12. Recluta calva

Me tocó el turno. Miré a aquel soldado con toda la amabilidad que pude reunir, y mientras me anudaba el pañuelo al cuello, me atreví a decirle.

-En la recepción he peguntado si me dejan conservar esta trencita con colores…La tengo hace muchos años, sabe? Me daría pena cortarla, aunque se por supuesto, que es obligatorio llevar el pelo corto…

Aquel hombre me miró por encima del hombro, y me dijo:

-Veremos qué se puede hacer…

Las normas eran muy claras: Las chicas debíamos llevar el pelo muy corto: Al dos por los lados y corto con tijeras por arriba.  A muy pocas afortunadas les permitían llevar un poco de flequillo: eso se daba cuando les caían en gracia o bien a los barberos del cuartel, o a los sargentos, que hacían la vista gorda en la temidas revisiones.

A las chicas de al lado ya habían empezado a “meterles mano”. Los otros dos soldados de la sala cortaban sin piedad los mechones desde casi su comienzo.  Pronto empezarían conmigo.

El soldado me miro maliciosamente.

-Asi que quieres conservar esta trenza, no…?

-Ssi….está permitido? Es que le tengo cariño, para mi es importante…

-Agacha la cabeza…Y no te muevas.

Sentí la máquina en mi cuello. Directamente, sin piedad. Pero también sentí como el soldado apartaba la larga trenza que conservaba desde hacía años y que era un signo de identidad en mi, al igual que mi melena rubia, que pronto pasaría a ser historia… Estaba muy nerviosa, pero contenta de que aquel soldado hubiera respetado mis deseos.

En 5 minutos, mi cuello estaba rapado al dos, y mi trenza colgaba del extremo derecho de mi cabeza. Quizás, si me permitiera llevar el pelo un poco mas largo por arriba, el efecto no sería tan terrible…La verdad es que parecía que le había caído en gracia a aquel barbero tan grande y serio.

Dejó la máquina en la mesa. Cogió unas tijeras, y empezó a trabajarme la zona de los lados y la de delante. Mire a las chicas de al lado, estaban pálidas, mirándose a los espejos, lamentando en silencio la pérdida de su hermoso pelo, pero sin atreverse a decir nada…

¿Me lo parecía a mi o me lo estaba dejando un poco más largo de lo permitido? ‘Vaya suerte la mía, pensé. He ido a dar con un buen tipo…¡Trabajó y trabajó con las tijeras, y en un momento dado, pude ver mi cuello en el espejo de atrás…¡Un buen rapado, si señor¡ Pero al menos no se me veía la piel, y tendría algo que peinarme…No tanta suerte estaba corriendo la chica de al lado: Su barbero insistía con las tijeras y le estaba dando un corte militar muy apurado…La chica estaba pálida…De reojo miraba su melena, cortada en el suelo.

Cuando ya creía que había terminado conmigo, suspiré de alivio: Aunque era un corte muy apurado, no llegaba a ser extremo como el de la chica de al lado…Estaba a punto de levantarme y quitarme la capa, cuando el soldado me volvió a empujar,  suavemente, en el sillón. Ajustándome un poco más apretado el pañuelo, me dijo:

-Sabes?? No ha quedado del todo como a mi me gusta…Espera que te repaso un poco más…

Me alerté.¿¿¡¡Más??¡¡ Mmmm…esto no me gustaba. Me removí inquieta en el asiento observando cómo volvía a coger la máquina, y cómo, tranquilamente, quitaba la guía con la que me había rapado el cuello.

-¿Has leído el cartel que está en la entrada de la barbería?

Me cogió completamente desprevenida, pues acaba de aplicar la maquina a mi cuello…Me estaba rapando al cero por detrás? ¿Cartel…qué cartel…??

-Mm…Nno…

-Ya. Pues pone muy clarito: PROHIBIDO HABLAR CON EL BARBERO.

Subía y subía con la máquina. Notaba el aire, notaba cómo había partes en las que  apenas quedaba una franja de pelo…

-Lo siento…No me he dado cuenta…

-Ya…No te muevas, vamos con la parte de arriba.

Respiré aliviada cuando dejó de nuevo la máquina en la mesa y volvió a coger las tijeras…Empezó a cortar, y a cortar…Me dije a mi misma que quizás, se había pasado un poco antes, al dejarlo más largo de lo permitido, y encima con la trenza…Quizás se arrepintió pues seria posible que los sargentos le amonestaran por dejar a una recluta con mas pelo del permitido por las normas… Sin embargo a mi me estaba empezando a meter un corte militar de los buenos, casi tanto como el de la chica de al lado, con la que ya casi estaban terminando…

Empecé a ponerme muy nerviosa cuando dejó las tijeras y empezó a mirarme seriamente, como estudiando el corte…De momento, el resultado era el siguiente: El cuello, lo tenia rapado al cero, casi casi desde el comienzo de mis orejas. A partir de ahí había ido recortando a tijeras hasta dejarme un franja, muy corta, como de un 1 cm escaso, por los laterales. Me consolaba que la parte de arriba no tenía un corte demasiado extremo…Aun tendría algo que peinarme…Por supuesto, mi trenza colgaba, aunque se veía un poco ridícula…¿Me dejaría marchar ya?

La rubia de al lado se había ido, medio llorando, para dar paso a otra chica. Esta había sido previsora y se había cortado el pelo antes de venir…Era algo que me habían avisado, pero yo no hice caso y empecé a pensar que era cierto que si venias con todo el pelo, eran mas crueles con el corte…Y no solo eso: Encima yo había pedido que me dejaran la trenza y….estaba prohibido hablar con el barbero…Empezaba a pensar que acababa de cometer muchos errores …

El barbero volvió a coger la  máquina. Irónicamente dijo:

-No se…No lo veo claro…Si te dejo la trenza, ya será mucho pelo en tu cabeza…Mas del que permitimos aquí…Así que vamos a tener que compensar por otro lado…No…?

-Bueno…no es necesari…

Me silenció con un grito que se oyó en toda la sala:

-SSSSHHHHTtt¡¡¡ A CALLAR¡¡ NO SE HABLA CON EL BARBERO¡¡¡CLAVA TUS OJOS EN ESE ESPEJO Y NO TE MUEVAS NI UN MILIMETRO O SERA PEOR¡¡¡

Todo el mundo me miraba. Los demás barberos empezaron a sonreírse unos a otros mientras seguían trabajando…

Yo me puse firme en el sillón y cerré la boca. Me obligué a clavar mis ojos en el enorme espejo y vi como lentamente, aplicaba la máquina, directamente a mi frente, y empezaba a raparme al cero sin piedad. Mis esperanzas de verme con algo de pelo por arriba se esfumaron tan rápido como mis mechones, que caían escandalosamente al suelo. Pronto, el rapado de arriba se unió con el del cuello, solo me quedaba  un poco de mi hermoso pelo por los laterales, con una enorme tonsura de fraile, y por supuesto, en la trenza. Estaba ridícula.

En pocos segundos, sería una chica casi calva. Mientras me repasa la frente una y otra vez, hasta terminar con los laterales observé como a la chica del pelo corto la dejaban irse con apenas un pequeño retoque, ni siquiera habían usado la máquina para ella. Le había dejado conservar mucho de su pelo, y a mí me estaban rapando al cero sin piedad por todas partes…¡¡¡ me subió una gran   indignación  que no pude contener y protesté:

-¿Por qué a las demás le dejan conservar el pelo y a  mí no? ¡Me está dejando absolutamente calva¡¡

El hombre paró la máquina en seco. La dejó encima de la mesa, dando un golpe algo brusco. Y cruzando las brazos, se paró delante de mí y gritándome:

-¡¡AHORA ESTAS EN LA ARMADA, NIÑATA¡¡¡NO SE DONDE CREES ESTAR, PERO LO VAS A APRENDER HOY, DE ESO PUEDES ESTAR SEGURA¡ PONTE FIRME Y NO VUELVAS A ABRIR LA BOCA EN LO QUE QUEDA DE TARDE O EL CASTIGO IRA EN AUMENTO, HAS ENTENDIDO??

-Sssi, señor…¡ y me puse más derecha que una vela…

Mientras cogía unos utensilios de un cajón, no dejaba de relatar:

-Te voy  a hacer un corte de pelo que no vas a  olvidar en tooooda tu vida…Pero no te preocupes: Conservarás algo de tu estúpida trenza de colores…Habrase visto¡¡ Pija Insolente…¡ Agacha la cabeza , NO TE MUEVAS, Y NO SE TE OCURRA VOLVER A DECIR NI MEDIA PALABRA MÁS, ES UNA ORDEN¡¡¡.

Clavé la barbilla en el pecho y sentí, horrorizada, como me extendía jabón de afeitar con una brocha, hasta dejar mi nuca completamente enjabonada…Pronto llegó la navaja.

-Si pretendías tener algo que poder peinarte, ya puedes ir olvidándolo…Te voy a hacer el afeitado más apurado que pueda, el que solo  piden los viejos capitanes y los fanáticos del extremo total…Relájate porque vamos a pasar aquí unas horitas muy divertidas…Primero, afeitamos bien la nuca y las orejas, y te aseguro de que me voy a esmerar para  que no  te quede nada…

Efectivamente, se esmeró en su trabajo. Paso la cuchilla por mi cuello de todas las formas posibles, separo mis orejas para apurar por detrás…Ya estaba convencida de que iba a quedar como una bola de billar, aunque me quedaba la esperanza de que no me afeitara también por arriba y pudiese conservar, al menos, la sombra del rapado al cero, que en un par de días, empezaría a asomar, porque lo que era por atrás…Ya no había nada que hacer…

Mientras me secaba con la toalla, recé para que al menos se plantase allí mismo y considerase la posibilidad de no afeitarme por completo. MI gozo en un pozo. Ya estaban extendiendo el jabón con la escobilla por mi frente, mi coronilla, los lados…todos me miraban y algunas reclutas comenzaban a murmurar…era absolutamente humillante…

-Así me gusta…bien empapadita…y bien calladita…Ahora vamos con la frente…¿Preparada para verte como una autentica bola de billar, muñeca?? Y NO DEJES DE MIRATE EN EL ESPEJO, ENTENDIDO?

Sentía la navaja en lo alto de mi cabeza, afeitando de un lado a otro, sin piedad, con maestría…Me  iba llevando la cabeza a un lado y a otro para facilitarle un afeitado mas apurado…Cuando terminó, yo no daba crédito: MI piel se veía por todas partes…Estaba horrible. Mientras el hombre me desanudaba el pañuelo, No pude evitar  llorar y balbucear…

-Dios mío,mi pelo…¡¡¡Esss…horrible¡¡¡…soy una bola de billar¡¡

¡¡No¡¡ No podía ser¡¡¿Me estaba volviendo a anudar el pañuelo al cuello?

-¿¿ES QUE NO HAS APRENDIDO NADA??

No se cómo  pude ser tan idiota y volver a quejarme…¡¡

Casi resignada, vi como de nuevo cogió la brocha de barbero y el cuenco de espuma, y enjabonándome de nuevo la cabeza dijo:

-Cada vez que protestes por tu cambio de imagen este se hará más extremo…Así que vamos a por el segundo  afeitado de la tarde, pero  esta vez, un poco distinto, esta vez,  integral… vas a estar afeitadita hasta las cejas…qué te parece…??no dices que eres una bola de billar? Pues ahora si que lo vas a ser…Ya verás lo guapa y lo fresquita  que vas a estar calva y sin cejas tooodo este verano…-Y  bajó desde mi frente con la brocha y empezó a enjabonarlas . Cuando se aseguro que tanto mi cabeza como mis cejas estaban completamente cubiertas, volvió a coger la navaja y comenzando por la frente, fue bajando poco a poco hasta hacer desaparecer mis cejas ,muy enfadado, Sin darme casi tiempo a mirarme. Me hecho la cabeza hacia atrás para facilitarle el segundo apurado de mi frente y mi coronilla…Terminó por  repasar el cuello, una y otra vez. Cuando enderecé la cabeza y me vi en el espejo, no daba crédito. Cogió las tijeras y alzando mi trenza dijo:

-Esto te va a traer demasiados recuerdos de tu antigua imagen, y además, está demasiado larga. Vamos a recortarla un poco…

Y metió el tajo sobre la trenza casi desde su mismo comienzo. Le peló un poco más hasta que se convirtió en un pequeño mechón tieso y horrible de un par de cm…Para colmo lo estaba anudando con un lazo…Tan calva, sin cejas, y con aquel mechón ridículo con ese lazo, mi imagen no podía ser más humillante y patética…Ojalá no hubiese hecho aquella petición absurda¡¡¡ Me obligué a permanecer callada, quieta, firme y con los ojos clavados en el espejo, tal como se me había ordenado. No pensaba mover un músculo ni decir absolutamente nada hasta que me dijeran que podía hacerlo… Estaba empezando a comprender dónde estaba…

-Y ahora, el toque final: Ya eres, oficialmente, la recluta calva. Pero es que además, quiero que seas la recluta calva, brillante y resbaladiza, así que vamos a encerar bien esa cabeza…Mike¡ Me ayudas con un encerado?

Vino otro barbero. Aplicaron una pasta cremosa y amarillenta sobre una tela de gamuza grande. Colocándose uno en un extremo y otro en otro, comenzaron a restregar mi cabeza y mis  ausentes cejas con pasadas rápidas y largas, cortas y lentas…Durante un minuto, dos…Tres….En el salón se escuchaba el murmullo apagado de las demás reclutas, que miraban hacia mi horrorizadas…Me obligué a no protestar…

-Así me gusta Calladita y quieta, mirándote…Muy bien…Veo que estás empezando a aprender la lección, paciencia,  que ya estamos acabando, pero es que el encerado lleva su tiempo…Y quiero que tu cabeza refleje todas las luces del cuartel, que se te vea venir desde un kilómetro de distancia…

Cuando terminaron, mi cabeza estaba brillante y lisa como una bombilla. Estaba segura de que si ponías una mano encima, esta resbalaría.

El barbero me habló a través del espejo: Aun tenía anudado el pañuelo y la cara atónita…

-MUY BIEN; RECLUTA CALVA:  Siento decirte que seré su sargento durante los próximos 3 meses. Durante ese tiempo, Estas son sus instrucciones:1.- DEBERÁS PERMENECER SIEMPRE CALVA, BRILLANTE Y RESBALADIZA.  2.-Tu paso por la barbería del cuartel es obligado cada 3 días. 4.-Es obligación tuya afeitarte cada día si es necesario.5.-Es obligatorio para ti encerarte y abrillantarte la calva cada día.6.- ESTA PROHIBIDO QUE TE   DEJES CRECER LAS CEJAS. 7.-QUEDAN PROHIBIDAS LAS GORRAS PARA TI.. 8.-Tendrás que tener puesto siempre el lazo bien visible en la “trenza”.9.-Si en cualquier revisión rutinaria tus cabos, cualquier superior, o yo, descubrimos que no estás lo suficientemente calva, resbaladiza y brillante, añadiremos un mes más a tu castigo. ¿HA QUEDADO CLARO?

-Si, señor¡

-¿Quién eres?

-LA RECLUTA CALVA, SEÑOR¡

-Y que más…??-pregunto irónicamente

-LA RECLUTA CALVA, BRILLANTE Y RESBALADIZA, SEÑOR¡¡

Me desanudó el pañuelo.

-PONTE FIRME ANTE TU SARGENTO, RECLUTA CALVA¡

Yo me cuadré.

-Ordenaré que en tu habitación pongan espejos, jabón, navaja, cera y telas. Te estaré vigilando…Y recuerda pedir cita con Mike en un par de días… Ya sabe lo que tiene que hacer, verdad Mike?

-Si, claro, por supuesto¡

-PUEDES MARCHARTE.

…Durante mi instrucción, acaté las normas sin contemplaciones. Cada mañana, lo primero que hacía al despertarme era comprobar el estado de mi cabeza para asegurarme de que no hubiera ni un minúsculo pelo,  y en caso de que así fuera, me enjabonaba la cabeza delante del espejo y comenzaba mi penosa tarea de dejármela lisa. Para el encerado, me ayudaban algunas compañeras, que se compadecían de mi, aunque había algunas a las que esta operación les hacia gracia…Lo que peor llevaba era el hecho de tener que enjabonarme la cabeza por completo, incluidas mis ausentes cejas…El afeitado integral al que estaba castigada durante el verano, me hacía parecer de todo menos una chica. Me veía horrible delante del espejo cada día, no parecía yo.

Al menos tres veces por semana, mi sargento comprobaba el estado de mi calvicie. Me miraba con aprobación cuando pasaba su mano por mi cabeza y esta estaba en perfecto orden, lisa, brillante y resbaladiza. En cierta ocasión,  pasó revista una tarde, sin previo aviso. No me había dado tiempo de afeitarme esa mañana, así que mi pelo había crecido mínimamente, y empezaba  a asomar. Gritándome, me ordenó presentarme en la barbería del cuartel para que You me afeitara y encerara a conciencia, anotando en mi parte que mi castigo se ampliaba un mes más…no me dejaban pasar ni una.

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Author: mdj

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