3. El concurso

Manuel sabía perfectamente a lo que se exponía presentándose a ese concurso absurdo. En el fondo comprendió que era la oportunidad que, secretamente, había estado esperando durante toda su vida, así que, después de haberlo visto por televisión, no dudó en presentar su solicitud en los estudios de la cadena.

El programa era un concurso, una especie de reallity de segunda, hortera y sensacionalista, donde los pobres concursantes tenían que humillarse por dinero, dejándose hacer todo tipo de barbaridades.

Prácticamente, cuanto más te humillaban en público, más dinero ganabas. Te iban proponiendo cambios de look, cada vez más extremos, y el concursante podía plantarse cuando ya no pudiera más. Muchos habían acabado con media cabeza rapada, o el pelo teñido de verde y vestidos de bebé, pero había ciertas crueldades con las que ya no podían más y abandonaban. Nadie había conseguido pasar del nivel 5 de crueldad, que equivalía a una cantidad fija de dinero. A partir de cada nivel, las cantidades se doblaban.

A Manuel no le importaba el dinero. El quería ser capaz de llegar hasta el final, costase lo que costase, quería tener la oportunidad de ser humillado, hasta la saciedad, en público, y para colmo, en un programa de televisión, con mucha audiencia, sabiendo que quedaría grabado de por vida….

Cuando recibió el email de que estaba admitido, se emocionó y a la misma vez, sintió un escalofrió de terror. Sabía que iría a por todas, que no se detendría ante nada. Le dieron una fecha, una hora y la dirección del estudio. Le advertían en el email que tenía que firmar un contrato con la productora, que la exoneraba de responsabilidad legal si ocurriese algo. Sabía que firmaría sin dudarlo….

También advertían que el programa se grabaría en directo.

La noche antes no pudo dormir. Se imaginó a si mismo de mil formas diferentes…¿Qué le harían? ¿Qué estaría dispuesto a hacer, hasta dónde…? ¿Lo soportaría todo sin llorar?

Se presentó en los estudios a la hora punta. Se reunió con los representantes de la productora que le explicaron exactamente en qué consistiría todo, firmaron los contratos y esperaron una hora a que el plató estuviera preparado.

El concurso empezó. Las luces lo enfocaban directamente a el. Estaba sentado en un sillón de barbero antiguo, con muchos espejos a su alrededor. Tenía que salir a escena ya con la capa puesta y todo.

 

 

El presentador inició el programa con su voz estridente.

-Buena noches señoras y señores¡¡Bienvenido de nuevo a una edición más de nuestro concurso, donde los participantes cambian su look por importantes sumas de dinero…y esta noche, tenemos a …Manuel, que viene desde Andalucía, y que ya está sentado y preparado en nuestro comodísimo sillón.

Una luz le enfocó a él directamente. El presentador le alargó el micro y él dijo tímidamente:

-Buenas noches…

-Manuel, qué está esta noche dispuesto a hacer para ganas dinero?

-Lo que sea…

-Pues adelante con nuestro primer nivel de crueldad¡ que entre Sonia, nuestra guapísima azafata¡¡

Una chica que podría ser modelo, entró ligera de ropa con un sobre blanco en la mano que le alargó al presentador. Este, abrió el sobre demorándose a posta, y cuando tenía el papel fuera, gritó al público:

-En la pantalla pueden ver el look que supone este primer nivel de crueldad…/y salió en un plasma la foto de un chico con el pelo absolutamente naranja, pero no pelirrojo, era un naranja fuerte, chillón, anti natural, con apariencia quemada.

-Manuel, por 500 euros, dejarías que nuestro peluquero te dejara el pelo de ese color?

Manuel miró a la fotografía. Tendrían que decolorarle primero todo el pelo para conseguir ese efecto. Su pelo sufriría mucho, y el quedaría horrible. El dinero le daba igual, quería sufrir en ese sillón, hasta el final.

-Acepto el primer nivel de crueldad¡¡

En ese momento salió una peluquera con una bata y un bol en la mano con el decolorante, el cual comenzó a esparcir por toda su cabeza. Mientras tanto, unas azafatas trasladaban con un secador grande con unas ruedas que colocaron sobre la cabeza de Manuel. Una vez esparcido todo  el decolorante le llevaron a un lava cabezas donde le aclararon. Ante las cámaras se contemplaba como se perdía todo el color negro de su pelo, quedando de un amarillento bastante extraño. Posteriormente, la peluquera empezó con la brocha a aplicar el tinte por toda su cabeza para luego, aclararlo y sin apenas verse, meter su cabeza bajo el secador.

El concurso regresó tras la publicidad y Manuel lucía un intenso pelo naranja por toda su cabeza. Ya no quedaba ni rastro del color negro de pelo que siempre le había caracterizado. Para más contraste, sus cejas negras seguían ahí dejando más patente aún la diferencia entre su pelo naranja y su color natural.

El presentador contestó eufórico si deseaba pasar a la siguiente prueba, a lo que Manuel, entre timidez y temblor dijo un poco convencido: SÍ.

En ese momento respiró, sabiendo que ya había dicho la palabra para que el proceso continuara, pero a la vez, se mostró inquieto al ver cómo acercaban a su lado una bandeja con una máquina de rapar Oster sin guías, una mini-clipper, espuma y varias navajas de afeitar, además de varios botes con productos que no sabía siquiera lo que contenían.

La prueba se llamaba ‘la tonsura’ y consistía en que una azafata tenía que hacer girar una ruleta donde se mostraban varios tipos de tonsuras, militares, de herradura, monacales…. Manuel tenía sus dudas entre cual era la más ridícula y desfasada de todas. La chica hizo girar la ruleta mientras el realizador pinchaba planos – recurso del público que se reían señalando la ruleta y a Manuel. El giro comenzó a detenerse y quedó parado en una foto del personaje ‘bocanegra’ de la película El Capitán Alatriste. En la pantalla gigante del plató apareció la misma foto a un tamaño enorme. Manuel al contemplarla no pudo contener los nervios y hasta se le saltó alguna lágrima que el realizador atento enfocó en un plano detalle.

La tonsura consistía en un flequillo muy corto, unos mechones colgando de los lados unos dos dedos hacia abajo, otro detrás y el resto, totalmente calvo.

La peluquera se apresuró a conectar la máquina  a la electricidad y encenderla. Antes de que los espectadores lo vieran por la televisión, la peluquera ya estaba aplicando la Oster con la guía 00000 en toda la coronilla de Manuel. Poco a poco fue haciendo más grande la tonsura hasta bajar por los lados y llegar hasta el final de la nuca, eso si, dejando siempre los mechones de atrás, delante y cada lado. Al mismo tiempo, una azafata aplicaba sobre la cabeza y cuello de Manuel una aspiradora que recogía todo el pelo que caía de su cabeza. Una vez terminó con la máquina procedió a pulverizar agua tibia sobre su cabeza ya ridículamente rapada. Después aplicó espuma de afeitar y con navaja, fue esmeradamente retirando lo poco que la máquina había dejado, solamente dejando los mechones de la tonsura los cuales, tras la afeitada, retocó con la tijera para que colgaran rectos en cada lado y todos igual de cortos. Una cámara cogía un plano desde arriba de su cabeza y Manuel podía contemplarlo en la pantalla gigante del plató. La piel blanca con esos mechones naranjas era totalmente ridículo ,absurdo. Después entro un barbero que volvió a dar una nueva afeitada su tonsura y la peluquera, se dispuso a preparar la mini-clipper. En este momento, Manuel miró de nuevo a la pantalla gigante para ver que además, en la foto de la tonsura de la ruleta tampoco tenía cejas, por lo que se esperaba lo que le iba a hacer.

La peluquera prendió la mini-clippper y se la puso a la izquierda de su ceja derecha. En un segundo todos los pelitos cayeron a la capa pero aún no había terminado. Abrió uno de los recipientes que tenía y con un palo dosificador lo extendió sobre su recién rapada ceja. Era cera para depilar. Esperaron a que se enfriara y de repente, rasssssss! Manuel había perdido la ceja derecha, por completo. El realizador pinchaba un plano de su cara que ocupaba toda la pantalla. Se le veía extraño, desfigurado, con la mirada perdida y una rara expresión por la falta de la ceja, pero además, peor aún por esos mechones ridículos naranjas que colgaban donde antes tenía un pelo negro normal como cualquier chico.

Barbero y peluquera trabajaban al compás, para hacer que su imagen fuese cada vez más ridícula, y se afanaban demasiado. El barbero quiso pulir la zona de la coronilla mientras que la azafata sostenía los pequeños mechones que tenía a cada lado para que la cámara los enfocara. Al hacer esto, todos se echaron a reír….….Y además, sentía un  escozor tremendo en su ceja derecha, ni pensar quería en que aún le quedaba la otra…¡¡¡Rogaba en silencio para que se la afeitaran directamente, sin tener que pasar otra vez por suplicio de aquella cera.

De nuevo, la peluquera abrió otro frasco que resultó ser crema depilatoria. Tenía un olor horrible y se la aplicaron en la ceja recién quitada con cera y en la otra, donde aún conservaba todo el pelo. En breves minutos comenzó a sentir un hormigueo que más tarde se convirtió en un picor terrible, por lo que tuvo que pedir que se la quitaran. Rápidamente la peluquera cogió una espátula con la que se llevó todos los pelitos de su ceja pegados. La frente de Manuel quedaba despejada de cejas pero aún se notaba la diferencia entre la de la cera, más apurada que la de la crema depilatoria, por lo que la peluquera se retiró y el barbero, con la brocha, empezó a embadurnar toda la frente y cejas de Manuel con espuma para afeitársela. En solo unos minutos, la frente y cejas de Manuel estaban totalmente blancas, limpias de cualquier pelo.

Cuando acabaron, le enfocaron desde todos los planos posibles. El temblaba al verse, y a la misma vez, se sentía extrañamente excitado, fuera de sí.

El presentador continuó.

-Manuel, no es difícil adivinar que nuestro próximo nivel de crueldad, pasa por el AFEITADO INTEGRAL¡-aplausos del publico

-Por 5000 euros, estás dispuesto a ser una auténtica bola de billar?

Era el momento que había esperado toda su vida

-SI, ADELANTE¡¡¡

Y rápidamente la peluquera le aplicó la máquina a aquellos horribles mechones. Más tarde le embadurno cabeza y cejas con crema de afeitar y lo dejó calvo como un huevo.

Mientras la peluquera lo enceraba y los focos se orientaban a su cabeza para hacerla relucir más, el presentador anunció el próximo nivel:

-Manuel, acepta nuestro próximo nivel de crueldad?

-Si¡

-Este es diferente. Este es sorpresa. No puedes saberlo.

Manuel empalideció. No saber lo que venía a continuación, le daba más morbo. Podría ser cualquier cosa….aún le estaba costando asimilar que estaba ultra calvo.

-SI A TODO¡ ADELANTE¡¡

El público aplaudía frenético.

-Señores y señoras, qué noche¡¡ la crueldad continua: que entre de nuevo nuestra azafata¡

Entro de nuevo aquella escultural modelo con una caja en  las manos, seguidos de unos mozos que transportaban una  especie de radiador.

Mientras colocaban el radiador justo en frente de Manuel, la azafata sacó de la caja una especie de visera blanca, con una tela y lazos, y comenzó a ajustarla sobre su blanca cabeza.

El presentador no podía contener la risa mientras se disponía a explicar lo que venía a continuación:

-Nuestra azafata va a colocarle a Manuel una especie de sombrero, como veis, se ajusta a la cabeza y a la cara con unos lazos, de forma que queden despejadas toda la cara y la frente, y cubiertas las cejas y la cabeza….Si, señores¡¡ lo que están montando nuestros operarios es una cabina de rayos uva…ya se lo imaginan, no??? Manuel tomará 10 min de rayos ultravioletas sobre su cara, pero no sobre sus cejas y cabeza….¡¡¡

El no daba crédito, mientras la azafata le ajustaba aquel horrible gorrito con lacitos a los lados y atrás, iba entendiendo lo que pretendían: si ya su cabeza se veía blanca y resplandeciente, con los rayos uva en la cara el contraste sería aun mayor y más humillante¡¡¡ además estaba confeccionado a la perfección, dejaba cubierta sus ausentes cejas y descubierto hasta el nacimiento de donde había estado su flequillo.

-Y antes de que nuestros operarios activen la máquina….ESPEJO FLAHS¡¡

Otra vez aquella horrible música, los espejos bajando del techo, el suelo haciendo girar lentamente  el sillón hasta dar dos vueltas  completas, el público vitoreando, riendo al ver su humillación  ante su imagen, ya absolutamente calvo, y ahora con este otro gorrito como de bebé….

Cuando retiraron la máquina y le quitaron el gorrito, el resultado no podía ser más desastroso: el contraste era mucho mayor, parecía que tenía un casco en la cabeza, no daba crédito¡¡ el público no paraba de reírse y aplaudir.

Redoble de tambores en el plató.

-Y ahora, señoras y señores…Nuestro último nivel de crueldad….¿estás dispuesto a escucharlo, Manuel?

-Si….si…adelante….-Él se aterrorizó….qué más podían hacerle?

-Que pasen nuestras azafatas¡¡

Otra vez la música de entrada de aquellas preciosidades, que venían con otra máquina….¿Qué sería aquello?

-Atención Manuel: Porque el último nivel de crueldad, consiste en….¡La depilación eléctrica¡¡¡ -las chicas mostraron el aparato que habían colocado en el plató.

-Manuel: si aceptas el reto, ganaras 100.000 euros¡¡ Pero a cambio, deberás someterte a la depilación definitiva, en toda la cabeza y ,,,,por supuesto, en las cejas¡¡ Te advertimos que duele un poco….y también que estarás calvo y resbaladizo durante…. NI UN SOLO PELO EN TU CABEZA PARA EL RESTO DE TU VIDAAA…¡¡¡

Todo el mundo se puso a aplaudir….¡aquello era demasiado¡¡¡No podía ser¡¡¡ no podía creer que se hubiesen atrevido a llegar hasta ahí….Y tenía que decidirlo en ese momento¡¡¡La desesperación se adueñó de él, esto era demasiado¡…Se miraba atónito en el espejo, aun con la capa puesta, todo su pelo en el suelo, y el….ultra calvo, con aquellas marcas de los rayos uva en las cejas y en su cabeza…se veía horrible, anti-natural, ridículo¡¡ el mero hecho de pensar en estar así para el resto de su vida, le hizo tener la erección más grande que había sentido jamás…apenas oía a lo lejos la voz del presentador que continuaba diciendo:

-Hay solo tres condiciones más para aceptar el reto y llevarte el dinero, querido concursante….-Hizo una pausa y miró al público-

1.- Tendrás la obligación de acudir mensualmente al programa durante un año, para lograr la depilación total….

2.-Tendrás que tomar el sol con el gorrito, por contrato, y en invierno, rayos uva, al menos, una vez por semana

3.-La cadena te obsequia con 20 tarros de cera abrillantadora y tendrás que ponértela en la cabeza y cejas, cada día, por contrato….

Recuerda que son 100.000 euros….Tienes 10 segundos para contestar…a partir de YA¡

Se hizo el silencio, La prueba era mucho más dura de lo que parecía….Estaba a punto de estallar de excitación….

Se escuchó el típico redoble de tambores. El presentador lo miró a los ojos y le dijo:

-Y ahora….Manuel….estás dispuesto a tener esta imagen, irreversible, definitiva…PARA SIEMPRE…????

Se hizo un silencio. Y Manuel, como poseído por una voz que no era la suya, dijo en voz alta, clara y firme:

-SIIIIIII. ESTOY DISPUESTO. DÉJENME CALVO Y BRILLANTE PARA SIEMPRE¡¡¡

El público aplaudió, e inmediatamente las azafatas pusieron en funcionamiento la máquina de depilación

Las dos pistolas descargaban disparos eléctricos, destruyendo sus folículos capilares. No se sabía si era más doloroso en la ceja o en lo alto de su cabeza….

Cuando el programa acabó Manuel estaba exhausto, feliz, y aterrorizado. Esa semana, se batieron récord de audiencia.

Manuel nunca lamentó su decisión. Estaba orgulloso de ser un fetichista tan extremo, y, de alguna forma, ir diciéndolo a todo el mundo a través de su look.

mdj
Author: mdj

Deja una respuesta

Leave the field below empty!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.