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Andrea, una relación con muy buen comienzo (parte 2)

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(@dixturber)
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Cuando llegué al sitio indicado por Andrea la mañana siguiente, me la encontré ya esperándome, vestida algo más cómoda que el día anterior, con unos vaqueros y una camisa ancha de color verde que llevaba los dos botones de arriba desabrochados, enseñando un poco de escote. Su pelo estaba algo similar a como lo llevaba el día anterior, rizado y cayendo en cascada por encima de sus pechos, pero sin esa característica coleta que tenía antes. Seguramente la asusté un poquito al decirla que perdería su coleta y decidió no peinarla igual, quién sabe.

- Hola, ya estamos aquí - dijo medio divertida medio asustadiza.

- Hola - me acerqué a ella, pero me dio un poco de timidez y no la besé como saludo, simplemente me acerqué -. ¿Es aquí?

- Sí - dijo girándose a la puerta del establecimiento que estaba detrás de ella -. Esta es mi peluquería.

- ¿Estás segura de lo que vas a hacer? Piensa en lo que te arrepentiste anoche con...

- ¡Eso no va a volver a pasar, lo juro! - dijo poniéndose muy seria y mirándome fijamente a los ojos -. Mira, siento haberte dado ilusiones con lo de las tijeras, pensé que sería capaz...

- No pasa nada, la verdad me encendió muchísimo simplemente verte a punto de hacerlo, y quiero quedarme con eso positivo.

La escenita de la noche anterior en que Andrea fue a la cocina a coger unas tijeras, finalmente se quedó en un tijeretazo al aire, ya que en el último momento no tuvo el valor suficiente para hacerlo. La verdad, habría sido una lástima verla perder su peinado rizado tan perfecto... ¿o no?

- Pero llevo mucho tiempo pensando en hacer esto - prosiguió Andrea decidida -. Quiero salir de mi melena larga, quiero cambiar de imagen, y no sólo con peinados. Ya está bien de tanta coleta y tanto calor, ¿no crees?

- Te estoy empezando a conocer, no sabía que fueras así, lo único que se me ocurre decirte es que adelante - dije conteniendo mi emoción por lo que estaba a punto de ocurrir -. Sabes lo que opino de todo esto, pero quiero ser justo contigo y no abusar de la situación.

- No estás abusando nada, sé que esto para ti es muy excitante, pero no lo hago sólo por eso. Piensa que también lo hago por mi, por cambiar y demostrarme que puedo estar cómoda con otros pelos - dijo manoseándose los mechones que la caían por el pecho.

- Entonces... ¿entramos? - dije animándome a ponerla una mano en la cintura suavemente.

- Sí... - inspiro profundamente Andrea -. ¡Vamos!

Los dos cruzamos la puerta y entramos en la peluquería. Un sitio más bien pequeño, con sólo dos sillas un situadas a nuestra derecha y enfrente de un gran espejo compartido que llegaba de techo a suelo. Los lavacabezas estaban enfrente de la entrada y también eran dos, y detrás de ellos muchos estantes con productos para el pelo. A la izquierda se encontraba el mostrador, donde una mujer de unos 40 años, vestida con un uniforme de camiseta y pantalón negro, y un peinado de media melena castaño y ondulado por los hombros, estaba atendiendo sus asuntos en un ordenador. Al vernos entrar se sobresaltó enseguida, especialmente al ver a la que fue su cliente el anterior día.

- ¿Andrea? ¿Pero qué haces aquí, cariño? Espera - se paró un momento al darse cuenta de mi presencia -. Has traído a tu chico para adecentarlo un poco, ¿eh?

- Jaja, no Beli, he venido por mí otra vez - dijo divertida Andrea, puede que pensando en qué cosas me podrían hacer a mí y a mi poco pelo.

- Pero si ayer mismo te arreglé bien el pelo, y por lo que veo todavía te duran algo las ondas - salió del mostrador y se acercó a nosotros.

- Lo sé, pero estuve pensando... ya sabes, en lo que me ofreciste y me llevas atosigando tanto tiempo - siguió Andrea.

- ¡No me digas que hoy es el día! - se quedó clavada en el suelo la tal Beli.

- Beli... quiero que me cortes el pelo - dijo Andrea como si cada palabra de esa sentencia le pesara una tonelada.

- ¡Bendito sea el cielo! - exclamó dramáticamente, y luego se volvió hacia mí -. Has sido tú, ¿a que sí? Tú la has convencido.

- Bueno... - yo estaba súper avergonzado y conteniendo todas mis emociones fetichistas -. Yo la he animado, sí... pero la idea ha sido suya.

- Quiero hacerlo, Beli. ¡Estoy decidida! - Andrea sacudió su cabeza meneando sus ondas rubias de lado a lado -. Ya es hora de deshacerse de esta melena que me ha acompañado toda la vida.

- Uy, cariño, si eso es lo que quieres, eso vas a tener - cogió a Andrea por los hombros y la señaló una de las sillas de los espejos -. Vamos a ello, hagámoslo cuánto antes.

Andrea se dejó llevar hacia la silla, algo cohibida de repente. El entusiasmo de su peluquera la había colapsado un poco, tal vez su decisión por cortarse el pelo no superaba a las ganas que tenía ella de hacer lo mismo.

- Soy Isabel, por cierto - dijo volviéndose a mí tras sentar a Andrea en la silla -. Aquí todos me llaman Beli. Siéntate en una de esas sillas, ahí podrás verlo todo si te apetece.

- Gracias, yo soy Dix, un placer - dije dirigiéndome a unas sillas muy cerca de los lavacabezas.

Me senté y pude ver como desde esa posición veía a Andrea ligeramente de perfil y su reflejo totalmente de frente en el espejo. Así tendría vista para todos los ángulos de su corte. Un asiento realmente privilegiado. En ese momento, Andrea miraba fijamente el espejo y no despegaba la mirada de él, a saber que miraba, si su pelo, su expresión... o simplemente estaba concentrada en lo que iba a ocurrir a continuación.

De repente Beli acercó un carrito con utensilios de peluquería y lo puso cerca de ella y de Andrea, para tenerlo todo bien a mano. Agarró una capa negra y larga y la alzó por encima de Andrea para colocársela y taparla todo el cuerpo, hasta los tobillos. La hizo agachar un poco la cabeza y alzó toda su melena para poder ajustarla la capa en el cuello. En ese momento me di cuenta de algo que no estaba ocurriendo de forma normal, al menos no cómo yo imaginaba que ocurriría. Me armé de valor y le pregunté a Beli.

- Perdona, ¿se lo vas a cortar ya? ¿Sin lavarla la cabeza ni nada?

- Sí, cielo. Ayer mismo la lavé muy concienzudamente esta melenaza - dijo mientras agarraba toda su melena atrás y la estiraba pasando sus dedos entre sus ondas - y no es bueno abusar del lavado de cabeza todos los días. Además...

Hizo una pausa para coger algo del carrito. Andrea siguió el movimiento con la mirada y vi como sus ojos cambiaban de expresión al ver que Beli sujetaba unas tijeras muy largas y las chasqueaba un par de veces en el aire. Yo me acomodé en la silla algo inquieto también. El espectáculo iba a comenzar.

- Voy a ocuparme de gran parte de su largura, así que sería una pérdida de tiempo lavar y tratar algo que va a desaparecer - dijo guiñándome un ojo antes de girarse de nuevo y preguntarle a Andrea -. Por cierto cariño, ¿alguna idea? O me dejas vía libre.

- Eh... - Andrea estaba bastante en shock, seguramente todo estaba yendo demasiado rápido para ella -. No sé... ¿tú que opinas, amor?

¿Acababa de llamarme...? Me costó un momento recomponerme y darme cuenta de que tenía que decidir su nuevo corte de pelo. Era algo que llevaba toda la noche planeando. Había pensado en simplemente decir que la cortaran la melena hasta sus hombros, ya que no quería ser muy cruel con mi nueva novia. Pero la actitud de Beli estaba resultando bastante dominadora y tenía la sensación de que mi opinión, en ese momento, valía más bien poco comparado con las ganas que esa mujer tenía de cortar la melena de Andrea.

- Beli, la dejo en tus manos. Tienes vía libre - dije ominosamente.

- ¿Enserio esa es tu respuesta? - Andrea se sorprendió, parecía algo enojada por haber condenado a su melena con una frase tan simple, pero en el fondo ya tendría que saber a qué había venido.

- Tranquila, mi niña. Llevo mucho tiempo imaginando qué hacer con tu melena, así que lo tengo todo bajo control - dijo Beli agarrando nuevamente todos los mechones rubios de Andrea y colocándolos hacia atrás, estirándolos bien entre sus dedos -. Voy a hacerte un corte precioso, vas a tener a todos los chicos babeando por ti... aunque ya veo que esa batalla ya la has ganado.

Volví a ponerme un poco rojo, no sabía si por el último comentario, por Andrea llamándome "amor" hace unos segundos, o por lo que estaba disfrutando de la situación en general.

Entonces Beli, con toda la melena de Andrea estirada, colocó las tijeras por encima del hombro derecho de Andrea, como a la mitad del cuello. La mirada de Andrea y mis pensamientos reflejaban lo mismo: ¡No será capaz...!

- Lista cielo - preguntó Beli una última vez mirándola a través del espejo.

- … Lista … - dijo Andrea respirando profundamente con los ojos cerrados.

TAS. TAS. TAS. TAS. TAS. TAS.

Tijeretazo a tijeretazo, Beli iba muy despacio cortando los mechones ondulados de Andrea. Larguísimos mechones de casi 15 dedos de largo empezaron a caer directamente al suelo. Andrea seguía con los ojos cerrados y con cada crujir de su pelo, su expresión se volvía más y más compungida. ¡Estaba perdiendo todo su pelo!

Finalmente Beli llegó al hombro izquierdo, terminando con la largura de Andrea. Repasó un par de veces las puntas con la tijera para dejar todo bien igualado y depositó las tijeras de nuevo en el carrito de su izquierda, antes de coger un spray de agua y empezar a mojar la nueva melenita corta de Andrea, quien había abierto los ojos y, al ver la línea de su pelo ligeramente por debajo de su mandíbula, abrió la boca y soltó una especie de gemido de asombro y pena.

- ¿Qué te parece? Muy distinto, ¿eh? - la preguntó Beli mientras mojaba y cepillaba el pelo de Andrea.

- Es... es muy corto... - la costaba articular palabras, estaba realmente compungida y sus ojos empezaron a volverse muy acuosos.

- Uy, pues aquí queda mucho que trabajar todavía, ya verás como te gusta más el resultado final - dijo Beli dejando ya el spray en el carrito y cogiendo un peine de púas finas y unas tijeras algo más pequeñas que las de antes.

- No me cortes más de largo. Por favor, Beli. Está cortísimo así. No quiero más, por favor... - imploró Andrea.

- Tranquila mi niña. No voy a cortarte más largura. Pero hay que dar forma al corte, así está muy soso y hay que dejarlo más... interesante - esa última palabra sonó súper apetecible dentro de mi cabeza.

Con ayuda del peine, separó los laterales de su pelo hacia delante y se quedó sólo con toda la parte de atrás que ahora la llegaba a la mitad del cuello. Con su mano hizo que Andrea bajara bien la cabeza, casi tocando el pecho con su barbilla. Colocó el peine en la parte de más abajo, agarrando con él todos los mechones mojados y subiéndolos hacia arriba con un movimiento vertical, y con las tijeras empezó a cortar esos mechones según les iba subiendo. Bien pegadas a su cabeza, las tijeras estaban cortando toda su parte de atrás hasta la coronilla, dejándoselo casi inexistente abajo y más largo según subía.

Cuando uno de esos mechones de unos 5 dedos se resbaló por la capa delante de Andrea, esta se revolvió inquieta y no pudo aguantar su desasosiego.

- Beli, ¿qué me estás haciendo? - dijo con la voz algo rota.

- Te estoy cortando la parte de atrás muy cortita, pero no te asustes. No se aprecia tanto comparado con la largura, que te va a quedar por la mandíbula, es sólo para darle cierta inclinación y forma al corte y que quede más atractivo, ¿no te parece? - eso último lo dijo volviéndose hacia mí.

- Bueno... así en mojado no sé si... - estaba tan alucinado y a punto de explotar que mis palabras salían con más dificultad que las de Andrea.

- Amor, dime que no me está cortando mucho, por favor - me dijo Andrea.

- Tranquila. Te ha cortado bastante, pero estás quedando muy guapa - fue lo único que pude decir.

Eso no pareció ayudar mucho al ánimo de Andrea, quien seguía mirando hacia abajo por la posición y de vez en cuando se la veía agitarse en un espasmo como si de un escalofrío se tratase. Realmente lo estaba pasando mal. Me imaginé entonces que para Andrea las visitas a la peluquería debían de ser simplemente un arreglo de puntas y peinados diversos, pero jamás un cambio tan drástico como el que estaba recibiendo ahora mismo. Estaba disfrutando mucho de la situación, pero el pensar en lo incómoda y sufrida que estaba ella, me apenaba un poco también. Aunque, para ser sinceros del todo, eso añadía un punto excitante a todas mis emociones fetichistas. Estaba siendo un espectáculo redondo.

Beli terminó con la parte de atrás. Ahora la nuca de Andrea estaba escalonada llegando sus mechones más altos bien justitos a la altura del lóbulo de las orejas, y de ahí para abajo sumamente cortito. Andrea por fin pudo levantar la cabeza, pero no apreció el trabajo en su melena, ya que quedaba escondido en su parte trasera. Ahora Beli empezó a estirar los laterales con el peine dejándolos muy lisos y estirados, llegando hasta la mitad del cuello. Colocó las tijeras en el lado derecho, justo detrás del lóbulo de su oreja, y desde ahí, sin dudar ni un segundo. empezó a cortar hacia abajo muy rápido.

TAS TAS TAS TAS TAS TAS TAS TAS.

- Ah... - Andrea volvió a gemir impresionada por lo que estaba viendo.

Su lateral acababa de convertirse en un desfilado muy marcado desde su oreja hasta su barbilla. Rápidamente Beli se puso en el lado izquierdo y repitió la misma operación sin miramientos.

TAS TAS TAS TAS TAS TAS TAS TAS.

Esta vez Andrea supo contener sus emociones y simplemente miró sus mechones caer delicadamente sobre la capa hasta descansar sobre sus rodillas. Eran ya muchos los mechones que se encontraban ahí, recordándoles a Andrea lo que había sido su melena hasta hace unos minutos.

- Bueno, esto va cogiendo forma, muy bien - dijo Beli poniéndose delante de Andrea y empezando a peinar su parte delantera hacia abajo cubriéndola la carita.

- Ahora toca mi flequillo, ¿verdad? - dijo Andrea ya algo resignada.

- Exacto, ¿estás preparada para verte con un flequillo recto bien bonito? - dijo Beli mientras colocaba el peine a la altura de las cejas y las tijeras por debajo y a la izquierda de este.

- ¡¿Recto?! - dijo Andrea sobresaltándose -. Espera, Beli, ¿podemos hablarlo un segundo...?

- Confía en mi, cariño. Este corte se lleva así y vas a lucirlo increíble, tú sólo déjame hacer.

TAS TAS TAS TAS TAS TAS TAS TAS TAS.

Sin dejarla hablar, Beli empezó a cortar el flequillo de Andrea con decisión. 10 dedos de largura de flequillo cayeron directamente a la capa y se resbalaron al suelo. La carita compungida de Andrea se hizo visible, y sus húmedos ojos que no daban crédito a su increíble transformación. Ahora su flequillo descansaba sobre sus cejas y llegaba de lado a lado de su cara muy recto.

Beli regresó a su posición detrás de la silla y dejó el peine y las tijeras en el carrito. Agarró entonces un secador de pelo, lo conectó a un enchufe de la pared de enfrente y empezó a secar con la mano el pelo de Andrea, moviéndolo de lado a lado y haciéndola agachar la cabeza de vez en cuando para aireárselo bien.

En esa posición me era difícil ver la expresión de Andrea, pero no quería ni imaginarme por lo que estaría pasando. Toda una vida llevando el pelo largo y flequillo, para en un momento ser despojada de ello de una forma bastante cruenta, todo sea dicho. Yo estaba disfrutando y viviendo una de las mejores experiencias de mi vida, pero seguramente ella estaba pasando uno de los peores ratos de la suya.

Terminó de secarla el pelo, e increíblemente la quedó una melena bastante bien organizada, sin necesidad de peinarla. Al ser tan cortito, su pelo quedaba muy atractivo así sin más. Su melena bien corta detrás, sus lados inclinados desde las orejas hasta la barbilla y su flequillo recto por las cejas contrastaban enormemente con la melenaza que solía llevar, pero la dotaban de una personalidad mucho más atractiva que antes. Tal vez fuera por mi fetiche, pero esa es la impresión que me causó a mí.

- ¿Qué tal te ves ahora? Mucho mejor, ¿a que sí? - la preguntó peinándola con los dedos los mechones laterales que enmarcaban su cara.

- Es... muy distinto, pero podré acostumbrarme - dijo Andrea sacando una mano de debajo de la capa y acariciándose suavemente su pelo por el lado izquierdo. Al llevar la mano hacia atrás y notar su pelo super cortito, sus ojos se abrieron enormemente y trató de buscarme mirando por el espejo.

- Bueno, pues un par de retoques rápidos y ya estarías - dijo Beli cogiendo unas tijeras dentadas del carrito.

- ¿No has acabado con mi pelo todavía? - dijo Andrea algo asustada.

- Al dejártelo tan cortito te hace bastante volumen, sobre todo en los lados, ¿ves? - la enseñó Beli, abombando con sus manos toda la mata de pelo que nacía de los laterales -. Voy a descargártelo un poco y ya estás lista.

Entonces con las tijeras dentadas, empezó a coger mechones sueltos al azar y, desde bien pegado a la cabeza, mordió muy decidida: una vez en la raíz TAS, otra en la mitad del mechón TAS, y unas cuantas veces en las puntas TAS TAS TAS TAS, dejándolas muy finitas. Andrea no podía creer lo que estaba viendo. Mechones de pelo muy largos quedaban enganchados en los dientes de las tijeras, y los que no lo hacían, Beli los deslizaba con sus dedos para que cayeran a la capa y al suelo. La melena cortita de Andrea empezó a quedar más y más delgada.

Tras unos cuantos tijeretazos más que para Andrea fueron eternos, Beli terminó su trabajo. Agarro nuevamente el secador y, haciéndola agachar la cabeza, se la aireó bien para que cayeran todos sus pelos sueltos. Finalmente la quitó la capa, dejando resbalar los pelos que había en ella hasta el suelo, la colocó con los dedos los mechones de los laterales y un poco el flequillo, y la permitió levantarse de la silla.

- Lista. Ahora sí eres toda una preciosidad. ¿Tú que opinas? - dijo Beli dirigiéndose nuevamente a mí.

- Yo... no tengo palabras - realmente no las tenía -. Es increíble lo que la has cortado. Estás muy hermosa.

- Es muy corto - dijo Andrea ya levantada y manoseándose con cuidado cada mechón y haciendo incapié en la parte de atrás y en su flequillo -. Pero me gusta. Nunca lo he tenido así, pero creo que me queda bien, definitivamente.

Se acercó a mí y me dedicó una sonrisa juguetona, y dio una vuelta sobre sí misma para que admirara todo el corte. Sus ojos, sin embargo, transmitían muchísima tristeza, reflejando todo el sufrimiento que había experimentado en la silla de la peluquera.

Mientras Beli estaba barriendo toda la melena rubia que descansaba apilada en el suelo, Andrea se me acercó, me rodeó con sus brazos y me susurró al oído.

- Dime que te gusta, por favor.

- Ahora mismo eres la cosita más bonita que he visto en mi vida - le dije también susurrándola en su oreja bien despejada -. Créeme, estoy alucinado por lo hermosa que eres... y ya ni te cuento lo excitado que estoy.

Entonces Andrea se separó de mí repentinamente y se dirigió a Beli.

- Beli, muchísimas gracias - la dijo esbozando su mejor sonrisa -. ¿Cuánto te doy?

- Nada cariño. Ayer ya te cobré, y esto llevo muchísimo tiempo deseando hacértelo. Corre de mi cuenta, ¿vale?

- ¿Enserio? - Andrea se sorprendió bastante, pero no cabía de satisfacción por esa noticia - ¡Muchísimas gracias! No sólo me has dejado muy guapa, sino que encima lo has hecho gratis, jajajaja. Gracias, de verdad.

Al rato salimos de la peluquería y empezamos a caminar en dirección a mi casa. Nada más salir, nos miramos el uno al otro, como muy tontos, yo mirando su nuevo corte de pelo y ella mirando cómo yo la miraba.

- ¿Puedo...? - empecé a decir.

- ¿Tocarlo? - completó Andrea -. Por favor, hazlo.

Estiré mi mano y acaricié sus mechones delanteros, que bajaban enmarcando su carita. Estaban super suaves y al llegar a las puntas se notaba que habían sido cortadas, es esa clase de tacto que se tiene sólo cuando estás recién salido de la peluquería. Andrea se sonrojó al ver que disfrutaba con esa sensación. Luego llevé mi mano a su nuca y noté su pelo extremadamente corto. Andrea volvió a revolverse en un escalofrío, eso era lo que más la asustaba de su nuevo look.

- Está muy corto... - empezó a lloriquear.

- Amor, estás perfecta.

Cogí su cara con mis dos manos, me acerqué a ella despacio y la besé en los labios apasionadamente. Ella se dejó llevar y ambos disfrutamos el beso, que se alargó varios minutos.

Después seguimos caminando hacia mi casa, donde yo la prepararía una comida improvisada y después ambos iríamos a trabajar al polideportivo. Mientras tanto, una idea empezó a pasar por mi cabeza: ¿qué pensarán los niños de su nuevo corte de pelo?

 

FIN

 

 
Respondido : 28 octubre, 2020 06:01
(@dixturber)
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Muy buenas a todos. Siento haber tardado en redactar esta segunda parte, a decir verdad me ha costado un poco ya que quería darle un enfoque distinto al de mi primera historia, pero sin salir de la esencia, describiendo cada paso y centrándome en las emociones de la víctima.

Gracias a todos por leerla y espero que os guste tanto como a mí escribirla.

 
Respondido : 28 octubre, 2020 06:03
 M4T
(@m4t1)
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New Member
 

Excelente historia, muy atrapante. Te felicito

 
Respondido : 28 octubre, 2020 19:08
(@dixturber)
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Eminent Member
Topic starter
 

Gracias😊

 
Respondido : 29 octubre, 2020 03:44
(@s2ergio)
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Active Member
 

Muy buena historia!! 😉

 
Respondido : 30 octubre, 2020 14:17
(@dixturber)
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Muchas gracias, me alegro que te guste😊

 
Respondido : 31 octubre, 2020 00:46
(@guguisimo)
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Estimable Member
 

muy buena!! y qué bien escrita

 
Respondido : 31 octubre, 2020 11:25
(@flattoper)
Respuestas: 894
Noble Member
 

Genial como siempre.

 

Un saludo. 🙂

 

 
Respondido : 31 octubre, 2020 16:05
(@dixturber)
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Gracias, siento que la calidad ha caído un poco respecto a la primera que hice, no se, no me sentía tan cómodo, pero me esforcé mucho por detallar lo máximo posible. Muchas gracias

 
Respondido : 31 octubre, 2020 21:38
(@dixturber)
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Eminent Member
Topic starter
 

Muchas gracias😊

 
Respondido : 31 octubre, 2020 21:38
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