Pesadilla o realidad 2ª parte (Maca)

Seguía encerrada en la habitación, desnuda, solo con aquella bata, no tuvo más remedio que ponérsela, para poder salir de allí, cuando salió de la habitación, una serie de luces, indicaban un camino, el cual la llevo al punto de partida, salvo que esta vez, había una botella de agua, quizá fuera el cansancio, el miedo, que sin pensarlo la agarro y poco a poco se la fue bebiendo, aprovecho también para sentarse y mirarse en el espejo…
A los pocos minutos comenzó a sentirse mareada, se quedo sentada en el sillón, trababa de mirar a todos lados pero el mareo se hacía cada vez más intenso, Erika cerró los ojos.

– Si, hemos llamado nosotros, la encontramos caminado por la calle.
– ¿Notaron algo raro en ella?
– No, no estaba borracha, tampoco drogada…
– ¿Entonces? ¿Qué es lo que vieron raro?
– Una persona caminando de madrugada por la calle, solamente con este abrigo y las botas, como comprenderá no es medio normal.
– Entiendo que no llevaba nada más.
– No, solo eso, lo que ve sobre a silla, lo hemos dejado nosotros para que se pueda vestir.
– Entiendo, vamos a seguir investigando.
Erika despertó horas después en aquella habitación de hotel, varios trabajadores que estaban haciendo guardia, trataron de calmarla en aquellos primeros minutos.
– ¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando?
– Tranquila, relájate, ponte cómoda, necesitas descansar y tranquilizarte.
– Pero ¿Qué ha pasado? ¿Cómo he llegado aquí?
– Esta madrugada te recogimos, ibas caminando de forma extraña por la calle.
– No me acuerdo, solo recuerdo voces….
– Éramos nosotros, no hacías más que preguntar por tu pelo.
– Estoy completamente calva.
– Eso es lo de menos ¿Recuerdas como estabas vestida?
– ¿Cómo iba vestida? ¿Qué quieres decir?
– Solo llevabas esto puesto.
– ¿Solo esto? ¡Donde esta mi ropa!
– Te hemos dejado esto para que puedas vestirte.

Erika se ducho, tras vestirse, bajo a recepción, donde una ambulancia y dos agentes de policía estaban esperando, se quedo paralizada, pues no entendía lo que estaba pasando, poco a poco, entre todos la fueron tranquilizando, sabían que aquella situación no era normal, tras tomar declaración, pasar un par de horas en el hospital, la llevaron a casa, aquellas primeras horas, en casa, eran de lo más extrañas, pues no conseguía recordar nada de lo que había pasado.
Sofía, amiga de la infancia se ofreció a pasar todo el día con ella, nada más llegar Erika se fundió en un abrazo, después comenzó a acariciar su larga melena negra, comenzaron a charlar, Erika saco un peine y comenzó a peinar el pelo de Sofía mientras hablaban de forma amena.
– Si que te han dejado calva…
– Bueno, el pelo crece.
– Ya lo sabemos, pero se han pasado un poco, pasar de esa melena a no tener pelo.
– Pero no tengo nada…
En ese momento, Erika quito sus pantalones, se quito su bragas y dejo al descubierto su sexo sin rastro de pelo Sofía se quedo perpleja, también la enseño, brazo, piernas, cara, que viera de primera mano que en su cuerpo no había ni un solo pelo.
Mientras Erika, la cual la tenía la parte de arriba puesta, trataba de ponerse los pantalones, sonó el timbre de forma efusiva, ambas se asomaron por la ventana y tras ver que se trataba de un repartidor, Erika, lejos de terminar de vestirse, agarro su abrigo, para abrir con total normalidad, tras dejar una propina al repartidor esta subió de nuevo a la habitación, sin quitarse el abrigo, se sentó en la cama, abrió el paquete.
– ¿Qué es Erika? Te has quedado blanca.
– Es mi ropa y mi pelo.
– ¡Qué dices! Estas de broma.
– No, no estoy de broma, esto me parece muy serio, voy a llamar a la policía.
– ¡Espera! No lo abras, pero mira si hay alguna nota.
¨…Sabia que estarías en casa, por eso te mando lo que es tuyo no quiero quedarme con algo que no es mío, está limpio, puedes ver el resguardo de la tintorería, no me importa que lo veas, pero ante todo, no quiero darte nada sucio, me divertí con ello, pero ahora quiero que vuelva a ser tuyo, el pelo esta lavado, puedes hacer lo que quieras con el…¨

Ambas leyeron la nota, mientras Erika llamaba a la policía, Sofía, traba de averiguar dónde estaba aquella tintorería, puesto que solo figuraba el nombre y un número de teléfono, tras una hora intensa, todo se tranquilizo, ambas volvieron a la habitación….
– Ya que te ha gustado verme sin pelo…
– Estas diferente, pero bueno…
– ¿Qué tal estarás tu sin pelo?
– Estarás de broma supongo.
Sofía estaba sentada en el suelo, Erika en la cama, como si fuera un truco de magia Erika saco la maquinilla, sin mediar palabra, con total rapidez la encendió y comenzó a pasarla por su cabeza, sin ningún patrón, dejando varias zonas calvas, Sofía, se quedo paralizada, pero cuando quiso reaccionar.
– Sabía que no te ibas a dejar, así que aproveche y de paso me subí la maquinilla de rapar profesional que tenemos en casa.
– Ya lo pillo, sabias perfectamente que el repartidor estaba en la calle y por eso tardaste en ponerte los pantalones.
– Buena observación, pero no, desde que entraste por la puerta, sabía que tu pelo no saldría contigo ¿En qué momento te dejaría calva? Eso ya es cuestión de esperar.
– Qué te pasa ¿Acaso se te enfrió el cerebro?
– Eso me lo podrás decir tu
Erika se quito el abrigo, dejando su polo azul y un bikini amarillo a modo de sujetador como única vestimenta, encendió de nuevo la maquina y esta vez comenzó a rapar al cero desde el flequillo, trataba de unir las calvas que previamente hizo, con lo cual su trabajo era lento, pero el pelo seguía cayendo al suelo, Sofía no se lo podía creer, no sabía donde terminaba su melena y empezaba el pelo recién rapado, todo estaba fundido en el suelo.
Erika continuaba su trabajo, en silencio, totalmente concentrada, apurando cada milímetro de su cabeza, dejando caer cada uno de los mechones, de forma natural, con el sonido de la maquina, el cual parecía relajarla, mientras tanto Sofía, seguía sentada en el suelo viendo caer su pelo, pero sin ver su cabeza, ya que no tenia espejo.
– No te preocupes, ahora cuando termines, puedes ir al baño a verte, puedes llevarte la maquina y retocarte.
– Muy graciosa, pero esta te la guardo.
– Vale, pero yo que tu, no guardaría ciertas cosas.
– Tranquila, cuando se me olvide te aviso.

Termino el trabajo, Erika se levanto, Sofía, se limpio, una vez ambas levantadas, Erika acompaño a Sofía al servicio, la entrego la maquina, mientras Erika preparaba el cepillo y recogedor, para dejar la habitación como si allí, no hubiera pasado nada.
– Joder te has pasado, me has dejado mechones por detrás.
– Para eso te di la maquina, rápate tu, si voy yo, te voy a dejar completamente afeitada.
– Eso ya es pasarse…
– Pues ya sabes.
Sofía agarro la maquina, la encendió y comenzó a rapar las partes que quedaban, era la primera vez que se miraba al espejo, estaba nerviosa, jamás en su vida pensó en llegar a raparse ella misma, aunque fueran 4 mechones, mientras tanto Erika barría todos los pelos de la habitación, tras ponerse los pantalones entro en el servicio, donde vio a Sofía completamente al cero, ella misma se había rapado el poco pelo que quedaba en su cabeza, Erika comenzó a acariciar su cabeza, maquina en mano, para asegurarse que su trabajo estaba bien, tras 15 largos minutos al menos para Sofía, Erika cogió un bote de crema hidratante, tras poner un poco en su cabeza, comenzó a masajear, de nuevo otros 15 minutos y la cabeza de Sofía brillaba como jamás había pensado.
– ¿Al final que paso con la tintorería?
– Ahora a que viene esa pregunta.
– Antes no te dije nada….
– Bueno pues, está al otro lado de la ciudad, un chico joven, entrego esa ropa y dio tu dirección para que la entregaran.
– Vaya, entonces a mí, me han engañado, me dijeron que fue una chica y que pidió expresamente ser entregada hoy por la mañana.
– No pensaras que he sido….
– Tranquila, confió en ti, pero no te muevas que la navaja corta.
Erika comenzó a afeitar a Sofía, pero esta vez decidió tomarse mucho más tiempo, quería un afeitado perfecto, mientras tanto Sofía sentada en una silla en el baño, con la mirada perdida, trataba de justificar que ella no fue, pero cada vez que decía algo, Erika apuraba más el afeitado.
Tras una hora de minucioso afeitado, Sofía le lavo la cabeza, mientras tanto Erika limpiaba cualquier resto de pelo, crema que quedara en la habitación, baño, una vez todo terminado, el repartidor de pizzas llamo a la puerta, Sofía se miro la hora, asombrada vio como aquel día se había pasado volando, ambas cenaron como si allí no hubiera pasado nada, pero el teléfono empezó a sonar

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Author: mdj

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