iempre he admirado la confianza en sà misma que tienen algunas personas, yo soy de las que me sonrojo cuando me preguntan y de las que nunca me atrevo a opinar cuando mis compañeras hablan sobre sus cosas Ãntimas, incluso me acosejaban que cambiase mi forma de vestir y sobre todo el peinado, ya que la media melena con raya a un lado estaba pasado de moda y tenian razón, pero nunca encontraba la valentia suficiente para dar este paso.
Leà en una revista que los cambios se tienen que hacer progresivamente y me aventuré, pensé que si queria una imagen nueva tendria que empezar por ver como me sentia en un sitio de mi cuerpo que no se viera, asà un dia compré todo lo necesario y despues de darme una ducha, me planté delante de un espejo enorme y empecé a recortarme todos los pelos del púbis, a medida que iba cortando la sensación era agradable y más cuando la maquinilla me dejó el pelo a ras, me animé y extendà crema y con una cuchilla de afeitar dejé toda mi intimidad al desnudo, estaba excitadÃsima y tan solo con el roce de mis dedos me corrÃ.
Pasaron los dias y me sentia más fuerte, osada y firme, en la oficina alucinaban y yo tambien, entonces fué cuando creà que ya estaba preparada, era un sábado, fuà a comprarme ropa nueva y al llegar a casa, sin tiempo a poderme arrepentir, cogà la maquinilla, puse el peine al dos, con una mano tiré todo el pelo hacia atrás y pasé despacio pero firme la maquinilla hasta que desapareció mi media melena.
La puerta del ascensor se abrió, todos en la oficina miraron hacia ella, el OH! fué unánime, por que allà estaba yo, botas altas, minifalda, un top ajustado y marcando pezones, maquillaje el justo, pendientes largos y rapada al dos.
Los dias pasaban, en la oficina no me quitaba de encima a los moscones, levantaba envidia a mis compañeras y yo seguia rapándome la cabeza, hasta que un dia aparecà con la cabeza completamente afeitada, es increible la sensualidad, erotismo y exotismo que crea y el placer que me da, ahora me siento segura. Creo que iré de vacaciones a Turquia, allà los barberos son maestros en el arte de afeitar.