Leo me envió un mensaje esa mañana. QuerÃa que le acompañara a algún sitio, después del trabajo, y nos citamos en el centro. Me derretà cuando se acercó a darme un beso, estaba radiante. Y muy misterioso.
-Bueno, a dónde vamos?
– Es aquà cerca, ven.-Y me tomó de la mano, Llegamos a la puerta de una de estas barberÃas modernas, con reminiscencias vintage. Me sonrió de una forma extraña y me dijo:
-¿Entramos?-
Yo permanecà quieta, estaba en guardia, no sabÃa muy bien qué hacÃamos allà exactamente. Al ver la extrañeza en mi cara, tiró de mà con cariño y dijo:
-Entra, confÃa en mÃ.
Al cruzar la puerta, nos saludó el chico que estaba a cargo del negocio, un joven lleno de tatuajes y con barba. Consultó la pantalla de su móvil y lo llamó por su nombre. Estaba claro que él habÃa concertado, previamente, una cita allÃ, para ese dÃa a esa hora. Yo no entendÃa nada, Leo llevaba el pelo largo, era uno de sus rasgos indicativos, unas greñitas surferas preciosas, de las que estaba muy orgulloso, y solo cuando ya caÃan por sus hombros y no podÃa manejarlas, se lo recortaba un poco, pero nunca demasiado.
El barbero le indico que se sentara en un sillón de cuero, frente al espejo. Le anudó una capa negra mientras le preguntaba qué querÃa hacerse.
Yo estaba clavada un par de metros, detrás de los dos, sin saber qué hacer o qué decir…La escena ya habÃa encendido todas mis luces de alarma y excitación a la vez…
-Verás, he de explicarte algo primero y seguro que entenderás: Resulta que he descubierto, por casualidad, que a mi novia le gustan los cortes extremos, aunque nunca me lo haya dicho…. Este fin de semana es nuestro aniversario…asà que he pensado que una forma especial de decirle que estoy profundamente enamorado de ella es venir aquà y pedirte que hagas desaparecer mi pelo…todo fuera, sin contemplaciones….
Se hizo el silencio. No podÃa creer lo que acababa de decir, y lo que estaba a punto de hacer por mÃ. SeguÃa sonriéndome a través del espejo. El barbero nos sacó de nuestro momento:
-Entonces rapado al cero, no?
-No¡-Grité yo.-No hagas esto, por favor…Sé que te encanta tu pelo…no sé cómo has podido descubrir esto, pero no hace falta que me demuestres tu amor de esta forma…yo ya sé que me quieres…venga, vámonos.
El permaneció sentado, inmóvil. Se dirigió al peluquero con su contundencia habitual.
-Rápame al cero. Ya.
-El cambio será muy radical, Estás seguro?
-Totalmente. Hazlo rápido por favor….
Yo no podÃa hablar. La situación me estaba desbordando por completo. Por un lado, siempre habÃa fantaseado con la idea de ver a Leo tal cual, a punto de ser rapado, pero por otro, observaba su cara mirando como el barbero preparaba todo y no estaba segura de que soportara muy bien, ni el proceso, ni verse asÃ….Le encantaba su pelo, le encantaba que lo acariciara…Intenté disuadirle una vez más, aunque a la misma vez, deseaba que no se moviera de su asiento.
-Vámonos, por favor…esto no es necesario…Hablaremos de esto en casa…
-No vamos a ir a ningún sitio. Ven, siéntate aquÃ, a mi lado. Quiero que no te pierdas ningún detalle, porque esto es por ti y para ti.
Me di cuenta de que serÃa imposible hacerle cambiar de idea. Ya estaba decidido.
El barbero se situó detrás de él, con una enorme máquina de rapar, y le hizo un gesto. El asintió.
Yo me senté muy cerca de él, y le cogà de la mano. Estaba frÃa e intenté darle calor.
Las primeras pasadas supusieron un shock para todos…Leo cerró los ojos involuntariamente para no ver todo ese pelo cayendo al suelo…Se me partió el alma al verlo asÃ, pero por otra parte la visión de la desnudez progresiva de su cabeza, me iba dejando completamente hipnotizada. Nunca antes lo habÃa visto tan sexy y guapo como en ese momento.
El barbero trabajó rápida y eficazmente. En silencio y en menos de 5 minutos, Leo estaba rapado al cero. PermanecÃa sentado mientras le repasaba con otra máquina de rapar, esta vez más pequeña. Se miraba extrañado en el espejo. Era otra persona. El barbero cogió una navaja y le indicó que agachara la cabeza para delimitar bien la nuca y el cuello. Verlo en aquella posición, ya rapado, con ese look que lo aniñaba mucho más, y oÃr la navaja sobre su piel me hizo humedecerme más todavÃa.
Cuando se levantó del asiento, vino hacia mÃ, me besó y dijo:
-Es lo suficientemente extremo para ti? Te ha gustado mi regalo de aniversario?
-Mucho….vámonos a casa, que te voy a dar lo tuyo…
Yo estaba muy excitada y sólo pensaba en salir de allà y follar como locos.
Y eso fue exactamente lo que ocurrió.