Melisa era una estudiante de primer año de carrera, muy alegre y jovial, era una persona amiga de sus amigos; su fÃsico no llamaba la atención especialmenete en el campus, era una chica de metro sesenta, blanca de piel, color de ojos marrones, no demasiado delgada, pero eso si, le gustaba bestir a la moda, lo mismo se ponÃa una falda que unos pantalones anchos, lo normal en una chica de su edad; no llamaba la atención de no ser por su pelo, una larga melena negra como el azabache, que siempre llevaba bien peinada,recta y lisa, y es que la melena le llegaba más abajo de la cintura, cada cuatro meses iba a un conocido salón de belleza de la ciudad a que le cortaran las puntas y le dejaran esa forma de V, no llevaba flequillo ni nada especial, simplemente su raya en medioy su amplia sonrisa en la cara, lo que le valÃa para conquistar a todo aquel que se le antojase.
Sus compañeras de clase siempre le proponÃan que cambiara de imagen que su pelo era muy clásico tan recto, liso, y largo, y ella les decÃa que no que estaba contenta con su imagen y que para estar algo más moderna ya se habÃa cortado el final de la melena en V.
Todo transcurrÃa en su vida sin novedad, salÃa de clase a las tres de la tarde como todos los martes y se disponÃa a ir a su casa, donde vivÃa con sus padres, a comer; nada le hacÃa sospechar que aquel martes de mayo era especial.
Andaba por el campus sin que se cruzara con nadie, no habÃa nadie por la calle, en parte por el calor, en parte por la hora.
Un coche paró a su lado, una voz le dijo – perdone, ¿la politécnica?-
Ella se acercó a la ventanilla y cuando estaba mirando para el interior del coche para comenzar con las instrucciones una mano le sujeto mientras otra le rociaba la cara con un espray, Melisa cayo al suelo a causa del spray.
Cuando Melisa se desperto estaba atada de pies y manos a una especie de sillón, miraba a los lados y todo parecÃa un edificio en ruinas, y ella estaba en el madio de una habitación, en la habitación habÃa algo tapado en una pared con una sábana blanca, a los pocos segundos se dió cuanta que al lado suyo habÃa otro bulto tapado con otra sábana blanca, se preguntaba que hacÃa allÃ. Empezo a gritar
– Socorrooooooooo!!!!!!
Ayudaaaaaaaaaa!!!!
Una voz desde el marco de una de las puertas le dijo
– Hola Melisa, no grites, nadie te va a oÃr.
– ¿Quién eres y como sabes mi nombre? – pregunto Melisa
– Lo sé todo sobre tà Melisa, o ¿acaso crees que no sabÃa que mañana tienes cita en el salón de belleza?, mi identidad es secundaria, no tiene importancia
-¿Qué tiene eso que ver ahora, qué más da si tengo cita o no en el salón de belleza?
– Si da Melisa, llevas con esa melena toda tu vida, y a eso hay que ponerle solución, y se la vamos a poner hoy.
– ¿Pero que dices?, muestrate, sal de la oscuridad
Una figura salio de la oscuridad, era alguien de un metro ochenta, delgado, pero lo que mas inquietaba a Melisa era su bestimenta, llevaba una camisa blanca, unos pantalones negros y una especie de mandil con muchos bolsillos atado a su cintura, le miró a la cara, pero no se la podÃa ver, tenÃa una especie de mascara que le ocupaba media cara y sobre ella una peluca a lo cleopatra, pero estaba segura que la voz que oÃa era de un hombre.
El desconocido se acerco a ella y le acarició el pelo.
– Comencemos – dijo con voz honda y comenzo a destapar las sábanas.
En la de la pared habÃa un espejo y un mueblecito debajo de él.
– Aqui te veras Melisa
– Sueltame, dejame irme -suplicaba Melisa
– Y aqui tengo mis ayudantes – dijo el deconocido lebantando la otra sábana y dejando al descubierto un carrito con un monton de articulos de peluquerÃa.
– Socorrooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!
– Melisa, no te va a oir nadie, creeme, estamos en mitad del monte, esto lo podemos hacer de dos maneras, o bien te callas y intentas disfrutar de la sesión, o bien gritas como una isterica, te intentas resistir y claro, no pdre hacer nada del otro mundo con tu pelo, asi que tendre que ……. –
El desconocido se acerco hasta el carro y saco una maquinilla de cortar el pelo, la encendio y se la acerco a Melisa.
Ella la miraba y lloraba en silencio
– Bueno ¿qué has decidido?
– Me callo -grito melisa
– Muy bien, quiero que se pas que te voy a cortar el pelo, corto ………
Melisa oÃa esto entre lamentos
– Pero quiero que tu digas el estilo de corto que quieres
– Yo no quiero ningún corte de pelo, y menos aun corto -dijo entre sollozos
– Mal Melisa, mal, te estoy dando la oportunidad de elegir estilo, sino yo lo elegiré por tÃ, tienes unos segundos mientrs te preparo.
Melisa lloraba desconsolada, mientras el desconocido le ponia una capa alrededor del cuello, el balnco de esta destacaba aun más el brillo negro de su melena.
Se puso a peinarla despacio y disfrutando del momento, esta ceremonia duró unos diez minutos, tiempo en el que Melisa se habÃa tranquilizado.
– Bien ¿qué has decidido?-
-No tengo escapatorÃa, asà que voy a decirte como lo quiero- alguna lágrima corria ahora por su cara
– Sabia elección, y como lo quiere la señorita,……….
Melisa con voz temblorosa le dijo
– He ido hace poco al cine, y he visto la pelÃcula dominó, en ella sale la chica de piratas del caribe, pero con el pelo corto-
– Si se quién dices y como lo lleva, ¿asà lo quieres?
– Si, me gusto- las lágrimas corrÃan por su faz balanca
-Esta bien, pues empecemos.
El desconocido solto el peine y se aferro a las tijeras, dió un par de tijeretazos al aire antes de recolesctar todo el pelo de Melisa en su mano izquierda, todo el pelo estaba agarrado fuertemente, y melisa no perdia detalle en el espejo.
– Primero reduciré la melena, con esto tan largo no se puede trabajar- dijo el desconocido propinando tijeretazos a Melisa eb la base del craneo
– Ya está- dijo sujetando la larga cola de pelo en su mano, Melisa se miraba al espejo y no se lo creÃa su pelo le llegaba al menton por delante y a una mÃnima expresión por detrás.
Agacho la cabeza y noto que el desconocido seguÃa con las tijeras cortando, mechones de pelo cubrÃan la capa en sus rodillas, y ella los miraba con lágrimas en los ojos. Él seguia cortando y disfrutan do de ello
– Esto necesita ahora de la navaja, para desfilarlo un poquito- ella no miraba, su mirada se perdÃa en sus rodillas, y el desconocido seguÃa propinando lances de cuchilla al escaso cabello de Malisa.
– Ya está- Melisa miró al espejo y no se reconocÃa tenÃa un corte identica al de Keira Knightley, nada más que en moreno, corto por los lados y por detras y algo mas largo por arriba para cubrir un flequillo largo desordenado delante. Melisa lloraba por la pérdida de su larga melena pero también por el resultado final, no se lo podÃa creer como le favorecÃa.
– Bueno Melisa es hora de dormir- el espray volvió a actuar y melisa se durmió.
Cuando despertó estab en el campus otra vez, rodeada de gente.
– ¿qué me pasa, donde estoy?
– Estas en el campus te has desmallado, serÃa por el calor
– ¿Qué desmallarme? ¿Y mi pelo?
– Si eso seguro que ha tenido la culpa como lo tienes tan largo y ahora con tanto calor
Melisa no lo podÃa creer se levanto de un salto y se toco la cabeza, su larga melena estaba allà intacta.Todo lo habÃa soñado.
-¿ Estas bien?, ¿Qué necesitas?
– Nada gracias un poco de agua.
Melisa se fue a su casa a comer ya no fue en todo el dÃa al campus y estubo pensando en lo soñado. Al dÃa siguiente en el salón decidio cortarse la melena como habÃa soñado. corto, nadie se esperaba este cambi en ella pero fue acojido de buen grado.
Buena historia, no son mis gustos pero la manera de hablar del «desconocido» me hizo sentir.