Nota del autor: la siguiente entrevista es pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Los personajes y hechos descritos son completamente ficticios.
Extracto de la revista “Mujer & Moda”. 18-06-2016
MALENA ALONSO: “SER CALVA ME HACE SENTIR MÁS FEMENINA Y SEGURA CONMIGO MISMA»
Espectacular a sus 42 años, la presentadora nos abre su corazón para hablarnos de su vida, sus pasiones, su personalidad y darnos su versión de la candente polémica que se ha originado en torno a ella y su voluntaria calvicie
En su acogedor piso de Madrid, la popular y exuberante presentadora nos recibe con la cara lavada, ataviada con un sencillo chándal de algodón y completamente descalza. Acostumbrados a verla siempre impecablemente vestida, subida a unos tacones altísimos, y con su larguísima melena castaña de rizos naturales sorprende ver a una Malena tan informal luciendo con desparpajo su nuevo look de cabeza afeitada y sin cejas. Aun así, una vez superado el shock inicial, es innegable que Malena tiene el rostro ideal para lucir su recién estrenada calvicie y verse igualmente bella.
Hace apenas un mes, la presentadora anunciaba su renuncia a seguir presentando el magazine matinal «Las mañanas de Malena», que había venido conduciendo los últimos siete años, convirtiéndola en uno de los rostros televisivos más populares del momento. En su despedida, Malena Alonso sorprendía a propios y extraños cuando a escasos minutos para el final del programa aparecía en el plató envuelta en una bata rosa y con los pies desnudos, alegando sentirse como en casa. A continuación, y en un emotivo discurso en el que no pudo contener las lágrimas, explicaba: “Me siento muy orgullosa de estos últimos siete años, pero necesito terminar este ciclo. Quiero dar las gracias a los productores del programa, gracias a mis buenos colaboradores y ante todo a ustedes, los telespectadores. Necesito ahora empezar de cero desde este mismo instante, como una recién nacida, como si fuera el primer instante de vida.”
Tras este ambiguo discurso, Malena Alonso se sentaba en un taburete y ante el asombro de todos los presentes, la peluquera del programa comenzaba a segar los sedosos cabellos de la presentadora con una maquinilla eléctrica. Después de la increíble rapada, la presentadora se sometió a un afeitado integral en el que su cabeza fue enjabonada y rasurada con cuchilla, corriendo igual suerte sus características y gruesas cejas, hasta quedar total y completamente calva.
Al término de tan inesperado suceso, Malena, enjugándose los lagrimones que corrían por su rostro, añadía visiblemente emocionada: “Acabo de nacer, y en estos primeros pasos que ahora doy soy libre de todo, no tengo que hacer nada, ni saber nada ni cambiar nada… soy una mujer nueva con muchas ganas de aprender y de vivir… solo pido ser aceptada como soy. Gracias a todos, muchas gracias”. Ante una audiencia completamente entregada, una muy calva Malena Alonso recorría descalza el estudio mezclándose con su público y dejándose fotografiar con quien quiso al tiempo que era jaleada al grito de «guapa, guapa» y «eres única, reina».
Desde entonces, la presentadora ha vivido alejada de los platós de televisión, centrada en su familia y en ella misma, disfrutando de unos merecidos meses sabáticos, si bien hemos tenido el privilegio de que nos haya dedicado parte de su tiempo para concedernos esta extensa entrevista en exclusiva.
Cómodamente recostada en un amplio sillón, delante de un tentempié ella misma nos ha preparado, Malena conversa con nosotros. Sumamente cercana sin apabullar, serena y comunicativa, te atrapa con esos ojazos verdes que tiene, repartiendo con generosidad su amplia sonrisa. Vida personal, trabajo, amor, Malena no tiene reparo en contarnosolo todo y en tocar todos los palos con sus sorprendentes declaraciones.
“Soy una cagueta de campeonato”
¿Cómo decidiste apostar por un cambio de vida cuando todo parecía que te iba tan bien?
Supongo que una no tiene que esperar a que las cosas vayan mal para buscar nuevas oportunidades. Creo que si la vida te permite hacer cambios, ¿por qué negarse?
¿Para qué te está sirviendo hacer esta pausa?
Todas las mujeres necesitamos hacer una pausa en el camino para pensar, reevaluar, emprender nuevos proyectos. Estoy en un momento en que necesito reinventarme a mí misma. Tenía que quitarme la máscara, renacer y transformarme totalmente.
¿Transformarte en qué?
En quien realmente soy, dejando atrás mi zona de confort y el producto que la sociedad y la televisión habían creado de mí.
Salir de la zona de confort cuesta…
Sí, mucho, pero a veces hay que lanzarse.
¿Es por eso que decidiste afeitarte la cabeza?
Así es. Lo del pelo fue porque necesitaba empezar de nuevo, igual que una recién nacida. Quería además que mi cráneo respirase, exponerlo a la luz del sol por ver qué se sentía. Dudé mucho sobre si hacerlo o no porque soy una cagueta de campeonato y tenía mucho miedo a las reacciones de la gente y sobre todo a verme, yo misma, fea después. Sin embargo, cuando tomé la decisión de abandonar el programa y tomarme unos meses sabáticos pensé que si no lo hacía entonces, ya no lo haría nunca.
¿Nadie trató de disuadirte?
Todo el mundo (risas). Cundo le conté a mi marido mis intenciones, me dijo que estaba loca y me suplicó por favor que no lo hiciera. Se lo conté también a una amiga y se rió de mí, no entendía que quisiera deshacerme de mi pelo con lo precioso y largo que lo tenía. Advertí también a mis padres y mi madre me lo prohibió tajantemente. Aún así yo quería hacerlo, incluso aunque mi círculo más cercano no lo entendiera ni aprobase. Era algo muy importante para mí. Y lo peor que podía pasarme era que me viera fea después pero era un precio que estaba dispuesta a pagar. El empujón final vino cuando mi marido me dijo que si de verdad era tan trascendental para mí, diera el paso. Así que ya no tenía excusas, solo tenía que fijar una fecha y la salida de mi programa era el momento ideal.
“Cuando me vi calva por primera vez me sentí muy avergonzada pero también satisfecha”
¿Por qué decidiste hacerlo en directo en televisión y no en una peluquería?
Afeitarme la cabeza era un momento muy significativo para mí y quería compartirlo, no solo con mis seres queridos, sino también con los telespectadores que tanto me han apoyado en estos años con sus inmensas muestras de cariño.
¿Qué sentiste mientras te rapaban?, ¿y cuándo te viste sin tu pelo?
Cuando me estaban cortando el pelo estaba tan nerviosa que casi no me daba cuenta de nada. Lo que más recuerdo es que lloré como una niña pequeña mientras veía los mechones cayendo al suelo bajo mis pies creando una manta de pelo bajo mis plantas desnudas… También recuerdo que el rasurado con la cuchilla se me hizo eterno y yo solo quería que acabara cuanto antes para poder verme el careto que me había quedado. Cuando por fin me trajeron un espejo y pude verme estaba histérica perdida. No podía creer lo que había hecho. ¡Estaba calva y sin cejas!… Me sentí muy avergonzada pero satisfecha a la vez. Avergonzada porque me veía completamente expuesta y sentía como si todo el mundo pudiera leer mis pensamientos. Y satisfecha porque había vencido mis miedos y me había atrevido a hacer realidad mi fantasía.
¿Por qué te afeitaste las cejas?, ¿no era suficiente con el pelo de la cabeza?
Me apetecía jugar con mi imagen, verme completamente otra. Puesto que me iba a quedar pelona por qué no un ir un poquito más allá y afeitarme también las cejas. Ya sé que suena un poco a locura pero me apetecía experimentar hasta donde estaba dispuesta a llegar.
Tus pobladas cejas eran muy características. ¿No temes haber perdido tu seña de identidad?
Personalmente, no lo veo así. Cuando era niña se burlaban de mis cejas porque eran gruesas. Fue cuando empecé a salir en televisión que se pusieron de moda y yo misma empecé a vivir obsesionada por tenerlas siempre perfectas. Ahora en cambio, me siento liberada y cuando me aburro de verme sin cejas, lo que hago es dibujármelas con el lápiz de ojos, muy finitas y arqueadas, aunque mi hija me dice que me dan aspecto de mala (risas)
“Mis hijos me llaman Cocoliso”
¿Cómo reaccionó tu marido ante tu calvicie?
Mi marido, el mismo día que me pelé, estuvo muy pendiente de mí. Me escribió varias veces al móvil, «mucho ánimo, estoy muy orgulloso de ti, eres mucho más que tu pelo». Cuando volví a casa estaba muy nerviosa porque más de una vez me había comentado que a él le gustaban las mujeres con el pelo largo y yo ya no tenía pelo. Pero cuando me vio y me dijo: “guapa”, sonreí aliviada. Recuerdo que contesté: “eres un mentiroso,” pero es lo que necesitaba oír.
¿Y tus hijos qué opinan?
Adriana me dice que estoy muy guapa así y a Alejandro, el pequeño, le parece divertido tener una mamá pelona. Te confieso que mis hijos me llaman Cocoliso pero yo me lo tomo a risa, qué le vamos a hacer.
Tengo entendido que tu hija se quiso también afeitar la cabeza…
Sí, antes de pelarme yo, Adriana, que tiene catorce años, me dijo muy convencida que ella también quería afeitarse la cabeza. Le dije entonces que esperase a que lo hiciera yo y luego decidiera si quería hacerlo ella. Finalmente, al verme me dijo, «mamá, lo he pensado mejor y ya no me quiero afeitar la cabeza”, y yo le respondí que naturalmente no tenía por qué hacerlo si no quería. Y, en el fondo, suspiré aliviada de que se echara para atrás porque ella tiene una melena preciosa.
¿Te exige muchos cuidados llevar la cabeza afeitada?
No especialmente. Únicamente, que me tengo que rasurar todos los días porque me crece muy rápido y me gusta mantener el cráneo suave y limpio. Y luego hidratarme con un aceite esencial de coco para que tenga un aspecto brillante y saludable. Por las mañanas es muy divertido porque nos juntamos mi marido y yo en el cuarto de baño y así como en otras parejas ella es la que se peina y él se afeita la barba, nosotros somos todo lo contrario. Mi marido se cepilla el pelo y la barba y servidora es la que se embadurna la cabeza de espuma y se pasa la cuchilla.
El mundo al revés…
Totalmente. Soy la mujer de la casa y tengo menos pelo que mi marido y que mi hijo (risas).
“Me siento orgullosa de mis estrías”
Malena, ¿cómo describirías tu cuerpo?
Diría que me sobran algunos kilitos pero en general estoy contenta con mi cuerpo. Como muchas mujeres, tengo estrías y una celulitis que sé que no me voy a quitar nunca pero si vas por ahí con la cabeza bien alta y eres positiva, todo lo demás da igual.
En alguna ocasión has dicho que tus estrías son marcas de felicidad.
Así es. Me siento muy orgullosa de las estrías en mis muslos porque pienso que son un símbolo de mi experiencia maternal y me encanta además su suavidad. Igual me pasa con mis pechos caídos, si están así es porque he amantado a mis dos hijos. No me avergüenzo para nada de mis marcas y cicatrices, las acepto y las veo como algo natural.
Sin embargo, existe una gran presión social hacia las mujeres para que tengamos un cuerpo perfecto.
Es cierto y es una lástima. Hay muchas chicas, sobre todo jóvenes, que buscan en las revistas modelos a las que seguir y en ese sentido me siento responsable y quiero que vean que no pasa nada por tener imperfecciones. Todas las tenemos y yo la primera.
“Ser calva es el “peinado” perfecto para mí”
Malena, ¿te has arrepentido en algún momento de haberte afeitado tu cabello?
No, para nada… Aun así, te reconozco que hace poco cuando me invitaron a un acto periodístico y pusieron un video mío de hace un año donde salía yo luciendo mi pelazo castaño y rizado de entonces y me dio penita pensar que ahora no me puedo poner ni una horquilla… Pero luego pensé en lo fresquita y cómoda que estoy ahora y se me pasaron todos los males.
¿Volveremos a verte con pelo de nuevo?
A corto plazo, no tengo ninguna intención de dejármelo crecer.
¿Y a largo plazo?
Tampoco (risas). Se siente tan rica la cabeza así toda lisita que no puedo imaginarme con pelo de nuevo. Siento que he encontrado el “peinado” perfecto para mí. Y si, como es mi caso, lo pruebas, te queda bien y te gusta, lo mejor es mantenerlo.
Entonces, ¿tenemos Malena Alonso calva para rato?
¡Para muchísimo rato! (risas). Ésta soy yo ahora y quiero que la gente se acostumbre a verme calvita.
Es curioso que diga eso alguien que durante mucho tiempo tuvo como seña de identidad un cabello castaño y ondulado que era la envidia de muchas.
Pues ahora ya no lo tengo. Si acaso tienen que envidiarme algo ahora es que no tengo necesidad de mi cabello largo para sentirme segura.
Sin embargo, tu anterior melena fue muy imitada. Muchas mujeres acudían a la peluquería y pedían que les dejasen el pelo igual que Malena Alonso. ¿Crees que tu nuevo aspecto será también copiado por tus fans?
Sería divertido, pero no me imagino para nada una legión de mujeres acudiendo en masa a la peluquería y pidiendo que las afeiten hasta las cejas.
¿Recomendarías a otras mujeres afeitarse la cabeza?
La verdad es que se trata de una decisión muy personal. En mi caso, necesitaba reinventarme, empezar de nuevo y mi afeitada era y es parte de ese proceso. Pero no tiene por qué ser igual para otras mujeres. A veces tomarse unas vacaciones o cambiar de trabajo puede ser suficiente para sentirse renovada.
Pero imagina por un momento que alguna lectora siente como tú el deseo de pelarse pero está dudosa, ¿qué le aconsejarías?
Le diría primero que buscase el momento oportuno, por ejemplo en verano, para que si no le gusta que le de tiempo a que le crezca un poco. Que se imagine que es lo peor que le podría pasar si lo hace. En mi caso, era el temor a verme fea y que se riesen de mí. Y por último, que lo comparta con su pareja o con sus allegados pero sin buscar su aprobación. Al final es una sola la que tiene que decidir si da el paso o no. Y si finalmente se atreve, desde aquí le diría, “¡bienvenida al club de las calvitas guapas!”
«¿Por qué ser una oveja cuando puedo ser una tigresa?»
Para la mayoría de las mujeres, verse sin pelo sería un trauma. No es tu caso…
Entiendo lo que quieres decir. Hay mujeres se ven obligadas a perder el pelo por causa de una enfermedad y eligen cubrirse la cabeza con pañuelos o pelucas lo cual es comprensible y respetable. Yo misma, hace cuatro años o seis meses, si alguien me hubiera rapado la cabeza, hubiera llorado lo que no está escrito. En cambio, cuando he elegido despojarme voluntariamente de mi cabello ha sido porque era el momento idóneo. Ahora puedo mirarme en el espejo, verme sin mi pelo y sentirme bien y segura de mí misma.
Tradicionalmente, en una mujer el cabello simboliza fuerza, belleza y libertad…
Sí, es verdad. La pregunta sería ¿por qué quiero ser una oveja esquilada cuando puedo ser una tigresa?… Yo siempre he dado una imagen de mujer independiente y fuerte y eso es parte de lo que quería dejar atrás. Buscaba sentirme vulnerable aunque me costase mucho asumir esa vulnerabilidad porque quería mostrarme como soy yo realmente, sin poder esconderme detrás de mi melena.
¿Qué opinas de la frase “el cabello es la corona que una mujer nunca se quita”?
Es muy certera. Yo misma llevo también una corona, aunque la mía es invisible (más risas).
¿Está reñida la idea de femineidad con llevar la cabeza afeitada?
Creo que son los hombres los que relacionan la femineidad con el cabello largo. Al menos para la mayoría de ello es así, por desgracia. Pero en mi caso, ser calva me hace sentirme más femenina y segura conmigo misma.
Cambiando de tema, ¿qué dirías que has ganado desde que abandonaste el programa de televisión?
Los momentos que estoy disfrutando con mi familia. Antes trabajaba a todas horas, no podía siquiera sentarme a comer con mi marido y mis hijos a la mesa y sientes que estás perdiendo algo.
¿Valoras mucho estos momentos en familia?
Sí, porque en la mesa se descubre todo, cómo está tu pareja de ánimo, qué pasa por la mente de tus hijos… Es un momento de encuentro casi sagrado por que permite hacer balance de tu día con las personas que quieres.
¿Cómo supiste que había llegado el momento de pasar página y abandonar el programa?
Cuando lo que haces te produce tedio y ya no te emociona. En ese momento hay que pararse y saber a dónde quieres ir, qué es lo que te hace vibrar. Ahora estoy en un proceso de aprendizaje y de crecimiento personal y siento que me estoy realizando como mujer y como madre.
¿Tienes ya claro hacia dónde quieres ir?
Por ahora, solo quiero vivir estos meses sabáticos, pero sin expectativas. Centrarme en el ahora y en mi faceta de esposa y madre.
¿Tuvo algo que ver tu salida del programa con el encontronazo que tuviste con la que fue tu colaboradora Virginia Acuña?
No, para nada. Reconozco que hice mal cuando la mandé callar en directo y no me porte de manera muy profesional con ella. Todos cometemos errores y yo la primera pero luego me disculpé públicamente con ella e incluso le pedí perdón en dos ocasiones.
Virginia Acuña es ahora la nueva presentadora del programa de las mañanas que usted conducía. ¿Qué opinas al respecto?
Virginia es una gran profesional y lo está haciendo muy bien al frente del programa. Sólo le deseo lo mejor.
«Soy chandalera y chancletona»
Muchos imaginan que llevas una vida de celebrity, más cercana a la realeza que a la gente común.
No puedo manejar las fantasías de la gente, pero no llevo para nada una vida de celebrity, me sentiría muy vacía. Vengo de una familia humilde y encuentro la felicidad en las cosas más sencillas. Me encanta estar con mi familia, mis amigos, ir al cine… A veces, los medios magnifican a las personas pero mis padres me criaron para tener los pies en la tierra y si puede ser descalza, con los pies bien desnudos, como me ves ahora, mucho mejor.
Como tú misma dices, vienes de una familia humilde, ¿no tienes miedo a olvidarlo algún día?
Eso jamás. Mi familia es lo más importante que tengo y siempre me han apoyado incondicionalmente. De joven, tuve que compaginar mis estudios con otros trabajos, incluso acompañaba a mi madre a limpiar casas y no se me caen los anillos por eso.
Acostumbrados a verte siempre perfecta, subida a unos buenos tacones y derrochando glamour, sorprende verte con la cara lavada y tan natural.
La gente suele verme cuando estoy en televisión y ahí, hay profesionales que se encargan de vestirme y arreglarme para salir siempre perfecta, pero en mi día a día soy chandalera y chancletona. Me gusta ir cómoda e incluso cuando salgo a la calle de compras o a recoger a mis hijos al colegio voy así, en chándal y en chancletas. No soy para nada una obsesa de la moda, al contrario. Mi hija sí es más coqueta, pero supongo que es por la adolescencia. Y mi hijo es de pantalones vaqueros y deportivas.
Entiendo que ir en chándal y en chanclas es muy cómodo pero otras presentadoras como Laura Hurtado, Cristina Cárdenas o Lucía Arbizu cuidan mucho su imagen pública.
¡Oye, que yo voy cómoda pero arregladita! (ríe). Veo a esas mujeres que me has citado y me doy cuenta de que soy la presentadora menos glamourosa de todas, pero lo asumo. Siempre digo que mi encanto está en mi personalidad, no en mi físico.
¿Cómo te definirías a ti misma?
Bastante distinta a como me define la prensa, que crea roles que nada tienen que ver con la realidad. Soy una persona a la que le gusta vivir la vida con calma y eso es complicado ya que los seres humanos siempre estamos dramatizando y viendo el lado negativo de las cosas. Luego, me encanta reír y soy muy payasa, pero sólo conocen esa parte de mí las personas más cercanas. También soy algo reservada porque en el fondo soy muy tímida.
Te describes como una persona tímida, ¿cómo alguien tímido puede llegar a salir en televisión?
Puede parecer extraño, pero es así. Cuando empecé en televisión me costaba un gran esfuerzo ponerme ante las cámaras aunque con el tiempo lo he ido superando.
“Siempre he tenido complejo de orejas de soplillo”
Eres una fan de las redes sociales, sin embargo, a veces pueden tener su lado negativo. ¿Te ha afectado en el plano personal toda la polémica que se ha originado a tu alrededor por haberte afeitado la cabeza?
Las redes sociales tienen su lado positivo pero también un lado muy amargo. A mí me han llamado de todo, fea, orejona, lesbiana…, ya ves, cómo si eso fuera un insulto. Recientemente, un tuitero me decía que me dejara crecer el pelo de nuevo y que hasta entonces me abstuviera de publicar más fotos mías pelona porque estaba horrorosa, y yo… ¿perdona?, ¿te he pedido tu opinión?. La verdad es que duele. No acabo de entender que el hecho de que tenga pelo o deje de tenerlo pueda preocupar tanto a la gente y que lleguen a insultarme por eso. Mi problema es que encima soy una boba de primero y entro al trapo y les contesto cuando lo que debería hacer es ignorar esos comentarios.
Los primeros días tras tu afeitada, no querías salir a la calle. Te planteaste incluso cerrar tu cuenta de twitter.
Es cierto. Fueron tantas las críticas que recibí que me vi obligada a explicarme y casi pedir disculpas por haberme afeitado la cabeza. Pero finalmente las críticas me sirvieron para demostrarme que puedo sobreponerme a esas cosas y publiqué entonces unas fotos en las que salía con mi marido y mis hijos luciendo mi esplendorosa calva y gritando a los cuatro vientos lo guapa que me sentía. Y aquello fue un punto sin retorno donde todos mis miedos y complejos cayeron de golpe.
Hablando de complejos, ¿tienes alguno que nos puedas confesar?
Siempre he tenido mucho complejo de mis orejas de soplillo. Ya sé que es una tontería pero siempre las escondía detrás de la melena y ahora se me ven una barbaridad. Cuando empecé a trabajar en televisión pensé incluso en operarme pero me alegro mucho de no haberlo hecho. Y mírame ahora, aquí estoy, a calva gentil y conviviendo con mis orejones.
Durante mucho tiempo fuiste la imagen de una conocida marca de champú gracias a tu preciosa melena castaña. Ahora no podrías hacer ese tipo de publicidad…
Es verdad. Pero bueno, quizá si podría hacer publicidad de cuchillas de afeitar (risas)
Volviendo al tema de las redes sociales, recientemente has compartido unas fotos en tu cuenta de Instagram en las que apareces completamente desnuda en el cuarto de baño de tu casa mientras tu marido y a tus hijos correctamente vestidos te afeitan la cabeza bajo el título “momentos en familia”, y que han provocado un gran revuelo.
En esas fotos junto las dos cosas más importantes para mí ahora mismo, mi familia y mi calvicie. Quería celebrar los 400.000 seguidores que ahora tengo y me pareció un buen motivo para desnudarme. Las fotos la tomó una amiga mía fotógrafa y creo que son de muy buen gusto.
Aún así, las fotos han provocado una catarata de comentarios llenos de indignación por mostrarte desnuda frente a tus hijos.
Entiendo que haya muchos padres para los que la desnudez sea un tema tabú y consideran algo vergonzoso mostrarse ante sus hijos sin ropa. En mi caso, no soy nada pudorosa con mi cuerpo y mis hijos me han visto en pelotillas miles de veces. Personalmente creo que no hay ningún problema si quien se muestra desnuda y quienes la ven se sienten cómodos y respetados en todo momento.
“Me da gustito que me acaricien la calva”
Malena, ¿te gusta que te toquen la cabeza ahora pelada?
¡Oh, me chifla…! Me da mucho gustito recibir caricias en la calva porque siento que no solo estoy siendo acariciada sino que además estoy regalando una experiencia única, y lo sé porque lo veo en la cara de la gente, que les quiebro los esquemas.
Seguro que tienes alguna anécdota graciosa relacionada con tu calvicie.
Sí, claro. Cada vez que mi hijo pequeño trae amigos a casa me pregunta si me pueden tocar la cabeza y yo me dejo gustosa. Me siento como un mono de feria pero es muy divertido sentir un montón de manitas acariciándome mi calvorota impecable.
Malena, tienes una casa preciosa, ¿qué representa tu casa para ti?
Mi casa es mi castillo, es el lugar donde vengo me vengo a descansar después de estar fuera todo el día y donde aprovecho para descalzarme, tomarme una copita de vino y estar con la familia; por eso mi casa para mí tiene que significar armonía espiritual y física.
Me contó un pajarito que la hiciste tú.
Bueno, con ayuda de de una decoradora (risas), pero sí, las ideas fueron mías. A mí me encanta curiosear, ver diseños, así que cada vez que entraba a una casa ajena y veía algo que me llamaba la atención, lo anotaba en mi mente; luego combiné todo lo que me gustaba y se lo di a la decoradora para que me la pusiera bonita.
Malena, no hay fórmulas para el amor, pero ¿cuál dirías que es el secreto de un matrimonio estable?
Ante todo, respetarse mutuamente. Creo que es importante conocer y aceptar las necesidades de tu pareja y ayudarle a conseguir sus metas. Además, mi marido y yo estamos felices en nuestra tarea de padres porque ha sacado lo mejor de nosotros.
Percibo a una Malena más tranquila…
La serenidad es algo que se transmite. Me considero una persona cada vez menos acelerada. Estoy dándole prioridad a lo que me da equilibrio y armonía y dejar de querer estar en todo y hacer de todo. Se trata de encontrar tus prioridades e ir a otro ritmo.
Siendo tu marido empresario y tú una figura pública, ¿cómo compatibilizáis la vida profesional y familiar?
Antes era más difícil porque yo trabajaba también, pero ahora, que estoy en casa siempre, soy yo la que me adapto a las necesidades y a los horarios de mi marido. Es esencial dedicar todos los días un momento en familia a hablar, preguntar qué tal ha ido el día, preocuparse por tu pareja.
“Una presentadora calva…, ¿por qué no?”
¿Tienes tiempo para cuidarte?
Sí, intento mantener hábitos que saludables, como bien, hago pilates, pero sin ser obsesiva. Aunque a mi edad es importante cuidarse, que ya soy toda una cuarentona (risas)
¿Algún secreto de belleza que quieras compartir?
Menos es más. Cuanto más limpia de maquillaje tenga el rostro, me veo más como mí misma y me siento más segura. Por eso suelo ir con la cara lavada y siempre mantengo mi piel muy hidratada.
¿Te volveremos a ver pronto en televisión?
Sí, por supuesto. Si me ofrecen un proyecto interesante no lo dudaría. Me encantaría hacer un programa de entrevistas en un tono íntimo y confidente en el que los invitados fueran desvelando sus vivencias más personales y ser yo la presentadora.
¿Una presentadora calva?
¿Por qué no? Hay presentadores hombres sin pelo o incluso con pelo largo. Por ejemplo, Javier Medina es una gran profesional y lleva una coleta hasta la mitad de la espalda y no pasa nada, así que no veo por qué no puede una servidora ser una presentadora calva.
¿Te interesaría hacer cine?
Ojalá, me encantaría. Nunca lo he hecho y me gustaría probar, así que si hay algún director o productor leyendo esto, por favor, ¡una llamadita por aquí! (entre risas)
Malena, esperamos tenerte pronto de vuelta en televisión, eso sí, cuando vuelvas queremos a una Malena Alonso presentando un programa toda guapa y completamente calvita.
Uy, eso por descontado. Prometo volver muy pronto a televisión y cuando lo haga, me veréis en pantalla muy feliz, muy vital y sobre todo, calva calvísima.
Muy curioso. Se saled e lo habitual. Me ha gustado.
Un saludo. 🙂