En la actualidad, soy locutora de noticias de una importante cadena de televisión, permĆtanme mantenerme en el anonimato, como el de la cadena y el horario en el que se emite, sólo dirĆ©, que llevo mĆ”s de dos aƱos en el Ā«prime timeĀ». EmpecĆ© de locutora en una radio local, pasĆ© a una televisión local, primero en la redacción y luego ya dando las noticias, fueron aƱos de aprendizaje bien aprovechados, el Ćŗnico problema que tuve fuĆ© con los peinados, ya que en aquella Ć©poca llevaba el pelo largo, muy largo y era raecia a cortĆ”rmelo.
Fiché por esta cadena de televisión y fuà corresponsal de guerra, cubrà la guerra del golfo y la guerra de Irak, como todo el mundo, supongo. A raiz de cubrir ésta última, a finales del 2003, conocà a Muriel, una reputada periodista francesa, que me contó, que conocia un jeque Ôrabe que «coleccionaba amantes famosas», bromeamos durante mucho tiempo sobre el tema, pero en el fondo me picó la curiosidad.
A mediados del 2004, cuando comencĆ© presentando las notĆcias, mi popularidad se disparó, todos empezaron a opinar sobre mi imagen, habia foros que incluso clamaban un corte radical de mi pelo y yo seguia reacia a cortĆ”rmelo, era precioso y me lo cuidaba como si fuera un hijo.
LLegaba el verano del 2005 y mis vacaciones estaban a punto de naufragar, todos mis compañeros de viaje, por una razón o otra, me iban dejando sola y me resistia a quedarme en la ciudad en pleno mes de agosto.
Era junio, una conocida revista de premsa habia montado una fiesta para celebrar su aniversario, habia de todo, periodistas, modelos, industriales, algĆŗn noble,etc, mi amiga Muriel tambiĆ©n estaba y fuĆ© ella la que me presentó a un prĆncipe de no sĆ© que emirato que tenia interĆ©s en conocerme. Era alto de tez morena, ojos claros, refinado, educado y encantador, estuve con Ć©l toda la velada, para terminar acostĆ”ndonos los dos en una preciosa suite del hotel mĆ”s lujoso de la ciudad, la experiĆ©ncia fuĆ© de lo mĆ”s enriquecedora (sexualmente hablando), me desnudó, untó mi cuerpo con aceite perfumado, me enseƱo posturas del kamasutra imposibles de realizar, (creia yo) y terminemos en el yakutzi de la suite, aquella noche fuĆ© inolvidable. Al despertarme me dijo que me llevaria a cenar a Paris con su jet y que escogiera un vestido de los del ropero para la ocasión, elegĆ uno negro largo, de tirantes, con un escote que llegaba un poco mĆ”s allĆ” del ombligo y a la vez dejaba al descubierto toda la espalda, semi transparente, que dejaba insinuar mis pezones y zapatos de tacón alto negros, me recogĆ toda la melena en una especie de moƱo alto que realzaba mi cuello y como favor personal me pidió que no llevara ropa interior, no me pude negar.
El restuarant Maxims estaba lleno, pero no tuvimos problemas para encontrar mesa, Ć©l nunca tiene este tipo de problemas. En la mesa nos sentamos juntos, uno al lado del otro, durante la cena no paró de besarme la nuca y de comentarme el cuello tan bonito que tenia y el porquĆ© de taparlo con la melena, si con un pelo corto lo podria potenciar mĆ”s, le dije que nunca habia tenido intención de cortĆ”rmelo, pero no me escuchaba, seguia besĆ”ndome la nuca, el cuello, acariciaba mi espalda, mis muslos, jugaba a excitarme y lo estaba consiguiendo, todo mi bello lo tenia erizado y estaba mojada, su mano llegó hasta la entrepierna y empezó a jugar con mi bello pĆŗbico, luego despacio puso un dedo dentro de mi vagina, luego otro y otro y me masturbó, hasta que me corrĆ, estaba sudada, agotada, mis pezones los tenia rectos, tenia ganas de gritar y no podia y Ć©l seguia besĆ”ndome, solo paró para preguntarme si me habia gustao el postre, de mi boca apenas salió un si. Ya de vuelta, en el jet me invitó a pasar el mes de agosto en su yate y recorrer el mediterrĆ”neo.
El mes de julio, tuvimos encuentros fugaces de fin de semana por la cabeza me perseguia la idea de cortarme el cabello, ya que él insistia con el cuello bonito, cuando daba las noticias provaba de llevar, una cola, una trenza, algún tipo de peinado que dejara al descubierto mi cuello y se ve que el público lo aceptaba y la gustaba.
El Ćŗltimo fin de semana de julio, Abdelmayid El Mehdi, que asĆ es como se llama, pero que los Ćntimos le conocen por Abdel, mandó la limousine para que me llevara hasta el pie de las escaleras de su jet, volamos a Palma de Mallorca donde tenia su yate, mĆ”s que un yate parecia un crucero, tenia de todo, dos piscinas, una cubierta y la otra en popa, un helipuerto,salón de baile, camarotes de lujo inmensos, con yakutzi, salón de peluqueria, un pit & putt, pista de padel, etc, nada mĆ”s embarcar, zarpamos rumbo a Mónaco. A mitad de travesia, me presentó a sus siete mujeres, su Ā«haremĀ», ellas cuidarian de mi en todo momento y me prepararian para Ć©l.
El mismo dia que llegamos a Mónaco, tres de sus mujeres me pidieron que las acompañase, llegamos a una sala de masajes donde me desnudaron y me depilaron todo el cuerpo, ya que para ellos eso era purificarlo, nos sumergimos en una bañera inmensa llena de sales de baño y mientras dos me lavaban de cintutra para arriba, la tercera se encargó de «lavarme» la vagina, no pude mÔs el orgasmo fué total.
La noche en Mónaco no hay mucho que explicar, solo que perdió unos miles de euros en el casino,zarpamos nada mÔs llegar del casino y los dias siguientes fueron una maravilla, todo lujo, cada dia me bañaban, depilaban, perfumaban mi cuerpo, me ponian bÔlsamos en el pelo y por la noche Abdel y yo gozabamos el uno del otro.
La segunda semana, todo cambió, era lunes cuando vinieron todas sus mujeres del haren, como cada dia, me desnudaron y me hicieron el masaje matutino, pero esta vez despues de depilarme, me ataron de cada mano y cada pie a unas argollas que habia en el techo y en el suelo, quedando de pie atada en el centro de la sala, una de ellas volvió a afeitarme la vagina hasta tres veces, luego, otra vino con una caja, la abrió y sacó unas bolas chinas que me fuĆ© introduciendo despacio por el coƱo, una tercera de otra caja sacó un consolador de cristal en forma de peonza y despues de introducirme el dedo por el culo y masajarame el ano, me lo introdujo, el placer era doloroso, pero valia la pena, mientras gozaba, las otras cuatro empezaron a pintarme todo el cuerpo, desde el cuello a los pies con henna, de color negro,rojo y amarillo, como si me tatuaran, terminaron entrada la tarde, una vez acabaron, me descolgaron y me dejaron en el suelo, me dolia todo el cuerpo, hasta las entraƱas, quedĆ© exausta en el centro de la sala, entró Ć©l completamente desnudo y depilado, me quitó el consolador del culo, las bolas chinas del coƱo, se sentó en el suelo, me sentó encima suyo y de una caja que tenia al lado sacó unas tijeras y un peine y empezó a cortarme el pelo, dolida como estaba no me daba cuenta de nada, hasta que comencĆ© a ver mechones de pelo en el suelo alrededor mio, mi cabello, que durante aƱos habia resistido a las crĆticas y a las modas, empezaba a cubrir el suelo, intentĆ© moverme pero el dolor de los brazos era intenso, tanto como el dolor del culo, Ć©l, seguia cortando, me dejó un flequillo muy masculino, los laterales y la nuca, los recortó hasta dejarlos a dos centĆmetros de la raiz, tengo que decir que me dejó un peinado guapĆsimo, cómodo, a lo Ā«chicoĀ», desde entonces que lo llevo igual, ya finalizado el ritual, me cogió en brazos y nos sumergimos en el yakuzi.
El resto de vacaciones no tiene mÔs história que plecer, placer y placer. Tardó casi un mes en borrarse el dibujo de henna de todo mi cuerpo, pero valió la pena la experiencia, tanto que este año, cojo las vacaciones ahora, en setiembre y me ha prometido llevarme a su emirato, quizÔs sea una pieza única en su colección, pero como periodista que soy, igual escribo un libro sobre esto.
Ah!, de vuelta a las noticias, mi nueva imagen causó sensación, fué aplaudida en todas las tertulias y foros y muchas chicas empiezan a imitarlo.