La Payasa (mdj y Maca)

Lucia una joven de 23 años con el pelo negro, liso y por mitad de la espalda, su flequillo era su seña de identidad. En 23 años nunca se había visto sin el. Acababa de terminar sus estudios de administrativo y no conseguía encontrar trabajo a pesar de lo sexy que estaba. Era un poco creída y eso la había llevado a rechazar varios trabajos ya que no eran lo que esperaba. Un buen día caminando por la calle se fijó en un cartel que había pegado a una farola:

“BUSCAMOS CHICA JOVEN, CONTRATO DE LARGA DURACIÓN, BUEN SUELDO”.

Inmediatamente llamó por teléfono sin esperar a llegar a casa. Cuando le respondieron se dió cuenta de que la empresa era un circo y que buscaban una chica para payasa. Lucía hizo unos años hizo varios cursos de animadora, por lo que pensó que ella podría adaptarse fácil a ese trabajo, así que concertó una cita.

Por fin podía respirar tranquila, había encontrado el trabajo ¿perfecto? Ella se dirigía a la entrevista con el director del circo y se puso lo más sexy que pudo. Ya era hora que su físico sirviera para algo. Se pasó la tarde arreglándose el pelo, las cejas, probando que pintalabios le quedaría mejor y hasta se compró algo de ropa.

El director del circo la había citado en una cafetería cara de la ciudad, por lo que pensó que pagarían bien el trabajo, así que olvidó la vergüenza que le daba vestir de payasa y empezó a pensar en el buen sueldo que cobraría por trabajar viernes, sábados y domingo. Además, podría tener otro trabajo más durante la semana de lunes a viernes y ganar dos buenos sueldos.

Al llegar a la cafetería el chico la recibió:
Así que tu eres Lucía. Me cuesta imaginarte de payasa. ¿De verdad serás capaz de hacer bien tu trabajo? -le preguntó el empresario.
Claro que sí, respondió la joven.

Con todo esto, el empresario la citó en el circo dentro de unas horas para realizarle una prueba. Tras ver como se desenvolvía Lucía en varios trucos se mostró convencido de que era la chica adecuada:

Enhorabuena, el trabajo es tuyo. Eso sí, has de saber que ahora mismo no estás disfrazada y tendrás que adaptar tu apariencia a la de una payasa cuando vengas a actuar.
Ningún problema, respondió contenta la chica ilusionada.
Estupendo, pues no se hable más. Tienes que firmar aquí. De momento te contratamos durante un año, pero te podremos renovar seguro para otro más. Como ves, el sueldo compensa todo lo que tienes que hacer para adaptar tu apariencia a la de una payasa. Como sabrás este circo es conocido por la lograda apariencia de sus payasos. Puedes llevártelo y leerlo tranquila y mañana lo traes.

Lucía ignoró esto último y rápidamente pasó las cinco páginas de contrato y en la última página plasmó su firma. El empresario, viendo el convencimiento de la chica hizo lo mismo y ambos se dieron la mano como gesto del acuerdo.

Pasaron los días y llegó el viernes. Lucía se mostraba ilusionada por la llegada de su primer día de trabajo. Dos horas antes de la función comenzaba su jornada. Tenía que pasar por los departamentos de maquillaje y estilismo del circo para prepararse previamente.

Se vistió con ropa cómoda sabiendo que luego tendría que disfrazarse y se secó el pelo rápidamente pensando que después se pondría la peluca y no tendría que preocuparse mucho por el.

Al llegar al circo preguntó al encargado de seguridad por el departamento de maquillaje y estilismo. Allí había una gran sala con grandes espejos y dos chicas esperándola:
Hola soy Mónica, eres la chica nueva ¿Lucia?
Encantada, Mónica.
Te presento a Julia, las dos somos las responsables de maquillaje y peluquería, así que mas te vale que estés contenta con los resultados.
Mónica, tampoco te pases que asustas a la chica y se nos va. Tampoco es para tanto, pero has de saber que siempre has de estar preparada.
Os acabare cogiendo cariño.
Eso seguro nena.
¿Es tu primer trabajo?
Si, termine administrativo y no encontraba nada, pensé que esta oferta que vi era para eso, pero bueno esto también esta bien.
Después de las presentaciones las dos la condujeron hacia un pequeño camerino, allí la hicieron probarse su ropa, para asegurar que todo la quedaba bien, una vez dado el visto bueno, la hicieron ponerse una bata, de nuevo la dirigieron hacia una esquina, en ella un sillón, unos cuantos utensilios de peluquería y varios pinceles.
bueno siéntate aquí, que vas a ser la payasa mas guapa de todos los circos. Mónica acércame la capa azul, anda, que seguro que la queda bien, lo único que pesa un poquito.
No pasa nada, total voy a estar sentada
Te tendrás que levantar un par de veces, por eso lo digo.
La colocó la capa con mucha energía, las tres empezaron a reír, pero solo una de ellas no sabia que todo no había hecho mas que comenzar, mojaron su melena, la peinaron durante mucho tiempo, tal vez para ver la forma mas fácil que abulte menos, recogían y volvían a peinar su flequillo, parecía que la cosa estaba tranquila, Lucia ajena a todo lo que ocurriría después pregunto:
¿Qué clase de peluca me queréis poner? Veo que estáis muy concentradas y quería verla.
¿peluca dices? Espera un momento.
Acto seguido ambas se apartaron dejándola sola frente al espejo, se habían quedado un poco sorprendidas, de ver como alguien aceptaría una cosa así sin leer antes las cláusulas.

Mónica, se ve que no ha leído el contrato.
Estas de broma Julia ¿Cómo no lo va a ver leído? Entonces ¿para que aceptaría así como así?
De todas formas, coge una de esas rojas y enséñasela, diré que era una broma, así vemos como reacciona.
Que te pensabas, que como te hemos puesto la capa ¿te pensabas que te íbamos a rapar?
Bueno, como me decís que queréis todo perfecto, pero no me lo imagino.
Aquí la tienes, este será tu pelo durante la función te dejamos a solas con el.
De nuevo se retiraron, se habían olvidado la maquinilla, por el camino discutían de cómo decírselo, ya que si era cierto que no lo había leído, seria un mal rato, por suerte se encontraron con el jefe del circo, le comentaron la situación. Este les dijo que no había tiempo para buscar más chicas, además de que les gustó la prueba que ella había realizado como payasa, así que le pidió a sus empleadas que Lucía no se les fuera por nada.

De vuelta con Lucia, Mónica volvió a peinar el pelo hacia atrás, julia se había colocado a la derecha, tenía un arma preparada, era la maquinilla, escondida detrás de ella y de forma discreta quitaba la guía y la ajustaba para un rapado perfecto.
Bueno ahora quiero que no te muevas, eches la cabeza hacia atrás y no cierres los ojos.
Julia, produce.
El ruido de la maquinilla, cambio el color de su cara en pocos segundos, pero tras respirar, recordar y el tener la peluca en sus manos, pensó que seria alguna broma, pero no fue así, Mónica se la quito enseguida, ajusto bien la capa, julia se coloco justo detrás, coloco la maquinilla en la frente y con mucha suavidad dio la primera pasada desde la frente hasta la parte de arriba de la nuca.
Que bien te queda, seguro que así ligaras un montón.
No puede ser lo que me estáis haciendo.
Si que puede ser cariño. ¿No te leíste el contrato? Ahí queda recogido que tu alto sueldo es por adaptar totalmente tu imagen a la de una payasa.

Con la primera línea hecha, decidieron que era hora de jugar un poco, cortaron un poco los mechones para dejarla mas marcada, que se viera en el espejo.
¿Qué tal te ves Lucía?
La chica no daba a crédito. Ahora entendía que lo que era su melena lo iban a convertir en una peluca de payaso, pero real.
bueno ya estas rapadita. Te verás rara durante un tiempo, pero tienes todo un año para acostumbrarte.

Lucía apreciaba lo que le habían hecho. Aunque solo fuera una línea, ya imaginaba asta donde querían llegar, una tras otra se sucedían las pasadas, los mechones caían sobre la capa, que Mónica se encargaba de coger y dejarlos deslizar sobre su cara, para hacerla sufrir, ambas tenían ganas de guerra, paraban, la dejaban sola frente al espejo, e incluso se permitieron el lujo de dar algunas pasadas con navaja, las gustaba verla sufrir, no querían que todo eso acabara.

Bueno Lucía, ahora vamos con el siguiente paso. Esta calva tiene que brillar así que te la voy a afeitar ¿ok? No te muevas, no quiero hacerte cortes.

No podía ser peor para Lucía. Ya resignada se dejaba hacer pero estaba horrorizada. Sabia que la quedaba mucho tiempo en esa silla, así que de nuevo a tragar saliva y dejarse hacer.
Con la cabeza enjabonada, ambas discutían quien seria la primera en darla la primera pasada, se estaban divirtiendo, así que las primeras pasadas las dieron una vez cada una, se tomaban su tiempo, así que decidieron seguir mas allá con su diversión.
Mira que niña más mona, ¿verdad Julia?
Excelente trabajo Mónica, pero te dejas un poquito allí.
Eso se lo dejamos a la nueva, que se estrene, alguna vez la tocara a ella hacérselo, así aprende ¿verdad preciosa?
Pero… cuando termináis.
Terminar, chica que poco respete por nuestro trabajo.
Poco a poco iban despejando su cabeza, con mucha calma, no parecian tener prisa, pero por fin llego el momento que ambas esperaban.
¡Ahora viene lo mejor!
¿Qué pasa aun queda más?
Mi niña que joven y que poco inteligente puedes llegar a ser.
Ambas de nuevo se apartaron para dejarla sola que se viera mientras se fueron a preparar el tinte.

Lucia levántate que limpiamos un poco la silla, si quieres ir al baño puedes mientras preparamos el resto.
Estoy bien así.
¡pero mírate mujer si no pasa nada! Y ensaya con la capa que estas en un circo.
Vente conmigo Lucia, Julia te dejamos sola.
Ambas se fueron a dar un paseo, mientras Julia preparaba el tinte y el resto de cosas que iba a utilizar.

De nuevo en la silla, Mónica se acercaba con un líquido con fuerte olor. Lucía lo adivinó, era agua oxigenada y le iban a decolorar el pelo que le quedaba a los lados y nuca.
Esto es para después teñirte de un color de payasa. Te vamos a poner un rojo fuerte como el de esa peluca. ¡Verás qué auténtica quedas!
Lucía ya resignada apenas daba crédito. Intentaba pensar que todo esto era un sueño y solo deseaba que llegara el momento de despertar.

Cuando quiso acordar la llevaron a un lavacabezas y vió como su color se perdía quedando un amarillo pollo horrible que en breve la estilista llenó de tinte rojo con la brocha.

Tras un buen rato de secador y aclarar, Lucía pensaba que ya acababa todo pero aún quedaba más:

Ahora vamos a ponerte este líquido y te vas a ir al secador. El pelo de los payasos es muy rizado y a mi no me pagan tanto como para estar rizándotelo todos los días.
Lucía adivinió lo que le venía encima. Era un líquido de permanente. No podía ser peor. Le estaban llenando la cabeza de rulos pequeños y se la llevaban hacia el secador. Ella lloraba al ver lo que estaban haciendo con la imagen de chica coqueta que tenía hacía apenas una hora.

Le aclararon la permanente y pudo apreciar que lo de su pelo no tendría más remedio que pelarse entera si quisiera eliminar ese horror que le estaban provocando, pero tampoco era posible, el contrato la ataba por un año al circo.
Una vez secado el pelo la estilista empezó a cortar los rizos a la altura de las orejas para que quedaran cortitos, como si de una peluca de payaso calva se tratase.

Cuando ya estaban limpiando esos pelitos y Lucía pensaba que podría marcharse la hicieron sentarse de nuevo.

Espera Lucía, aún nos queda un paso más. Ayudadme vosotras.

En breve las otras chicas llegaron y le pasaron la máquina por las cejas. La tarde no podía ser peor. Antes de que se diera cuenta le estaban poniendo espuma y se las estaban afeitando. Después Mónica apareció con un lápiz para dibujarle unas altas y arqueadas cejas rojas en su cara, mientras las demás chicas pintaban el resto de la cara y su calva de color blanco. Luego le pintaron los mofletes de color rojo y le pusieron la nariz de payaso.
La vistieron con el disfraz y así Lucía quedó preparada para su primera función.

Aguantando el tipo trató de actuar sin pensar en lo que le había ocurrido a su imagen, pero apenas terminar al volver al camerino se dió cuenta de lo que habían hecho con su precioso pelo.

Lucía tuvo que regresar a casa con ropa sexy pero con su pelo de payasa. No se podía mirar a ningún espejo. Evitaba fijarse en su figura cuando caminaba cerca un escaparate o pasaba cerca de un coche.

Meses después la despidieron. No es que fuera mala, pero había muchas tensiones hacia sus compañeras, cosa que en un circo no daba muy buena imagen.
Lucia de vuelta en casa, tapaba el poco pelo que la quedaba con un pañuelo, decidiendo entre afeitarse completamente o dejar que creciera un poco y así, disimular todo aquello.
Después de mucho pensar y sabiendo que sin su pelo perdería muchas oportunidades, decidió empezar de cero. Tragó saliva y sin pensárselo dos veces se bajo a la peluquería de una amiga suya que mas o menos sabia de qué iba el tema. Cogió cita a ultima hora y hasta ahí llegó Lucia con el pañuelo puesto.
La peluquera la recibió como si fuera una mas y después de acomodarla en el sillón procedió a quitarle el pañuelo dejando su peinado de circo al descubierto.
Ambas evitaron hacer comentarios, así que en total silencio, le colocó la capa, humedeció el poco pelo que le quedaba y encendió la máquina para quitar aquellos rizos. Desde la frente hacia atrás una tras otra pasada iba dejando su cabeza completamente calva rápidamente. La cara de Lucia estaba entre el llanto y la sonrisa, cosa extraña por su parte. No tuvo que hacerle nada en las cejas porque apenas hacía unos diás que actuó en el circo y las tenía afeitadas. En poco mas de dos minutos había terminado completamente le puso un poco de crema y así quedó completamente calva. De vuelta empezar de cero.

Poco después un chico se intereso por ella y le ofreció un puesto de trabajo. Este la puso en contacto con una agencia de modelos y empezó a hacer books para importantes firmas. Con el tiempo ella y él montaron una agencia de modelos y dejó crecer su pelo hasta una melena normalita por los hombros. Hace unos días le llegó una campaña donde necesita ‘payasas’ para unos anuncios y anda seleccionando entre books quienes serán las chicas elegidas.

mdj
Author: mdj

1 comentario

    me a gustado mucho tu historia espero que agas mas prontito un besazo para los 2

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