10. Tarde de sábado

 

-Buenas tardes.

-Buenas tardes.

-Pude sentarse donde guste.

Lo hizo frente al espejo más grande. El encargado le  ajustó un pañuelo blanco al cuello.

-Usted dirá…

-Verá. Sé que le va a parecer extraño, pero quiero que me haga usted una tonsura de dos centímetros.

-¿Cómo?

-Hágame una calva de 6 centímetros en plena cabeza.

-De acuerdo, está usted seguro?

-Completamente.

-Bien, delimitaré la calva con las tijeras y usted me va diciendo exactamente como la quiere.

-Empiece cuando quiera.

El hombre empezó a cortar sin mucho cuidado los mechones desde casi su comienzo. El empezó a ponerse más nervioso.

-Me ha dicho 6 centímetros, en total o de diámetro.

-De diámetro.

-Entonces tengo que cortar un poco más…La estoy  situando justo en el centro, es donde más se va a ver, pero usted lo ha pedido.

-Perfecto. Puede raparla cuando quiera.

-Muy bien, intente no moverse.

Cogió la máquina y la aplicó a la ya visible tonsura. El estaba cada vez más pálido, sabía que iba a quedar ridículo, no podía soportar la imagen de su preciado pelo en sus hombros, en e suelo, sentía como la máquina se deslizaba muy lentamente, en toda la coronilla, el encargado estaba haciendo un buen trabajo.

-Creo que está justo a la medida que pidió.

-Midala, por favor, tiene que estar exacta.-El hombre lo hizo, él se miraba atónito al espejo.

-Justo, 6 centímetros.

-Muy bien, ahora afeiteme la tonsura con navaja. Tiene que quedar lisa, completamente lisa.

-Si, señor.-Sintió como le cubría la cabeza con la escobilla, y luego las lentas pasadas de la navaja. Lo estaba pasando fracamente mal.

-Hemos terminado.

-Puedo quitarme esto? Gracias. Deme un espejo para verme desde todos los ángulos.

-Aquí tiene.

Parecía que se iba a echar a llorar cuando salió de la peluquería.

El sábado siguiente, volvió a ir. El encargado se extrañó al verle, le saludó y le indicó que esperara su turno. Cuando este llegó, se sentó en el sillón, estaba derrotado.

-Buenas tardes, de nuevo. Verá…tiene que ampliar la tonsura.

-Más?

-Si. 10 centímetros de diámetro.

-Pero…usted quedará prácticamente calvo…

-Lo sé…hágalo rápidamente.

Pañuelo al cuello. Tijeras. Máquina.

-Tengo que raparle la frente esta vez, si no, no cabe, o prefiere que la situemos más hacia abajo?

-No. No, rápeme la frente si es necesario…quíteme todo el pelo de delante…

-Pero entonces el cambio si que será ya definitivo…

-Lo sé…

-Solo le quedará pelo por la parte de atrás, aproximadamente por debajo de sus orejas…esta seguro que quiere seguir?

-Completamente. Y luego el afeitado.

A la semana siguiente.

-¿Qué va a ser hoy?  Sentándose Mas nervioso q nunca…

-Solo debe dejarme una franja mínima de dos centímetros, rapada al dos, lo demás todo fuera, afeitado total… y…las cejas, incluidas.

-las cejas también??Por que se hace esto? Se que lo pasa mal. Es una pena.

-Me han impuesto un castigo que me merezco. He sido infiel a mi esposa y ella, sabiendo lo mucho que yo presumía de mi pelo, ha decidido castigarme así. O hago esto, o me deja…Cada semana hace que me rape un poco más, para ir alargando el sufrimiento. Se que estoy ridículo, y después de lo de hoy, más, pero no  tengo más remedio que hacerlo…Por favor, hágalo lo más rápidamente posible.

-Quiere que vuelva el sillón para que no pueda mirarse en el espejo?

El hombre se lo pensó un poco, y dijo:

.No, no, hágalo y ya está.

-Está bien, la franja rapada al dos, verdad?

.Rápela mejor al uno-dijo descompuesto.

El barbero cambio las guías de la máquina y la aplicó al escaso pelo que le quedaba a aquel pobre hombre, pero al menos, antes quedaba algo, con cada pasada de la maquina se iba viendo mas y mas calvo. La  mínima franja que le había quedado después de los tres pelados consecutivos que se había dado en esa misma peluquería durante los últimos 3 días, ahora quedaba reducida a una mínima franja imperceptible, y aún quedaba lo peor…

El barbero preparaba abundante espuma.

-Quiere que afeitemos primero las cejas?

-No, dejémoslo para lo último. Afeite la calva, y no se deje nada…

-Apurare al máximo, señor

Le enjabono por completo el cuello, la coronilla y la frente, a excepción de la franja y empezó la penosa tarea de afeitarle. .el hombre pasaba su mirada de un espejo a otro, cada vez mas pálido, al ser consciente de que estaba cada vez más calvo y su cabeza mas blanca . Era muy humillante ver lo ridículo que estaba quedando.

El hombre dejo la navaja y volvió a coger la brocha, empapada en espuma…

-Vamos por las cejas…cierre los ojos…

Y sintió como le extendía la espuma por toda su frente y las afeitaba en un minuto…cuando acabó y volvió a abrir los ojos, apenas se reconocía…sin cejas se le veía aun mas calvo¡¡ el efecto era considerablemente peor¡¡

-DIOS mío……¡¡¡

-Usted lo pidió…

-Si,si, no se preocupe….-se levantó, pagó y se fue,

Al sábado siguiente…

Llego y se sentó avergonzado en un sillón libre. El barbero se sonrió maliciosamente porque sabía que este momento llegaría…anudándole, una vez más, un pañuelo blanco al cuello, preguntó irónico

-Y que va a ser,,,??

El hombre suspiró y dijo

-Afeitado integral, déjeme, exactamente, como una bola de billar, por favor…Lo más apurado que pueda –dijo resignado

-Pues ahora mismo¡

Cogió la maquina sin guía alguna y le rapó la ridícula tonsura. Habían pasado dos semanas, por lo que el pelo restante del hombre había crecido un poco, así que le pasó la máquina por toda la cabeza insistentemente. El hombre miraba el poco pelo que caía, despidiéndose de lo único que había podido tener hasta ahora, sabiendo que pasaría mucho tiempo hasta tener algo que poder peinarse.

El barbero preparó abundante espuma y mientras la extendía, el hombre, más descompuesto aun, pidió:

-Quiero que me afeite 2  veces….no, mejor 3. integrales  y hasta las cejas…, tiene que asegurarse de que no me quede nada…Y…¿Tienen en esta peluquería ese producto que inhibe el crecimiento del pelo ¿

-si señor, es un producto nuevo. Lo piden los señores que no quieren afeitarse a diario, pero que están obsesionados con tener la calva brillante y resbaladiza todo el tiempo…

-Póngamelo cuando acabe, por favor…

-Le advierto que tardará semanas hasta que le vuelva a crecer mínimamente…

-Lo se, lo se….-El hombre llevaba su cabeza de un lado a otro al compas del ritmo de la navaja, para facilitarle al barbero un mejor apurado. Cuando este dejó la navaja y se disponía a secar, el hombre pidió mirándose absorto en el espejo.

-Aféiteme una vez más, por favor…

-Por supuesto, así nos aseguraremos más de que no quede nada….

Vuelta a empezar otra vez, era muy muy humillante.

mdj
Author: mdj

Deja una respuesta

Leave the field below empty!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.