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Llevaba poco viviendo en esa ciudad y su calle en particular era un estuche de sorpresas, parecía que había elegido esa ubicación premeditadamente para dar rienda suelta a su locura, pero en realidad se trataba de una coincidencia. Para lo pequeña que era la calle era curioso que hubieran dos barberías y una peluquería. Al inicio de la calle había un pequeño parque y del otro lado un centro comercial no muy grande con un supermercado en donde solía hacer compras de manera regular, dentro del centro comercial también había una academia de peluquería y barbería pero en realidad no le hacía mucho caso, lo que robaba su atención eran dos barberías que se encontraban a mitad de la calle, eran de estas modernillas en las que los barberos van con un look muy de los años veinte y la otra era una pequeña al final de la calle, atendida por un chico bastante joven. Esa era su debilidad. Tras hacer la compra a veces si iba con tiempo, cruzaba el parquecito, la acera y se disponía a pasar frente al local de aquel chico, esperando que hubiera algo interesante, a veces si tenía algún cliente se aseguraba de pasar muy lentamente para poder mirar a través del cristal, a veces incluso se regresaba con tal de volver a mirar. Y no, no es que le pusiera ver el corte de los chicos, lo que le encantaba era ver al chico sostener la maquinilla, con firmeza o utilizando la navaja con maestría y precisión. Le derretía la idea de poder ponerse en sus manos y dejar que él hiciera lo que creyera más conveniente con su pelo, con tal de que usara sus instrumentos en ella.
La excitación era tan grande cuando le veía trabajar que aparcaba la vergüenza y no tenía problemas para mirarle. Pero cuando él no estaba trabajando y se ponía en la puerta de el local, la cosa cambiaba abruptamente, ella lo veía desde el parque y eso hacia que cambiará la ruta, iba hasta casa por la otra acera,caminaba rápido como si así pudiera escapar de la mirada de él. No sabía si era su imaginación o realmente pasaba, pero sentía la atención de su mirada sobre ella y no era capaz de girarse para comprobarlo, era como si por mirarle a los ojos el fuera a descubrir su secreto.
Respondido : 26 marzo, 2020 04:46
Que buena pinta, a ver como sigue
Respondido : 26 marzo, 2020 19:28
Vaya que buena pinta va teniendo esto...
Respondido : 26 marzo, 2020 20:32
Interesante comienzo.
Un saludo. 🙂
Respondido : 29 marzo, 2020 14:04
Topic starter
En días grises como aquel, era muy común ver al chico en la puerta, solía haber poca actividad en la calle y por lo mismo, menos clientes. Ella miró hacia la puerta del local en donde estaba él liando un cigarrillo y viendo la vida pasar con aquella mirada bruja perdida en el otro extremo del parque.
En la distancia ella no tenía problema en mirarle, pensaba que aunque sus miradas se cruzaran el podía pensar que estaba mirando otra cosa.
Mientras caminaba, pensaba en ese momento inesperado en donde dejaría la mente de lado y se dejaría llevar por el impulso y el deseo, caminaría hasta donde estaba él sin dejar de sostenerle la mirada y con actitud retadora le preguntaría; -¿Tienes tiempo para un corte?, Y se deleitaria con la cara de asombro de él al verla llegar con aquella melenaza callendo sobre su pecho y q tuviera que pasar el aprieto de explicarle que no controlaba de cortes de mujer, sin saber que esa chica de pinta bastante convencional, había ya probado todos los largos posibles en su cabeza, desde el afeitado integral, hasta una melena que le rosaba los codos.
Tenía el deseo de tomar las riendas de su fetiche y entrar sola en la barbería seria un buen paso.
El 90% de las experiencias tricofilicas que había tenido hasta el momento habían sido con chicos que compartían su locura, y había sido una exploración interesante, de allí habían surgido buenos amigos, había descubierto lo que le gustaba y lo que no toleraba, aprendió a escuchar y respetar sus propios límites, y también descubrió que los efectos de las fantasías, tenían más impacto en sus orgasmos que la propia realidad.
Pero siempre volvía la duda, de cómo habría sido experimentar en pareja todo lo que había vivido con amigos. Seguro que le daba mucha fuerza a la experiencia hacerlo con quien has podido tejer complicidad.
De cualquier manera estaba cansada de esa búsqueda incesante de alguien que la entendiera, pudiera compartir y disfrutar de tan peculiar afición, estaba cansada de esperar a que llegara ese chico fetichista que le brindará oportunidad de conectar con su placer.
De pronto el vibrar del móvil la sacó de sus pensamientos y vio una llamada perdida y un par de WhatsApp de su compañera de piso, diciendo que no se fuera a olvidar del helado para la reunión de esa tarde con las chicas, miró el reloj y vio que iba justita. Estabá claro que ese, no sería su soñado día.
llegó a la acera contraria a donde estaba él, y al ver que él seguía mirándola, agachó la mirada tímidamente cual niña que ha sido descubierta en su travesura, como si con aquella mirada el pudiera leerle el pensamiento. giró a la derecha para ir a casa, mientras sonreía para sí y pensaba en todo lo que es capaz de maquinar y proyectar la mente de un@ fetichista.
Respondido : 2 abril, 2020 02:09
Umm... deseando el siguiente bocado de este manjar 😉
Respondido : 2 abril, 2020 02:19
Suscribo lo dicho por mdjcut.
Un saludo. 🙂
Respondido : 4 abril, 2020 15:15
