cuarta, quinta pasada, apago la maquina, soltó el brazo derecho de Erika.
– Pórtate bien, ahora te vasa tocar tu cabeza, acariciar por última vez tu pelo, ya verás cómo te gusta.
– ¡Estás loco! ¿Qué estás haciendo?
– Jugar contigo.
– ¿Jugar conmigo?
– Claro que si, preciosa…Ahora dime ¿Te gusta?
– ¿Tú qué crees?
De nuevo agarro la maquina, continuo rapando al cero su larga melena, mientras Erika se miraba en el espejo sin decir nada, con la mirada clavada, el sonido de la maquina era lo único que se escuchaba en aquella nave, mientras su melena seguía cayendo en cascada, su cabeza se veía cada vez mas blanca, sin un solo pelo, Erika seguía atónita, no era capaz de reaccionar, cada vez quedaba menos pelo, pero aun así, seguía apurando cada esquina, cualquier zona más negra, el frio metal dejo paso al calor de la maquina sobre su cabeza, apenas quedaban un par de mechones sueltos, los cuales fueron pasto de la maquina en cuestión de segundos.

– Ya hemos terminado la primera parte pero ahora queda lo mejor, pero quiero que participes tú.
– ¿Y si no quiero?
– Pasaras aquí la noche, desnuda, calva, sin nada para taparte, por la mañana la policía vendrá a buscarte, pero no recordaras nada.
– ¿Qué pretendes?
– Nada, solo terminar mi trabajo, si dejas que te deje bien afeitada, empezando por abajo, acabando por arriba, te dejara volver a casa con una condición.
– ¿Terminar mi trabajo? ¿Qué condición? ¿De abajo a arriba?
– Tranquila, vamos por partes, primero te afeitare entera, dejando tus partes sin un solo pelo, subiendo por todo el cuerpo, para dejar tu cabeza bien calva, sin un solo pelo, para ello tendrás que quedarte desnuda…
– ¿Qué dices? ¡Estás loco!
– No estoy loco…
– Entonces…
– Tranquila, ahora voy a soltarte, quiero que vengas conmigo, pero me vas a prometer que no te vas a escapar.
Soltó a Erika, la cual miro de un lado a otro, pero veía difícil escapar, hizo que la siguiera, para llegar a una pequeña habitación, encendió la luz, una camilla, una mesa con navajas, tijeras, maquinillas, espuma de afeitar y una bata de color negro, cerró la puerta y pidió que se desnudara, se tumbara boca arriba en la camilla, sin coger ni tocar nada.
De nuevo entro en la habitación, ato sus brazos y la ato a la camilla, desplazo un foco hacia su sexo, agarro una navaja, comenzó a afeitar su sexo, con mucha suavidad, Erika comenzó a respirar cada vez más fuerte, pero aquello no parecía importarle, pues continuaba con su trabajo, cuando termino, unto un poco de espuma, tras una segunda pasada, su sexo estaba desnudo, sin pelo, un poco de crema hidratante y un suave masaje, para subir por todo su cuerpo, brazos, cara, todo el pelo que pudiera tener desapareció en cuestión de minutos.
Erika seguía tumbada, cuando enjabono su cabeza, con la navaja comenzó el proceso de afeitado, termino la primera pasada, un suave masaje y segunda vuelta, su cabeza se quedo completamente calva, sin ningún pelo, para hacer más larga su calvicie aplico un retardante, tras una hora larga Erika por fin se levanto de la camilla.

– Si has terminado, devuélveme mis cosas.
– Tranquila, tienes tu bata preparada.
– ¿No querrás?
Seguía encerrada en la habitación, desnuda, solo con aquella bata, no tuvo más remedio que ponérsela, para poder salir de allí, cuando salió de la habitación, una serie de luces, indicaban un camino, el cual la llevo al punto de partida, salvo que esta vez, había una botella de agua, quizá fuera el cansancio, el miedo, que sin pensarlo la agarro y poco a poco se la fue bebiendo, aprovecho también para sentarse y mirarse en el espejo……
CONTINUARA

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Author: mdj

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