Las lágrimas de Aurora (skgr)

Cada vez me siento más española. La españolidad me inunda. Inspiro España, expiro España. España es mi alimento.

Siento que en el partido dudan de mi españolidad por mis orígenes caribeños. Mi padre tuvo que huir cuando el Tirano robó el poder.

Cuando era niña prometí que nunca me cortaría mi larga, negra y sedosa melena. Que nunca me cortaría mi espectacular, admirable y suave melena morena. Que nunca me cortaría mi melenaza mientras la dictadura permaneciera en mi país de origen.

Pero ahora España me llama y estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por ella.

Sumida como iba en estos pensamientos me topé con una pequeña peluquería, de nombre Melilla, y que exhibía la bella enseña nacional en el escaparate. Me asomé al cristal y vi que tenía una única butaca. Una chica con el pelo cortísimo leía una revista.

Al entrar pude ver su corte mejor. Era rubia, arriba apenas tenía un dedo de pelo puntiagudo, los lados y por detrás los llevaba afeitados. Debió darse cuenta de que la miraba porque me dijo -tranquila, todo el mundo se me queda mirando. Es que he sido legionaria y el corte de pelo que nos obligaban a llevar me encantaba.
-¿has sido legionaria?
-si
-¿has luchado por España?
-¡si!
-¿has luchado por la democracia y la constitución?
-¡SI!
-¿Has luchado por Dios y por Occidente?
-¡¡¡SI!!!¡¡¡SI, SI, y cien veces SI!!!
-Sabía que no me equivocaba al entrar en esta peluquería.
-La llamé Melilla por el nombre del Tercio al que pertenecí. Siéntese, por favor.
-Tutéame, por favor.

Comenzó a cepillarme mi melena negra, mi melena larga, mi melena sedosa, mi melena morena, mi melena lustrosa, mi melena suave, mi melena azabache. Cepilló mi melenaza.

-¿Y qué quieres hacer compatriota?
-Qué bonita palabra. Quiero hacerme un corte de pelo por España. Sabes, de niña prometí que nunca me cortaría la melena hasta que de mi isla querida del Caribe desapareciera la dictadura. Pero ahora siento tanto a España que quiero hacerme un corte de pelo por Ella.
-¿y cual es?
-No lo se. Esperaba que a ti se te ocurriera.

Siguió cepillándome la melena pensativa. Un buen rato.
-¡Ya lo tengo!-exclamó -Se me ha ocurrido un corte especial. Un corte cuya españolidad destacará alli donde vayas. Un corte muy radical. ¿Eres valiente?
-Soy muy echada pa’lante. Por España lo que sea.
-Es muy radical, muy radical. Tendrás que confiar en mi ciegamente.
-Ay, me tienes ascuas. Dímelo ya.
-Si te lo digo, no te lo haces. Por eso tienes que ser muy valiente y confiar ciegamente en tu compatriota
-Me estás asustando.
-¿Te gusta la equitación?
-Mucho. Soy amazona.
-Entonces este corte te gustará. ¿Amas a España?
-¡Muchísimo!
-Entonces llevarás este corte con la cabeza bien alta.
-De acuerdo, confío en ti. Empieza- me ordenó.
-Para evitar que te arrepientas a medio corte tengo que vendarte los ojos.
-De acuerdo.
-Tienes que ser muy valiente.
-No te preocupes. Lo seré.

Cogí unas vendas y se las puse encima de cada ojo. Las fijé con esparadrapo cuidando que las cejas quedaran al aire. Le pasé la mano por delante para ver si reaccionaba. Estaba claro que no veía nada.
Cogí una correas y le sujeté las muñecas a los reposabrazos del sillón.

-¿Qué haces?- protestó
-Es que si no te ato te vas a asustar y el corte patriótico va a quedarse chafado. Confía en tu compatriota.
-Confiaré- dijo resignada.

Cogí la maquinilla y le quité el peine.
-Ahora viene el momento más impactante. Recuerda: esto lo haces por España.
Encendí la maquinilla y se la acerqué a la frente. Empecé a pelarle la parte delantera de la cabeza.
-¡Uy!¡Qué miedo!¿me estás rapando?
-Te estoy despejando un poco. Porque te voy a dejar concentrada la enseña nacional y quiero que destaque.
-Has hecho bien en atarme. Me está costando aguantarlo.
-Sé fuerte. ¡Por España!
-Por España- cada vez lo decía con menos entusiasmo.

Seguí rapándole al 0. La idea era que solo le quedara melena en una franja ancha y gorda a la altura de la coronilla. Le pelé por delante, por los lados y por la nuca.
Empecé a echarle espuma con la brocha.

-¿Ahora qué estás haciendo?
-Quiero que la zona que rodee los colores patrios quede bien lustrosa. Como unas buenas botas militares- taconeé con fuerza.
-Ay, eso nos lo hace a veces Nuestro Líder en las reuniones del partido. Me corro del gusto cada vez que lo oigo.
-Pues eso, así te voy a dejar la cabeza.
Empuñé la navaja y fui retirando la espuma de la cabeza. Rasurando donde antes había melena negra, afeitando donde crecía el pelo moreno, sajando donde surgía el cabello azabache, raspando la sedosa pelambrera, extinguiendo la suave melena.

-Ahora voy a teñirte.
Le separé el pelo que le quedaba en tres mechones iguales. Preparé las tres mezclas y se las apliqué.
-Ahora voy a darte la vuelta con cuidado para aclararte el pelo en el lavabo.
-¡Uy! Como se siente el agua en la cabeza sin pelo.
-¿verdad que si?

Le sequé el pelo e hice los tres mechones. Le puse tres coleras de caballo con los colores nacionales para que los tres mechones quedaran bien enhiestos y desde la vertical cayeran sobre la nuca afeitada.

-Estoy deseando verme. La rubia se va a morir de envidia.
-Espera, que me queda darte el toque final.

Con la navaja le dividí las cejas en tres cuadrados iguales. Cada cuadrado lo teñí de un color.

-¿Estás preparada para verte?
-Si.
-¿Estás preparada para deslumbrar con tu españolidad?
-¡Si!

Le quité con fuerza los esparadrapos. A la vez se destaparon los dos ojos. Al principio le deslumbró la luz.

-Mira. Tanto en las cejas como en el pelo que te queda tienes los tres colores patrios.
-¿cómo tres colores? Si son dos.
-No. Te equivocas. Son el rojo, el gualda y …… (cogí la última cola con la mano mientras le acariciaba la nariz con su propio pelo)…….¡el morado!
-¡Serás comemierda!¡Me has pintado la bandera de los rojos separatistas!¡Pájara pinta!¡aaaagggggg!¡aaaaaaahhhhhhh!
Se desgañitaba pero las correas la tenían bien sujeta a la silla.
-¡aaaaaaggggg!- le salía espuma por la boca.

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Author: mdj

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