Era una madrugada frÃa en Buenos Aires y estaba desvelada sin poder dormir cuando se me ocurre entrar en el chat de una página sobre cortes de pelo y chicas rapadas. Ahà es donde me encuentro con un chico simpático que al preguntar que hago en el chat le digo que quiero cortarme el cabello y qué me recomiende algún corte.
Al principio me muestra una foto de un bob con nuca rapada que me gustó mucho. Luego para ver si el corte me quedaria o no, le envié una foto mia a lo que al verla me responde que deberia raparme toda la cabeza.
Me negué a hacerlo pero en el fondo yo sabÃa que queria hacerlo. Luego empezó a mandarme fotos de mujeres rapadas que hicieron que me exitara.
Fui al baño de mi casa y encontré una máquina de rapar le madé una foto con la máquina en la mano y le pregunté si lo hacÃa en ese momento.
Él dijo sÃ, corri al baño y sin pensarlo encendà la máquina e hice una franja en medio de mi cabeza, no habia vuelta atrás acabaria pelada.
A medida que seguÃa la faena y la máquina pasaba por mi cabeza lo disfrutaba, me excitaba. Escuchar el ruido de la maquinita fue único, lo mejor de la vida.
Al terminar no atiné a hacer otra cosa que tocarme la cabeza recién rapada, se sentia tan bien, no paraba de reirme mientras lo hacÃa.
me tomé una foto de, resultado y se la mandé al chico,p en cuestión, le gustó mucho el corte y afirmó que me veÃa mejor pelada que con pelo.
Ese dÃa me fui amdormir feliz habÃa nacido una nueva yo.
A la mañana sieguiente al verme al espejo somreà mientras me tocaba la cabeza. Sin darme cuenta y de casualidad habÃa encontrado algo que me llenaba y me gustaba, la cabeza rapada era lo que necesitaba para estar bien conmigo misma y quererme.