Rapada o trasquilada (Maca)

Las puertas se cerraron, Victoria estaba completamente sola, tras recorrer aquel pasillo, sin apenas luz natural, llego a un hall sin apenas luz natural, tan solo un puñado de bombillas, las cuales, en vez de dar luz, creaban una sensación de miedo, acompañado de un silencio sepulcral, los pocos minutos, el ruido de una puerta metálica, llamo su atención.
– ¿Victoria Álvarez?
– Sí, soy yo.
– Muy bien, acompáñeme.
Aquella perta se cerró a sus espaldas, el sonido metálico, hizo que se girara, pero sin perder de vista al que sería su tutor al menos por los próximos 4 años, recorrieron otro pasillo, en completo silencio, tan solo se escuchaba el eco de sus pasos.
Llegaron a una puerta, sin apenas dejarla soltar su maleta, la abrió, allí se encontró con las que serian sus futuras compañeras, todas estaban en silencio, ninguna saludo, tampoco se inmutaron de su presencia, una vez todas sentadas, el tutor, comenzó a pasar lista, una por una, se fueron levantando, para coger la llave de su habitación, donde dejarían su maleta.
Tras un tiempo para poder aclimatarse a su nueva habitación, el tutor comenzó a tocar las puertas, todas salieron en silencio, se colocaron al lado izquierdo, para una vez todas, colocadas, comenzar con la primera inspección, todo estaba correcto, entonces todas en perfecta formación, se dirigieron a la enfermería, donde se dividieron en dos grupos, tras pasar el reconocimiento médico, fueron dirigidas al salón de actos, allí, tras la presentación, se las entrego todo el material, el cual dejaron en su habitación.
Todavía vestidas de calle, todas bajaron al comedor, eran las 11 de la mañana, Victoria se preguntaba que estaba pasando, miraba al resto de las chicas, como si ella fuera la única que aparentara tranquilidad, tras un pequeño refrigerio, todas se dirigieron a la peluquería.
Aquella peluquería, tenia 10 sillones muy al estilo militar, en el centro 20 sillas que miraban 5 de las sillas, las chicas se sentaron según su orden de llegada, Victoria era la 16, en perfecto silencio, todas miraban fijamente a los sillones, el tutor, se paseo por todos y cada uno de ellos, los examino con todo lujo de detalle, tras aquel extraño protocolo, se dirigió a la puerta, tras tocar tres veces, esta se abrió, aparecieron 5 chicas, con uniformes de peluquería impolutos, se colocaron cada una en un sillón, el tutor agarro una maquinilla, la limpio, la engraso y se dirigió a las chicas.

– Alba era la primera, su melena negra fue examinada a la perfección, tras varios minutos, el tutor, quito la guía y sin mediar palabra, desde la frente dio un par de pasadas, apago la maquina y la mando al primer sillón, donde seria afeitada.
– la segunda, tercera y cuarta chica conservaron su melena, pero estas en vez de ser afeitadas, tendrían que cortarse el pelo entre ellas, tratando de dejarlo lo más corto posible sin utilizar la maquina.
– Adela, la quinta chica, corrió la misma suerte que alba.
– Cristina, se libro de ser afeitada.
Llego el turno de Victoria, el tutor, comenzó a examinar su melena negra, larga, perfectamente cuidada, tras varios minutos, Victoria respiro aliviada, se había salvado, Erika, no corrió la misma suerte, ya que nada mas colocarse a su altura, comenzó a rapar sin piedad su cabeza, cuando este la indico el sillón.
– No me parece correcto, Victoria, tiene el pelo más largo que yo y eso no es justo, con ella has tardado 5 minutos, para nada y conmigo no has tenido piedad alguna.
– Señorita Erika ¿Quién es usted para decidir quién es afeitado y quién no? ¿Acaso tiene envidia de su amiga? ¿Sabe usted, que ella no ha dicho nada desde que entro? A diferencia de usted que no ha parado de protestar desde que llego aquí, la habitación no me gusta, no me gustan las agujas, no me gustan estas galletas ¿Ha visto que alguna de sus compañeras se haya quejado?
– Pero, no lo veo justo.
– ¿El que no ve justo? Que no la haya castigado, cuando he tenido la oportunidad desde que entro de hacerlo.
– No voy por eso.
– ¿Entonces?
Erika se dirigió a Victoria, comenzó a tocar su pelo, medir su longitud y compararla con la suya, tras varios minutos, argumentando aquella decisión, el tutor la invito a sentarse en uno de los sillones, la dejo mirando al resto de chicas, aun faltaban 4 por pasar la selección, Victoria estaba cada vez más nerviosa.
Fue entonces cuando el tutor, se dirigió a la segunda chica, dos peluqueras se colocaron a su lado, entonces el tutor, maquina en mano, comenzó a preguntar a Erika.

– ¿Sí o no?
– Si
– ¿Sí o no?
– Si
– Si o…
Por cada respuesta de Erika, era rapada por una, o por las dos peluqueras ante la atenta mirada del resto de chicas, solo el sonido de la maquina, rompía el silencio que allí reinaba, para Erika fueron los 10 minutos más humillantes desde que entro al colegio militar Victoria estaba cada vez nerviosa, pues no sabía lo que estaba por pasar.
– Está bien, señorita ¿Ves que guapa estas? ¿No te queda mal la cabeza afeitada.
– Que si, muy bien, usted gana.
– ¿Yo gano? Para nada, es usted la que gana, ahorra tiempo en peinarse, lavarse el pelo, no tiene que preocuparse si tiene las puntas abiertas, teñirse el pelo…
– Que si, que he salido ganando.
– Sientes y cállese, si no quiere ser afeitada por completo.
– Total, y estoy calva, que mas da…
– ¿Sabes qué? No tengo ganas de discutir con usted…¡Victoria! Siéntese aquí por favor.
Victoria se levanto sin decir nada, se sentó en aquel sillón, una de las peluqueras coloco una gran capa azul, pero no hizo nada, puesto que se dirigió a las 4 chicas que faltaban, las dos últimas chicas fueron afeitadas, una por el propio tutor, la otra por dos peluqueras, mientras Victoria miraba de reojo todo ese proceso.
– Raquel ¡Ven aquí! Ya que te has librado de ser pasto de la maquina, quiero proponerte un trato.
– Dígame señor.
– Voy a dejar sobre la mesa, estos tres objetos, un peine, tijeras y la maquina, será usted quien elija el corte de pelo de su compañera.
– Está bien señor.
– Pero, pero con una condición, aquí hay dos sobres, tendrá que elegir uno.
– Está bien.
– Pues bien, en uno de ellos esta aplicar el mismo corte que elija, en el otro, el contrario al que elija ¿Está de acuerdo?
– Sí señor.
– Tiene 5 minutos para pensar…El resto de chicas, vayan tomando asiento, por parejas para realizar sus respectivos cortes, las ya rapadas, podéis ir a vuestras habitaciones.

Raquel comenzó a peinar el pelo de Victoria, mientras observaban como el resto de chicas trataban de cortar el pelo a sus compañeras, el tutor, tras pasearse entre las nuevas peluqueras se dirigió con paso firma hacia ellas, Raquel dejo el peine en la mesa.
– Señor.
– Dígame.
– Quiero romper el sobre y hacerme el mismo corte que a ella, con la condición que sea ella quien me lo haga a mí.
– Quiere romper el sobre ¿Es cierto?
– Sí señor.
– ¿Y si lo cambiamos por el otro?
– No señor, estoy segura de lo que quiero hacer.
El tutor agarro el otro sobre, lo rompió sin mediar palabra, a continuación, Raquel le entrego el suyo, una vez lo tuvo en sus manos, dio la orden a Raquel para que empezara con el corte de pelo.
Fue entonces cuando agarro la maquinilla, la encendió y sin pensarlo dos veces, desde la frente y con total decisión, comenzó a rapar la cabeza de Victoria al cero, mientras daba las primeras pasadas, el tutor abrió el sobre, lo enseño al resto de chicas, todas se quedaron asombradas.
Ellas sin embargo seguían en concentradas en su trabajo, Victoria miraba con total naturalidad, como su melena iba cayendo al suelo, Raquel continuaba con su trabajo, sin pausa pero sin prisa.
– Raquel.
– Dígame señor.
– Tiene permiso, adelante si usted quiere
– Gracias señor.
Termino de rapar una zona, Victoria estaba medio calva, pero Raquel no podía esperar, entrego la maquina a Victoria y esta, sin esperar a que terminara de sentarse, empezó a rapar su cabeza, fue sin piedad, sin dejarla tiempo para reaccionar, Raquel cuando quiso darse cuenta, ya estaba completamente al cero.
En aquel momento, una peluquera acomodo a Victoria, la otra se quedo con Raquel, las cuales terminaron el trabajo en cuestión de pocos minutos, ambas se miraron en el espejo para vez su nuevo corte de pelo, ninguna se asusto, el tutor, las indico sus habitaciones.

Mientras cenaban el tutor las indico las normas para los cortes de pelo
– Si mantenían una buena conducta, se librarían del rapado o corte de pelo.
– Las chicas rapadas, tendrían que raparse, las chicas no rapadas, no podían raparse ni utilizar la maquina.
– En caso de querer dejar crecer el pelo, por buena conducta, las chicas rapadas, seguían obligadas a raparse al cero.
– Las chicas no rapadas, tenían prohíbo raparse o utilizar la maquina.
– La buena conducta, hacia voluntaria la rapada o el corte de pelo.
– Las chicas no rapadas, serian rapadas completamente en caso de falta muy grave.

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Author: mdj

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