La nueva Leyre (anónimo)

Amaya jugueteaba con el posavasos de su refresco para ocupar la espera. Bajo su mandado, ningún posavasos conseguía llegar al segundo uso. Primero lo hacía girar impulsando con un golpe de sus dedos. Cuando ya se había cansado de experimentar con las fuerzas centrífugas, empezaba a testear su resistencia. En cuestión de minutos el cartón no daba más de sí y se rendía ante ella, convirtiéndose en simples pedazos de papel.

Una vez el sujeto de pruebas estaba inservible, Amaya miro la hora en el móvil. Quince minutos de retraso, no era propio de Leyre. Su vista se alzó para comprobar la puerta una vez más. El mobiliario del restaurante no permitía ver completamente la entrada, pero era suficiente para reconocer si llegaba alguien nuevo.

La puerta se abrió y entró alguien rápidamente. Amaya no alcanzó a ver su cara, desde su ángulo solo llegó a sospechar que era alguien joven, casi seguro una chica. La joven se quedó en la puerta esperando ser atendida. Amaya no pudo pasar por alto la preciosa melena que llevaba, oscilando lentamente sobre sus hombros.

Un empleado del local se acercó a ella y después de un breve intercambio de palabras, señaló hacia su mesa. Amaya frunció el ceño. La joven emprendió su camino a través del hall, superando el mobiliario, y giro hacia la mesa de Amaya. Nada más girar, la boca de Amaya se abrió de par en par. Leyre caminaba hacia ella con una sonrisa de oreja a oreja. Dos pasos antes de llegar a la mesa hizo una breve parada y un gesto girando su cabeza.

  • ¿Pero qué habéis hecho mientras no estaba? ¿Quién es esta chica y que ha hecho con mi amiga?
  • ¿Te gusta?
  • Me encanta, te queda espectacular.
  • ¡Gracias! Resulta que he sido vuestra primera modelo!
  • No me digas!? ¿Te ha engañado Ion?
  • Bueno, tanto como engañar no, pero ha sido su idea si
  • Seguro que ha sacado todos los cachivaches nuevos que le llegaron el otro día
  • En efecto. Por cierto, perdona el retraso.
  • No hay nada que perdonar, ahora lo entiendo todo. Me has dejado sin palabras. ¿Tenías pensado pegar tanto cambio?
  • Para nada, a sido completamente improvisado, muy emocionante
  • ¡Me alegro mucho! Y qué tal con Ion, ¿te ha caído bien?
  • Si, muy agradable, y todo un profesional. Es una gozada verle trabajar
  • La verdad es que tiene un don

Leyre se sentía pletórica en su nueva forma. Su mano se desplazaba automáticamente a la nuca cada cierto tiempo, para juguetear con su nuevo look. Acercaba la mano al final de su melena para que esta reposara sobre ella. Con un dedo, palpaba la línea que Ion había definido con tanto esmero y jugueteaba con ella.


Si pasaba la mano por su cuello podía notar algunos de los pequeños pelitos que habían quedado tras repaso a máquina.

Como de costumbre, era complicado encontrar tiempo para llevarse algo a la boca entre tanto charloteo y risas. La comida se dilató horas hasta que prácticamente les echaron del local.

Ambas amigas caminaron sin rumbo siguiendo la conversación hasta que Amaya miró el móvil y se dio cuenta de la hora que era.

  • ¡¿Ya son las 18?! Se me pasa el tiempo volando contigo.. Tengo que ir a la peluquería para hacerle el relevo a Ion.
  • ¡Claro! Te acompaño, me pilla de camino hacia casa

Veinte minutos después, ambas amigas entraban por la puerta de la peluquería. Ion estaba solo, pasando la escoba cerca de la butaca. Levantó la vista y sonrió a la pareja que entraba.

  • ¡Pero si es mi modelo preferida! ¿Qué tal la comida pareja?

Leyre se sonrojó sensiblemente, sin decir nada

  • Pues genial, con Leyre siempre se me hacen cortas las horas, a pocas no llego.
  • No te preocupes, la cita de las 18 no va a venir, ha llamado hace un rato para anularla. Hasta las 18:30 estamos libres
  • Iguálmente tu ya te puedes marchar, acabo de limpiar yo en un rato compi.
  • Pues muchas gracias

Leyre se había quedado en la puerta buscando la ocasión de despedirse. Ion se giró para dirigirse a ella.

  • Leyre ¿Tu que plan tienes ahora? ¿Te apetece una cerveza?
  • Pues la verdad es que pensaba ir para casa, pero si! ¿Por qué no? es viernes al fin y al cabo..
  • ¡Perfecto! Dame 5 minutos para que me cambie.

Ion desapareció hacia un cuarto reservado para el personal. Amaya miro a Leyre con mirada picarona

  • (Susurrando) Así que una cerveza e…?
  • (Susurrando) Calla chica, que no es nada…

No pasó ni un minuto y Ion salió de la habitación vestido de calle con un pequeña mochila al hombre

  • Lista ¿Vamos?
  • Si. Adiós amaya, pasa buena tarde
  • Adios pareja, pasadlo bien.

Amaya le guiño un ojo a Leyre mientras esta le echaba un último beso antes de salir por la puerta detrás de Ion.

  • Si te parece vamos a una taberna que hay aquí a la vuelta, hay terraza y tienen cosillas de picar también
  • Por mi bien..
  • Cuéntame ¿Qué tal te sientes con tu nuevo corte?
  • La verdad es que estoy encantada, no paro de mover la cabeza y de jugar con él. Me siento como nueva sin todo ese pelo sobre mis hombros
  • ¡Me alegro mucho! Tenías buena cantidad la verdad.
  • ¿La peluquería te interesa desde siempre?
  • Si, desde muy pequeño siempre tengo recuerdo de fijarme en los cortes. era el único de mi clase que disfrutaba de ir a la peluquería.

Ion sonrió

  • Viéndote cortar se nota que es vocacional

Les costó muy poco llegar hasta el pequeño establecimiento. Ion señaló una de las cuatro mesas de la terraza y tendió una silla para que Leyre se sentase.

  • ¿Caña?
  • Si, por favor
  • Ok, ahora vengo

Ion entró en la taberna mientras Leyre echaba un último vistazo al móvil. Mensaje de Amaya “Suerte preciosa” y notificaciones sin importancia, puso el modo silencio y guardó el móvil. En ese corto plazo Ion ya había salido del bar portando dos botellines y posaba uno delante de Leyre.

  • Muchas gracias
  • De nada.Bueno, cuéntame un poco de ti, ¿No hace mucho que vives por aquí verdad?

Leyre se puso en modo cháchara y le hizo un resúmen de período abarcado entre su nacimiento y el día anterior. Ion mostraba mucho interés por cada aspecto de la historia y hacía lo posible por entrar en detalles. Sin darse apenas cuenta, la mesa empezó a poblarse de botellines vacíos.

  • Menuda chapa te he metido Ion.. ya lo siento
  • ¡Al revés! Me lo estoy pasando genial, y me encanta saber más cosas de ti
  • Háblame un poco de tí ¿Cómo te sientes al tener tu propio negocio?
  • Pues aún no me lo creo del todo. Es un sueño hecho realidad. Además hoy ha sido un nivel superior. Es la primera vez que tengo en la silla una melena tan preciosa como la tuya y oigo las palabras “Me fío de ti, haz lo que quieras”
  • Me alegra mucho oírlo, para mí también ha sido un gran paso. Seguro que te volverá a pasar en menos de lo que piensas, con lo bien que cortas.
  • Muchas gracias, y ojalá tengas razón. A ver si Amaya se contagia de tu valentía y me deja pegarle un buen tijeretazo también.
  • Mientras lo decía, Ion esgrimía una sonrisa algo diabólica.

Amaya llevaba el pelo a capas, pasándole los hombros sensiblemente en el caso más largo. Siempre lo tenía algo desaliñado, era su marca de la casa. Leyre había visto en fotos de hace años como el pelo de Amaya frecuentaba cambios de color y de largura contínuos.

  • Es verdad, con lo atrevida que era hace unos años.. Y desde que la conozco lleva el mismo estilo.
  • Podría ayudarte en esa pequeña campaña.
  • Me gusta como piensas.

La sonrisa apareció también en la cara de Leyre.

  • Hacemos una cosa, yo mañana quedo con ella y le empiezo a picar un poco con el tema, tu reserva un hueco en la pelu a última hora.
  • Eso puedo hacerlo.

Ion extendió la mano para sellar el trato. una vez hecho el trato, dieron por acabada la velada, y caminaron hasta la estación de metro más cercana. intercambiaron sus números y se despidieron.

Ambos pasaron todo el camino hacia casa entre nubes, pensando en el otro, en la química que tenían y en su maléfico plan.

A la mañana siguiente, Leyre se despertó con el sonido del móvil. Después de varios manotazos, acertó a coger y llevarse el móvil a la cara.

  • ¿Diga?
  • Leyre!! que me tienes en ascuas, te he escrito mil mensajes ¿Que tal ayer?

Leyre se inclinó de un salto

  • Amaya! Me he quedado ultra sobada, perdona.
  • ¡¡Cuenta cuenta!!
  • Espera.. mejor echamos un café y así te cuento en persona.
  • ¿En serio? ¿¡Me vas a dejar así!?
  • Pues si..déjame adecentarme y nos vemos dentro de una hora donde siempre
  • Vaaaale

Nada más colgar, Leyre escribió a Ion. “Ion, quedó en una hora con Amaya, ¿Hasta que hora tienes turno? ¿Hay huecos disponibles?”

Ion no tardó mucho en responder “Leyre! Tengo turno hasta las 14, venid con la excusa de recogerme a esa hora y a ver si la engatusamos”

Leyre se apresuró en contestar “Hecho! hasta luego”

Tiró el móvil en la cama y salió despedida a la ducha. No fue hasta ir a enjabonarse el pelo que se acordó de su nuevo corte. ya casi no tenía pelo que lavar, eso le ahorraría tiempo. Por un momento recordó la imagen de Ion pasando la máquina para perfilar el corte, y el escalofrío recorrió su cuerpo desnudo. Se terminó de arreglar todo lo rápido que pudo y salió despedida por la puerta.

En el ascensor no tardó en reparar que el pelo no quedaba igual sin el sensible secado de Ion. Tenía algo más de volumen y estaba más salvaje.

Al llegar, Amaya ya tenía una mesa lista y jugaba con el posavasos de su té rojo. Se saludaron cariñosamente.

  • ¡Vamos! cuenta cuenta!
  • No se que quieres oír exactamente, fue una tarde muy agradable
  • ¿¡Y ya está!? Pero si se veía a la legua la tensión entre los dos
  • Digamos que hubo cierta química

Leyre sonrió mientras bebía el primer sorbo de café del día

  • Lo sabía!! Jo, me alegro muchísimo, pegáis un montón
  • ¡No adelantes acontecimientos!
  • Vale vale, cambio de tema..¿Cómo has amanecido con tu nuevo look?
  • Ni me he enterado, hasta que me ha tocado secarme el pelo, y encantada, 20 minutos ahorrados.
  • Desde luego, tenías una melena muy larga ya
  • Hablando de melenas muy largas, ¿tú no te animas a cortar?

Amaya se llevó la mano a un mechón que le colgaba por el lateral de la cara y se lo pasó por detrás de la oreja.

  • Llevo un tiempo dejándolo crecer a posta, pero la verdad es que se hace duro
  • Dímelo a mí, que llevaba toda la vida con esa melena. Igual es momento de cambio para las dos, yo ya he dado un paso ¿Que me dices?
  • Me lo pienso, la verdad es que no lo descarto…

Leyre dejó reposar el juego y cambió de tema. Hablaron de planes, de Ion y de todo lo que se les pasaba por la cabeza. De nuevo el tiempo transcurrió muy rápido, y pronto llegó la hora del cambio de turno en la peluquería. Leyre se percató y volvió a la carga con el plan.

  • ¿Sale Ion ahora de la peluquería no? ¿Te parece si le vamos a buscar?
  • Si, creo que en 15 minutos. Me parece bien, pago y vamos.

Mientras Amaya se acercaba a pagar Leyre sacó el móvil rápidamente y escribió a Ion “Todo va según lo planeado, vamos para allí”. Ion respondió casi al segundo “Perfecto, aquí os espero”. Leyre sonrió y guardó el móvil antes de levantarse en busca de Amaya.

Durante los 10 minutos de trayecto Leyre notó que se estaba poniendo muy nerviosa e intentó disimular hablando compulsivamente.

Nada más abrir encontraron a Ion limpiando la butaca.

  • ¿Qué tal compi?¿Cómo se ha dado la mañana?
  • Muy tranquila la verdad, las citas que teníamos y poco movimiento más.

Leyre miró a Ion con complicidad

  • ¿Entonces no te importará hacer un corte más antes de cerrar?

Ion le devolvió la mirada y se giró hacia Amaya

  • ¿No me digas que te ha convencido?

Amaya se quedó congelada con una expresión de sorpresa en su cara. Para nada esperaba esa encerrona.

  • Veo que había un plan aquí… muy bonito, confabulando contra mí..

Leyre sonrió mientras empujaba cariñosamente a su amiga hacia la butaca

  • Si lo estas deseando tonta.. Llevas mucho tiempo con el mismo estilo
  • Vale vale, menudo par he juntado, liantes..

Ion se acercó con una capa y cubrió a Amaya.

  • Mi segunda modelo en dos días, soy un peluquero afortunado, no hay duda
  • ¿Vas a montar todo el paripé?
  • Si, hay que aprovechar

Mientras ambos compañeros discutían, Leyre tomó asiento en la butaca contigua y se puso cómoda para ver el show. La situación le parecía perfecta, los nervios se habían transformado en una excitación creciente por ver el cambio de su amiga y por volver a ver a Ion cortando el pelo.

Amaya se giró hacia Leyre

  • ¿Estarás contenta, no? Te ha salido el plan redondo
  • La verdad es que estoy bastante orgullosa sí

Leyre esgrimió una sonrisa pícara mientras Ion terminaba de encender el set y se acercaba a Amaya

  • ¿Qué tienes pensado para mí, compi?
  • Tengo una idea bastante clara ¿Me das vía libre?
  • .. si.. seguro que me sorprendes para bien

En ese momento Leyre se dio cuenta de que no tenía idea de lo que iba a pasar allí. No había hablado con Ion del corte, ni una mínima pista de lo que tenía en mente. Ese abismo de posibilidades no hizo sino incrementar su excitación.

Ion empezó a peinar la melena de Amaya y rociarla con un dispensador de agua. en poco tiempo todo el pelo estaba empapado y ordenado.Con ayuda del peine, dibujó un triángulo en su frente, separando parte de su melena, que ahora caía sobre su cara. peino los mechones hasta que uno se quedó bloqueado entre sus dedos. Colocó la tijera y empezó a dar los primeros cortes, en ángulo con sus dedos, creando una línea desfilada.

Ion repitió la acción para cada uno de los mechones que caían por la cara, despejándola y dejando ver la expresión entre interesada y asustada de Amaya. Leyre disfrutaba cada preciso tijeretazo. Cuando el nuevo flequillo ya había tomado su forma final, Ion volvió a prestar atención al resto de la melena. Desvió gran parte de la melena hacia un lado, dejando una parcela  de melena suelta en el lateral izquierdo de la cabeza. Con esa sección bien delimitada, peino un pequeño mechón y lo sujetó posando sus  dedos sobre la raíz. En dos cortes el mechón se convirtió en un manojo de pelos cayendo sobre el hombro y en un grupo de pequeños pelitos en la patilla de Amaya.

Leyre pegó un respingo al ver como el pelo se deslizaba por la capa. Sin miramientos Ion repitió la acción para cada mechon de la sección que tenía separada, dejando todo el lateral uniforme con un dedo de largura. Amaya cada vez abría más los ojos, sorprendida de lo rápido que había perdido el lateral de su melena. El peluquero no prestaba atención a las caras de ninguna de las dos, estaba totalmente concentrado en el corte. Empezó a pasar el peine por el lateral y, acompañado de continuos tijeretazos, redujo la largura considerablemente.

Ya con el lateral uniforme, Ion se acercó a la pequeña mesa con accesorios que estaba entre ambas butacas.  Dejó tijeras y peine, y rebuscó en un cajón. Con un objeto en la mano, levantó la vista hacia Leyre, y le guiñó un ojo. Esgrimía una pequeña maquinilla eléctrica sin guía. Al ver a Ion con tal arma acercándose a su amiga, Leyre apretó fuertemente los muslos uno contra otro y se mordió los labios. Amaya empezó a ver por donde iban las ideas de Ion, y le miró esperando lo peor. Ninguna de las reacción hizo a Ion inmutarse. Pasado el paréntesis volvió a su máxima concentración. Encendió la pequeña maquinilla, la colocó sobre la piel de Amaya, a la altura de su ojo, con la cuchilla mirando al lateral recién despejado, y trazó una línea curva que partía la sección en dos.

Cambiando de sentido la cuchilla, y esta vez desde el costado el cuello, completó el recorrido de la curva, que enmarcaba la oreja de Amaya.

Ya con la sección dividida claramente en dos, Ion posó la pequeña máquina sobre la línea recién creada. Con un ligero movimiento hacia abajo, creando una perfecta carretera prácticamente blanca. Amaya era bastante pálida, y, aun así, la piel que quedó a la vista resaltaba notablemente. Leyre empezaba a sentirse descontrolada. Con esa pasada de la máquina, su excitación estaba por las nubes. Para nada estaba en sus planes que su amiga acabase con un lateral de su cabeza totalmente al cero.

 

Sin apenas tiempo para asumir lo que sentía, Leyre presenció pasmada otros tres precisos movimientos de Ion. Prácticamente todo el pelo que rodeaba la oreja de su amiga había desaparecido, solo un pequeño mechón resistía. Ahora desde el cuello, la maquinilla arrasó con ese pequeño excedente y dejó una gran porción de blanquecina piel a la vista. Leyre tenía sensaciones encontradas. Por un lado, la situación le encantaba; Ion concentrado de nuevo, su amiga cambiando de estilo y ella con asiento de primera fila, como instigadora de todo. Todo ello le mantenía en un estado de excitación muy nuevo e incomparable con lo vivido hasta el momento. Pero eso no era todo, había también otro sentimiento aflorando, una especie de celos hacia la posición de Amaya. Por momentos se imaginaba en el cuerpo de su amiga, y un escalofrío pasaba entre sus piernas hasta hacerle apretar su culo contra la butaca.

Con el lateral perfecto, Ion se dedicó al resto de la melena, quitando algo de largura y capeando con ayuda de las tijeras hasta dejar una melena que no llegaba a rozar los hombros. Mientras remataba el corte, Leyre miraba embobada y ensoñadora. Amaya también había entrado en una especie de trance, fijándose en cada movimiento de Ion, sin apenas percatarse que era su pelo el que caía sobre sus hombros

Después de bastantes tijeretazos, Ion se dió por satisfecho y soltó las tijeras. Con ayuda de peine y secador, fué dando forma a la nueva apariencia de Amaya. Al finalizar, la melena quedó peinada totalmente hacia un lado, dejando ver toda la zona rapada, y con un resultado entre despeinado y elegante.

La voz de Ion sacó a ambas amigas del trance.

  • ¡Ya estas! Espero que te guste
  • Ion… me encanta!!

CONTINUARÁ….

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Author: mdj

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