-Buenos dÃas, niñas…Sentaos.
En el aula entró la madre superiora y dos de sus secretarias. Llevaban algunos utensilios en la mano. La profesora se retiró silenciosamente y la madre superiora se subió al centro de la tarima.
-Hoy voy daros un ejemplo. De obediencia. De castigo. De dignidad…Una compañera vuestra se merece la lección que estamos a punto de ofrecerle…
Las secretarias habÃan dispuesto en la tarima un taburete, una mesa y varios espejos.
-Creo que todavÃa no sabéis donde estáis, pero hoy lo averiguareis…Una compañera vuestra ha acumulado en lo que va de curso, 5 faltas graves…Cada falta ha tenido su castigo correspondiente, pero por lo visto no han surtido efecto, pues esta mañana se ha producido la 6ª…Asà que hemos deliberado para encontrar la clave y la solución definitiva para esta alumna…Y la vais a ver todas…-Dijo su nombre…-Acércate.-Ella lo hizo desafiante.-Siéntate en la silla. A partir de ahora no quiero escuchar en la sala nada más que mi respiración, entendido? Quiero que estéis todas muy atentas, y que penséis que os puede pasar a vosotras…Empezad …
Las monjas desplegaron una sábana con la que la cubrieron por completo, y que extendieron a través del suelo que rodeaba el taburete…Colocaron espejos a su alrededor…Ella intuÃa lo que se le venÃa encima…Deshicieron cuidadosamente sus largas trenzas y separaron minuciosamente sus mechones…Al fin sacaron unas tijeras. Cada una se colocó a un lado. Y comenzaron a cortar. El primer tijeretazo coincidió con el grito común de las alumnas de la sala, hasta que la madre superiora las mandó a callar. A ese, lo siguieron muchos más. Unos, casi desde su comienzo, otros los dejaban más largos…La verdad es que la estaban dejando ridÃcula…Todo su pelo era depositado en la sábana, en el suelo, justo en frente de ella…Ella se mantenÃa erguida, seria. La madre superiora se dirigió a ella.
-Ya basta…Ahora me toca a mi. Saco del delantal lo que ella tanto se temÃa: La maquinilla. La iba a rapar. La aplicó a su frente , comenzó…Y ya no paró hasta dejarla al cero…No dejó de insistir una y otra vez, mientras le ordenaba que se fuera mirando en cada espejo….Al fin terminó…Pasándole una mano por la cabeza, dijo:
-Asà es como debe estar quien no obedece. Marcada. Humillada. Y esto no acaba aquÃ….
Y asà fue, porque a la mañana siguiente, se encontró que su mesa habÃa sido trasladada a la tarima…Es decir, que darÃa las clases en el mismo sitio en que le habÃan rapado, en alto, aislada, en frente de todas para que nadie pudiese dejar de mirarla…
Al mediodÃa, la madre superiora entro, y, sin interrumpir la clase, le afeitó con jabón y cuchilla en cinco minutos…Al dÃa siguiente, a primera hora, y sin mediar palabra, volvió a enjabonarle la cabeza, esta vez con cejas incluidas, y volvió a afeitarla…
El castigo duró todo el curso…
Yo quiero que me hagan esto a mi, siempre.