De junio a septiembre (Maca)

Eva preparaba las maletas, para pasar el verano en el pueblo de los abuelos junto a su familia, tras meter la ropa en una de ellas, decidió meter en otra más pequeña, su secador, plancha, cepillos, aunque ella no se imaginaba lo que estaba por venir.
– ¡Donde has puesto la maleta pequeña!
– ¿Qué maleta?
– La maleta, la maleta donde metí el secador y todo eso..
– Tranquila, no te va a hacer falta.
– ¿Qué quieres decir?
– ¿Yo? Nada, pero tranquila, que tienes el verano entero para ti sola.
Eva, había empezado muy bien el año, pero con el paso de los meses, fue dejando de lado sus estudios en la universidad, incluso llego a tener problemas dado que fue detenida, por conducir de forma temeraria, todo eso costo su expulsión de la universidad.
Pero durante aquel mes de mayo, todo estaba yendo de más a menos, pues durante los últimos días del mes, esta comenzó a salir sin apenas oposición, aunque ella no sospechaba nada de lo que estaba por venir.
Después de buscar la maleta, pese a las advertencias de su madre, que no estaba, que la había dejado en casa y que lo mejor estaba por llegar, durante un par de horas, Eva, no sabía, entendía que estaba pasando por la cabeza de su madre.
– Prepárate que nos vamos.
– Irnos ¿A dónde?
– Tu tranquila, relájate, que te lo vas a pasar bien.
– Vale, pero ¿Dónde vamos? ¿Vamos muy lejos?
– No tranquila, vamos aquí al lado.
Madre e hija, recorrieron las calles del pueblo, tras un paseo, llegaron a una peluquería, su madre entro primero, Eva se quedo esperando unos segundos, aunque se percato del saludo tan extraño de la peluquera, tras eso, su madre salió, volvieron a dar un paseo, tras media hora, volvieron sobre sus pasos, cuando Eva se percato que la peluquera estaba en la calle, trato de cruzar la calle, pero cuando su madre se percato, acelero el paso.
– Buenas tardes.
– Buenas tardes, adelante.
– ¿Entonces? Lo que hablamos esta mañana por teléfono.
– Si, lo que hablamos esta mañana, quiero que disfrute de estas vacaciones, que se lleve un bonito recuerdo.

En ese momento, Eva se quedo paralizada, sin saber cómo reaccionar, fue la voz de su madre, la que hizo que volviera en sí, se sentó en el sillón, la peluquera coloco una capa de color rosa, soltó la coleta y comenzó a peinar un poco para prepararlo, tras dejar el pelo preparado, cogió la maquinilla, la limpio y con la ayuda de un peine, desde el flequillo, como si de una militar se tratara, comenzó su trabajo, el pelo comenzó a caer en cascada sobre la capa, Eva había clavado la mirada en el espejo, estaba paralizada, el sonido de la maquina, parecía no tener fin.
Cuando llevaba más de media cabeza rapada, sonó el teléfono, mientras la peluquera atendía la llamada, su madre fue hacia ella, cogió unos cuantos mechones y comenzó a tirarlos desde arriba, Eva lejos de reaccionar, seguía tiesa con la mirada clavada frente al espejo, su madre, al ver la capa con todos aquellos mechones, pensó que la mejor idea era limpiarla, cuando se la quito, todo el pelo cayó en cascada al suelo, dejando a Eva con sus shorts blancos y su camiseta de tirantes rosa brillante.
Tras varios minutos, apareció la peluquera, no se altero, tan solo decidió terminar su trabajo, esta vez sin colocar la capa, nadie dijo nada, es más, su madre, parecía disfrutar de aquel momento, poco a poco su cabeza se estaba quedando completamente al cero, al tener el pelo negro, aun se notaba algo de pelo, pero su madre, estaba decidida llegar al final.

– Está bien, ahora, te vas a quedar, mas fresquita.
– ¿Más fresquita?
– Si, más fresquita, vas a sentir el placer de la navaja, cuchilla de afeitar sobre tu cabeza.
– ¡Que! Estás loca.
– ¿Loca yo? Quizá seas tú la loca…o más bien negligente.
Mientras madre e hija discutían, la peluquera, enjabonaba su cabeza, para dejarla completamente blanca, como si de una afeitada militar se tratase, la peluquera deslizaba la navaja con total soltura, el sonido de la navaja, hizo que Eva se quedara completamente paralizada, su madre, que estaba muy al tanto de todo aquello, pidió a la peluquera, que fuera más despacio y quería un segundo apurado.
– ¿Sabes una cosa, mejor hacerlo al estilo militar, se sufre mas, te lo digo por experiencia.
– Pero yo lo que quiero, es que sepa que este es su castigo.
– Por eso, al estilo militar, se sufre mas, no te deja reaccionar.
– Bueno, pues como veas.
– Tú confía en mí, ya verás cómo va a quedar.
Cuando termino la primera afeitada. La llevo al lava-cabezas, allí tras limpiar su cabeza, la preparo para la segunda afeitada, esta vez con una navaja mucho mas afilada, la cual con una soltura increíble, fue apurando por las zonas donde aun se notaba el negro de su pelo, poco a poco, costaba diferenciar donde terminaba su frente y empezaba su pelo, cuando termino la segunda, aplico un poco mas de crema, pero esta vez con una cuchilla de afeitar, remato el trabajo, tras limpiar y dejar su cabeza completamente calva, su madre tomo la palabra.
– Estamos a 15 de junio, nos vamos el 25 de septiembre, quiero verte así todos estos meses, o bien te vienes aquí y te afeita bien, ahora con el verano, este calor, mejor el pelo corto, en casa ya sabes, cada 2, 3 días, tu sola te vas afeitando.
– Pero mama, voy a estar horrible.
– ¿Horrible? Si hay muchas chicas que se afeitan, vas a la moda.
Pagaron y se fueron camino a casa, Eva, evitaba mirarse en los cristales, espejos, por su cabeza aun resonaba 25 de septiembre, comenzaba a entender que todo el mes de junio y agosto se lo pasaría sin un pelo en su cabeza, con tanto que hacer, todo comenzaba a esfumarse, incluso quedar con sus amigas, las cuales estaban esperando en la puerta de casa.
– Vaya, te has tomado en serio, eso de cambiar de peinado.
– Déjalo, no quiero que digas nada.
– ¿Por qué? ¿No te gusta?
– ¡Tú qué crees!
– No trates así a tu amiga.
– Ahora resulta que todos me vais a vacilar.
– Si hubieras estado como tenias que estar, no pasaría nada.
– De verdad, no entiendo cómo has dejado todo de lado, cuando eras muy buena.
– Sabéis que no es así, pero tú, te haces la sorda, no quieres ver la realidad.
– Te voy a decir una cosa, para que veas, que todo tiene consecuencias, incluso tu castigo, fue una propuesta de la peluquera.

Aquella tarde de miércoles, Eva, Lidia y Lucia, estaban en la piscina de esta última, estaban hablando tranquilamente, en un momento dado, Lucia se levanto, Eva, tras notar que estaba enfadada por un comentario de Lidia, esta se fue a por ella, tras unos minutos de charla, volvieron, Lidia se disculpo, pues entendió que su comentario era un tanto desafortunado.
Continuaron hablando durante varios minutos, Lucia fingió ir al baño, tras volver ambas se percataron de una bolsa, la cual dejo sobre la mesa, continuaron como si nada, pero tras un rato charlando…
– Sabéis que, Eva, yo estoy contigo, creo que tu madre, no quiere ver la realidad ¿Sabes qué? Yo también quiero probar.
– ¿Cómo que quieres probar?
– Si, abre la bolsa y lo veras.
Eva abrió la bolsa, se encontró con una maquina, sin guías, un peine y una pequeña capa de color azul, Lucia, se coloco la capa, peino un poco su pelo y sin decir nada, encendió la maquina y con total decisión, como si no fuera la primera vez, empezó a rapar su melena rubia, Eva y Lidia, se quedaron de piedra, mientras lucia rapaba su cabeza.
– Esto es una pasada, creo que he tardado años en raparme.
– ¿En serio te gusta?
– Claro que me gusta, es una pasada, te da un subidón, que no veas.
– ¡Eso no vale! Así no se juega.
Lucia paro, cuando llevaba media cabeza rapada, se quito la capa, pues el calor hacia que se pegara en su cuerpo, esta miro a Eva, y al grito de coge a Lidia, esta la agarro, para que Lucia, la metiera dos trasquilones al cero, uno en todo su flequillo, el otro en un lateral, haciendo imposible dar marcha atrás.
Lucia continuo con su trabajo, mientras Eva, colocaba la capita a Lidia, agarro las tijeras y comenzó a cortar mechones, llegando incluso a crear algunas calvas, cuando Lucia termino, se fue a terminar el trabajo, en cuestión de minutos las tres amigas estaban completamente al cero.
Llego el sábado y las tres estaban en la puerta de aquella peluquería, entraron, cuando las vio la peluquera, no se asombro, tan solo se dedico a preguntar quién sería la primera, esta fue Lidia, la cual tomo asiento, y tras un afeitado militar, podía lucir su vestido azul ajustado, Eva fue la segunda, la cual, esta vez si disfruto de sus tres afeitadas militares, cuando termino, pudo lucir, su vestido rosa, Lucia cerro el triangulo, disfrutando como una niña, cuando termino, lucio sus shorts blancos y su top turquesa.

Durante todo el verano, las tres lucieron cabezas calvas, como despedida, todas pasaron el 24 por la peluquería, pidieron, puesto que ya sabían que era una peluquera y barbera militar, su mejor afeitado, las tres quedaron como nuevas, se hicieron una foto de recuerdo, para despedirse, no para junio del año siguiente, más bien para navidad, también hicieron un juramento de dejarse crecer el pelo, durante todo un año y afeitarse las tres juntas para pasar el verano siguientes calvas y felices

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Author: mdj

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