Tarde de Verano (Maca)

Aquella tarde de verano, no podía ser más extraña, aburrida posible, si ya las vacaciones y el calor hacen que la clientela baje, si sumamos un importante partido de futbol y la amenaza de lluvia, tenemos una tarde de lo más aburrida posible.
La cosa cambio a falta de 45 minutos para cerrar, con la amenaza de lluvia cada vez más presente, el partido empezado, no esperaba que nadie entrara, pero así fue, al principio pensé que sería alguien buscando cambio, puesto que la estación de metro, estaba a 25 metros..
– Buenas tardes.
– Buenas tardes ¿Puedo ayudarte?
– Si…
– Dime que necesitas.
– Quería cortarme el pelo, pero no se…
– ¿Si puedo hacerlo? Puedes pedir lo que quieras.
– Querría un cambio radical.
– ¿Habías pensado en algo?
– Tengo una idea en mente, pero nadie se atreve, me dicen que no.
– Si es algo muy radical o complicado…
– No, solo quiero raparme el pelo.
– Si estás segura, no pasa nada, si tienes dudas lo mejor será que te lo pienses…
– Segura estoy, pero después de tantas veces que dicen que no, me hacen dudar.
– Te propongo una cosa, quedan 10 minutos para que termine la primera parte, piénsatelo, si accedes, no te cobro nada, pero piénsalo de verdad.
– Está bien.
Pensé que había metido la pata, pero por otro lado, tampoco quería tener problemas, ya que hace unos meses, unos compañeros tuvieron problemas por culpa de una persona, pero eso mejor cubrirse un poco, mientras contaba el tiempo, empecé a recoger un poco todo el local, limpiar los utensilios, sillones, sin mirar el reloj, tan solo con el partido de fondo, aunque tengo que admitir, que no termine la primera parte, ya que puse algo de música, creo que no habían pasado los 10 minutos, cuando empezó a llover, fue entonces, cuando entro de nuevo la chica.
– Buenas y lluviosas tardes.
– ¿Te ha pillado cerca?
– Estaba en el parque.
– Entonces poco te has mojado.
– Mientras que puedas cobijarte, mejor.
– También, en esta acera hay muchos balcones.
– Bueno, pues lo he pensado, aunque tengo que admitir que antes entre en otra peluquería y me dijeron que no.
– Si esta preparada, puedes tomar asiento, si tienes el pelo bien.
– Un poco mojado de estas 4 gotas.
– No te preocupes.
La chica se acomodo en el sillón, prepare un cepillo y el secador, para secar y acomodar un poco su larga melena negra, larga, por la cintura además tenía mucha cantidad, es de esas melenas que nunca te cansas de cepillar, una vez el pelo preparado, prepare la capa, maquina, tijeras, peine…
– Solo quiero maquina, si se puede.
– ¿No quieres nada de recuerdo?
– No, no quiero nada.
– Está bien, solo maquina…
– ¿Puedes empezar por el flequillo?
– Perfecto.
Cambie de máquina, deje el resto de herramientas, coloque la capa, acomode un poco más el pelo, pero faltaba algo, algo que estaba evitando preguntar.
– Bueno como lo dejamos.
– ¿Al cero te parece bien?
– ¿seguro?
– Si, completamente segura.
Encendí la maquina, me acomode detrás de ella y sin mediar palabra…Primera pasada, los primeros pelos de su flequillo comenzaron a caer en cascada posándose sobre la capa, la cual poco a poco, perdía el color azul, pasando a ser negra de los mechones que caían sobre ella.
Segunda, tercera, limpiar un poco la cabeza, mientras ella no podía disimular que estaba disfrutando de aquel momento, aquella franja calva, contrastaba de forma radical con aquella melena, la cual estaba llegando a su fin.
– ¿Quieres probar tú?
– ¿Probar yo?
– Si, te estoy viendo y no puedes disimular, además es muy fácil.
– Vale.
Cuando se levanto del sillón, todos los mechones cayeron en cascada al suelo, la di la maquina y sin decir nada y con toda seguridad, comenzó a raparse notaba como cambia su cara en cada pasada, estaba disfrutado del momento, cuando paro, tenía toda la parte de arriba al cero, se toco un poco y empezó a repasar toda la zona, cuando termino, apago la maquina, la dejo sobre el mueble busco su mochila, saco su teléfono móvil, tras hacerse un par de fotos, volvió a sentarse.
– ¡Menuda sensación! Y pensar que me decían que no, en todos los sitios.
– Me alegro que te guste la experiencia, no todas las chicas se atreven.
– Pues, no saben lo que pierden.
– ¿Continuamos?
– Vale, pero quítame la capa.
Se la quite, coloque el pelo sobre sus hombros, y de nuevo con la maquina, comencé a rapar con mucha delicadeza, sin dejarme ningún mechón suelto, aquella cascada de pelos, descansaba sobre aquel vestido de tirantes, de color rosa metalizado, algunos caían sobre el escote, donde se adivina un bikini también de color rosa, poco a poco seguía rapando su cabeza, viendo su pelo caer como una cascada.
Cuando termine, limpie un poco los pelos que quedaban en su vestido, ella se levanto, agarro el móvil, tras hacerse unas cuantas fotos, se volvió a sentar, fue entonces cuando la enseñe una navaja y espuma de afeitar.
– Esto te va gustar mas, ya lo veras.
– Me gusta esta sensación y te aseguro que pienso repetir.
– Bueno… Pero antes te puedo dejar bien afeitada, ya verás que bien te queda.
– ¿Afeitada? ¿Pero total?
– Claro, te puedo hacer una afeitada militar.
– ¿Puedes empezar ya?
Tras enjabonar su cabeza, comencé con la navaja, a cada pasada, el tono gris que deja el pelo rapado al cero iba desapareciendo, dejando el color de su piel al descubierto, al igual que cuando estaba rapando, la costaba disimular, pero esta vez, estaba excitada, sus pezones estaban erectos, creo que se dio cuenta, no estoy seguro, puesto que trato de disimular un poco, pero no deje de hacer mi trabajo, continuaba pasada tras pasa, dejando su cabeza completamente calva.
Termine la primera pasada, limpie un poco los restos, prepare de nuevo la piel para la segunda parte, también cambie de navaja, para esta ocasión utilice una de las mejores navajas que tengo, tan exclusiva, que solo la utilizo en ocasiones especiales, tanto se nota, que ella, se percato del cambio, puesto que el sonido no es el mismo, ya que se desliza muy suave, apurando cualquier milésima de pelo que pudiera quedar, esta vez tanto ella como yo, estábamos disfrutando a partes iguales, puesto que de nuevo sus pezones estaba erectos, incluso más que antes, llegaban a marcarse sobre el vestido, más que la otra vez.

Termine la segunda pasada, la acomode para lavar su cabeza y terminar el trabajo, esta vez, con un suave masaje con agua caliente y mi navaja, remataba cualquier zona donde quedara un mínimo pelo, poco a poco, conseguí hacer que se relajara, fueron unos minutos muy dulces para ella, además la música parecía que quería acompañar en ese instante.
Una vez termine mi trabajo, me quiso pagar, pero la recordé la conversación anterior, aun así insistió, pero con una condición… la próxima vez sería algo más interesante, seria en la final de aquel campeonato, menos gente, mejor ambiente….

mdj
Author: mdj

Deja una respuesta

Leave the field below empty!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.