Deporte de riesgo (Sebastian)

Como ya os comente en el foro, estaba pensando en compartir con vosotros mi primer corte de pelo….así que aquí lo tenéis, es una historia real, bueno, menos alguna licencia para haceros la mas atractiva. Lo cierto es que la vida te reserva sorpresas, que de vez en cuando son buenas.

Desde muy pequeño tuve la suerte de pasar mucho tiempo en el campo, habiendo nacido hijo único mis padres no creían muy acertado que me criara sin compañía de mi edad, yo de por si tengo un carácter ciertamente reservado, así que me apuntaron en un grupo scout, prácticamente se habían legalizado el año anterior, así que hablamos de hace bastante tiempo. Pase de repente a tener 69 “hermanos” y de mi cuarto de juegos al bosque….realmente la vida en mi grupo scout fue mi mejor escuela…..andando el tiempo se empezaron a poner de moda los campamentos de verano y no era fácil encontrar monitores con experiencia, así que lo que empezó como hobbie se convirtió en una fuente de ingresos para poder pagar mis caprichos y no tener que pedir dinero en casa.

La historia que os interesa ocurrió durante un macro campamento en el que teníamos 400 acampados. Podéis creerme que un campamento de estas dimensiones es una autentica pesadilla. Ante la dificultad de encontrar monitores con destreza en técnicas de escalada, orientación y todo lo que puede ser atractivo para un crío que pasa 15 días en el campo, el Jefe del campamento me contrato como “especialista”, lo que significaba que no tenia niños a mi cargo, pero tenia que organizar las actividades para los 400 contando tan solo con dos ayudantes….en la practica nos poníamos a trabajar a las 8:00 y terminábamos alguna noche a las 2:00

Las actividades de aire libre no eran las únicas que tenían su especialista, Fernando era el especialista en animacion, canciones, teatro, chistes…..realmente Fernando era un payaso las 24 horas, así que nunca dejaba de trabajar.

Evidentemente no os costara averiguar quien era el monitor mas popular del campamento y cual el mas desconocido, ¡ que se le va a hacer ¡

En un campamento tan grande siempre existe la posibilidad de tener problemas….y al final los tuvimos, pasada la primera semana detectamos varios casos de piojos en una tienda de niñas de 12 años……no quedo mas remedio que llevar a las niñas al pueblo donde el barbero tuvo la ocasión de darle cierta alegría a las tijeras. Al verlas bajar del coche a la vuelta de la peluquería, pese que este campamento podía ser “especial”, sobre todo para un fetichista como yo. De lo que estaba seguro es de no iba a ser yo quien disfrutara de la ocasión.

Aunque la situación parecía controlada, había cierto nerviosismo especialmente entre las monitoras, tres de ellas eran amigas y venían de la escuela de aire libre de Valencia, estaban en practicas, una rubia y las otras dos morenas, tres hermosas melenas sin duda alguna, aunque la de Marta era la que mas me gustaba, larga hasta el culo, morena y ondulada, una melena entera, sin capas ni nada, sin permanentes ni tintes, una autentica joya.

Las tres aprovecharon una visita al pueblo para comprar champú insecticida para piojos, el presupuesto del campamento no daba para tratar 450 cabezas así que no convenía que las acampadas mayores vieran un trato especial, por esta razón y por el tiempo que llevaba lavar semejantes melenas, las valencianas realizaban esta tarea al final del día, eso solía ser pasadas las 12 de la noche. Fernando se las arreglo para ser el “peluquero de las estrellas”, que si su madre era esteticista, que si esto, que si lo otro, el caso es que todas las noches se iba a los servicios con las valencianas y lavaba una o dos cabezas….evidentemente a mi nadie me invito, así que me contentaba con verlas volver con el pelo mojado, suelto sobre la espalda…..desde luego empecé a pensar que yo debía de haber hecho algo malo en otra vida para recibir semejante castigo.

Al décimo día nos fuimos de marcha con todos los acampados, fuimos a una zona donde el rió se encajonaba en un cañón profundo y estrecho con fuente y merendero. Al jefe se le ocurrió que podíamos montar un descenso en rappel para los acampados….¡.para los 400!, se me avecinaba un día negro, así que cogi a mis ayudantes, les hice que cargaran las cosas en el coche de apoyo y que se preparasen.

No nos llevo mucho tiempo llegar al sitio. Inmediatamente localice un sitio perfecto, 20 metros de descenso casi vertical con un acceso fácil. Monte las cuerdas y me quede arriba, mis ayudantes fueron abajo. Yo colocaba el arnés y el descensor a los niños y mis ayudantes, uno quitaba el arnés y el descensor cuando el niño estaba abajo y el otro quedaba de seguridad, el sistema que usábamos era sencillo, pero efectivo, con un tiron de la cuerda desde abajo, se podía frenar al niño en caso de que se escurriera, e incluso bajarlo si el no lo conseguía.

El día fue caluroso y largo, cuando llego el ultimo grupo de niños me pareció increíble, Marta y Fernando los acompañaban. Al terminar con el ultimo niño, Fernando me pidió que les dejara probar, yo no tuve inconveniente en que bajaran una vez, pero Fernando tenia en mente otra cosa, querían bajar un par de veces por que era muy divertido y Marta no lo había hecho nunca…..yo pensé que por fin Fernando se había decidido por tirarle los tejos a Marta. antes de que yo pudiera decir nada, Fernando me propuso que mis ayudantes y yo nos fuéramos con los niños y el se comprometía a desmontar todo y llevarlo hasta el coche de apoyo. mis ayudantes y yo estábamos muertos de sed así que accedí, baje por la cuerda, me desenganche y lleve a los niños de vuelta al campamento…..

Después de beber hasta saciarme, me dio por ir a comprobar como le iba a Fernando, así que volví por el cauce del rió hasta el sitio de descenso. Lo primero que vi fue a Fernando con un tremendo ataque de risa, tirado en el suelo…..¿quien estaba asegurando a Marta?¿de que se ríe?, mire hacia arriba y me fije en Marta, que había conseguido bajar 5 metros hasta que un grueso mechón de pelo de su larga melena se engancho en el descensor, Marta no podía liberarse y se iba escurriendo poco a poco, encogiéndose según el mechón se metía mas y mas, lenta pero inexorablemente en el descensor. Si no se hacia algo y rápido, el descensor acabaría por arrancar el mechón entero, con piel y todo, por que era bastante grueso. Con Fernando no se podía contar, estaba en medio de un ataque de risa y no era capaz de incorporarse, a decir verdad, yo no le veía la gracia a la situación. Le grite a Marta que se sujetase que iba a ayudarla. Cogi una cuerda extra que siempre llevábamos por si acaso, me puse un arnés y cogi un descensor, una cinta y unos mosquetones. Comence a correr todo lo que pude para subir hasta donde iniciábamos el descenso. Cuando llegue, monte otro descenso en un árbol próximo y comencé a bajar. No fue fácil llegar junto a Marta, pero por fin lo conseguí, me asegure para poder soltar las manos y contemple la situación. Marta tenia calambres en una pierna y a duras penas conseguía aguantarse, 20 cm. del mechón se habían metido ya en el descensor.

Le dije a Marta que no me quedaba mas remedio que cortar el mechón, ella ya no tenia fuerzas para decir nada asi que no discutio, saque mi navaja y corte el mechón lo mas pegado al descensor que pude. Cuando termine Marta se pudo incorporar y buscar una posición mas cómoda, en el descensor quedo una buena cantidad de su pelo.

Como Marta estaba agotada por el esfuerzo, decidí bajar yo primero y descenderla a ella desde abajo. Cuando por fin toco el suelo soltó un suspiro de alivio. Mientras yo le quitaba el arnés, el payaso de Fernando, todavía con lagrimas en los ojos por la risa, se acerco y le comento lo monisima que estaba con el nuevo corte de pelo. Marta no aguanto mas, cerro el puño y le dio un puñetazo tan tremendo que dejo a Fernando tumbado en el suelo, acto seguido y sin decir palabra, se fue.

Como ningún acampado estuvo presente y el único daño había sido “estético” el Jefe del campamento no quiso saber nada, ni del pelo de Marta ni del ojo morado de Fernando, quien oficialmente había tropezado.

Esa noche yo estaba preparándome una taza de café con coñac cuando las tres valencianas pasaron camino de los servicios. Fernando ni siquiera las miro, no fuera a ser que le cayera otro puñetazo. Marta me miro y me invito a seguirlas, yo accedí encantado.

-¡ sabes lavar cabezas!

– no, no lo he hecho nunca

– Pues hoy vas a aprender

Dicho esto Marta se coloco una toalla alrededor de su cuello y saco la melena para que quedara por encima, me entrego un tazón metálico, un cubo con agua y un bote de champú. Siguiendo sus instrucciones, moje el pelo con abundante agua, añadí champú y realice un primer masaje.

– ¡ mas fuerte, que no me rompo!

Aumente la potencia de mi masaje hasta que este fue de la satisfacción de Marta, aclare su melena y volví a enjabonar, después vino el suavizante, desenredar su esplendido pelo y dar el aclarado final. Yo no daba credito a mi suerte,la sensacion de sentir esa melena suave entre mis dedos era muy excitante.

Marta seco su cabellera con la toalla, yo estaba bastante excitado con la situación, empecé a pensar que al final deberia estarle agradecido al payaso de Fernando por el incidente.

Cuando yo creí que todo había acabado, ella saco unas tijeras de oficina y un par de pinzas de peluquería y me las entrego volviendo a colocarse la toalla sobre los hombros

-¿para que es esto?, pregunte y asombrado.

– para que va a ser, tonto, para que termines lo que empezaste esta tarde.

Yo no creía lo que me estaba pasando, así que con todo el cariño del que fui capaz, separe las capas superiores del pelo, las sujete con las pinzas y comencé a cortar, poco a poco fui bajando capas y cortando hasta que termine. Marta se miro en el espejo, se quito la toalla, agito su cabeza, me miro, se abrazo a mi cuello y dándome un beso en la boca me dijo:

-¡ te lo has ganado!, eres genial y si no fuera por que tengo novio y le quiero, hoy habrías ganado muchísimo mas que esto.

Por un momento volví a pensar que la vida es injusta……os aseguro que no es nada agradable una ducha fría a las tres de la mañana. al menos seguí siendo el lava cabezas de Marta hasta que termino el campamento.

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Author: mdj

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