Aquel dÃa en la peluquerÃa ocurrió algo que nos asombró. Me estaba cortando el pelo como cada principio de mes, Tony me rapaba con su mejor maquinilla , insistÃa una y otra vez hasta dejarme como a mi me gusta: Completamente al cero. De repente entró un señor de mediana edad, muy bien vestido, trayendo a una joven sujeta bruscamente del brazo. Le indicó el sillón que quedaba libre y le gritó:
-¡Siéntate ahà de inmediato y no muevas ni un solo músculo o tendrás más problemas¡
La chica lo hizo fastidiada. De repente, miro a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en una barberÃa de caballeros, y todos la miraban con curiosidad. Pronto nos dimos cuenta de que aquel hombre, era su padre, cliente asiduo del local. Dirigiéndose a Tony, que ya habÃa acabado de servirme, le dijo:
-Tony, esta es mi hija Emiliy. Acaba de decepcionarme a mi, y a toda la familia, hemos comprobado que lleva meses mintiéndonos y metiéndose en lÃos con quien no debe…Asà que nos hemos venido a pasar las vacaciones al pueblo, donde esperamos poder meter a esta joven en cintura…
-Señor Smith, entiendo por donde va…
-Córtele el pelo.-Dijo tajante, de forma glacial.
Tony le ajustó el pañuelo que nos ponÃan a todos, solo que a ella le quedaba enorme, y la dejaba completamente cubierta hasta las piernas. Yo pedàque me afeitaran la cabeza para no perderme esto, a veces solÃa hacerlo, asà que el ayudante de Tony empezó a preparar jabón para mi…NO le quitaba ojo a la chica, estaba justo a mi lado.
-Qué tipo de corte prefiere, señor Smith?
-Al cero absoluto¡¡ Afeitado total , integral. Quiero su cabeza completamente lisa.
-Entonces quiere el corte bola de billar…
-Exacto¡
-Resbaladiza y brillante…
-¡Justo eso¡
La chica abrió los ojos de par en par, empezó a llorar, a protestar…pero el padre la calló con un nuevo grito:
-¡A callar¡ Ahora es tarde, digas lo que digas. Lo único que vas a hacer ahora es callarte, mantenerte quieta, y clavar tus ojos en ese espejo, procurando pestañear lo menos posible…¿Te ha quedado claro
La chica se puso tiesa en el sillón, clavó su mirada en el espejo, y asintió sumisa y aterrada. Tony empezó a cortar con unas enormes tijeras. Lo conocÃa bien, y sabÃa que iba a disfrutar de la situación, que se tomarÃa su tiempo…La chica veÃa caer irremediablemente, mechones y más mechones de su hermosa cabellera rubia.
Cuando Tony no pudo más con las tijeras, le metió la máquina al cero, directamente a la frente. La chica se derrumbó cuando la fue sintiendo por su cuello, pero el padre volvió a reprenderla y volvió a ponerse más derecha que una vela. Pedà al encargado que me volviera a afeitar, que querÃa estar bien apurado. La chica a veces miraba a través del espejo como mi cabeza iba siendo afeitada, sabiendo que la suya correrÃa la misma suerte en breves instantes…
Tony insistió una y otra vez con la máquina, ya sólo quedaba una imperceptible sombra. Su llanto se volvió más intenso en el momento en que Tony empezó a preparar abundante espuma y empezó a enjabonarle la cabeza por completo. La joven no podÃa evitar las lágrimas, mientras se miraba constantemente en el espejo, llevando la cabeza de lado a lado para facilitarle a Tony un apurado total. El padre se cercioraba de que no apartase la mirada del espejo, incluso cuando Tony le hacÃa bajar la cabeza para repasar la nuca,,
Cuando la estaba secando, el señor Smith se adelantó:
-Vuelva a enjabonarla: Vamos a darle un afeitadito más, no cree…? Quiero estar, absolutamente seguro, de que no le queda NADA. La quiero calva total.
-Claro señor, como no…Ahora mismo…
Tony volvió a coger la escobilla, la empapó bien y se dispuso a enjabonar a la chica, que rompió a llorar de nuevo al verse otra vez completamente enjabonada. Estaba siendo terriblemente humillante.
-Escúcheme bien: Emliy vendrá cada sábado, a las 10 de la mañana, sin faltar, a esta peluquerÃa. Quiero que usted la atienda, le rape al cero y le afeite la cabeza, como mÃnimo, dos veces. Si llega a casa y le encuentro, un solo pelo en la cabeza, por pequeño que sea, tendrá que devolverme el dinero…Ha quedado claro?
-Muy claro señor. Me aseguraré de que no le quede absolutamente nada.
-También quiero que le encere la calva para que brille, cada sábado. Quiero que en su cabeza se refleje la luz.
-Le daremos un buen encerado, señor. Será auténticamente una bola de billar.
– NO importa si cuando venga, no tiene ni un pelo, pues en casa, la afeitare yo cada tres o cuatro dÃas, usted la atiende de igual forma. Quiero que pase la humillación de tener que venir cada semana. Si algún sábado protesta, le afeita las cejas también, de acuerdo?
-Como usted mande, señor.
El sábado siguiente la chica estaba allà como un clavo, a las diez en punto. El pelo le habÃa crecido sólo un par de milÃmetros. SeguÃa estando prácticamente calva…
Entro tÃmidamente en la barberÃa y todas las miradas se clavaron en ella…
Tony la atendió.
-Acércate….Puedes sentarte aquà mismo…
La chica lo hizo aterrorizada.
-Mejor me voy, no cree? No tengo suficiente pelo para cortar, mi padre me afeito hace dos dÃas…
Tony le pasó la mano…
-Lo siento, chica, puede notarse. Siéntate que te afeito en un segundo.
-Pero… ¡Si es que no es necesario…si ya estoy calva…¡¡
-NO del todo…No del todo…y ya sabes cómo lo ordenó tu padre…-Y después de anudarle el pañuelo a su ya blanco cuello, cogió la maquina sin guÃa alguna, aunque la abandonó pronto, porque efectivamente, su pelo era tan imperceptible que no merecÃa la pena ni intentarlo, asà que empezó a enjabonarla. Todos los clientes de la peluquerÃa no podÃan dejar  de mirarla.
Cuando la chica vio cómo volvÃa a estar enjabonada, todas sus ilusiones de volver a verse con un poco de pelo se esfumaron…
-No me afeite otra vez, por favor…¡¡¡es muy humillante¡¡¡
-Lo siento…Las órdenes de tu padre fueron muy claras.
-Pero si ya me afeitó el jueves…¡¡
-Tienes que estar al cero absoluto, resbaladiza y brillante cada dÃa, asà que te haré un par de afeitados minuciosos…Me encargaré de que no te quede ni un solo pelo, por pequeño que sea…Agacha la cabeza y deja de protestar o será peor…
Tony tardó siglos… utilizó varias navajas, insistÃa en la lÃnea de la frente, detrás de las orejas, la coronilla, una y otra vez…Estaba siendo terriblemente humillante…La chica se puso a llorar…Cuando Tony volvió otra vez a coger la brocha para repasarla…
-Otra vez no¡¡¡ MI padre dijo solo dos afeitados…¡¡¡
-Y también dijo que si protestabas te afeitara hasta las cejas, y es justo lo que voy a hacer si no dejas de llorar ahora mismo¡ y te advierto que sin cejas se te verá peor todavÃa…Mas calva aún si es que eso es posible¡
La chica se quedó muda de repente y dejó que Tony le practicara el afeitado más apurado que jamás se hizo en esa peluquerÃa, y eso que era frecuentada por viejos militares fanáticos del afeitado total.
Cuando terminó, Emily se quitó el pañuelo de mala gana, y Tony, la reprendió severamente:
-¿Dónde te crees que vas…? Aún no hemos terminado…
La agarró suavemente de la camisa y le obligó a que se sentara de nuevo en la silla…Volviéndole a poner el pañuelo y ajustándoselo un poco más fuerte, dijo irónico:
-Estoy seguro de que te gustará esta cera que he hecho traer para ti especialmente: Te quedará la cabeza suave, lisa y absolutamente blanca y brillante…Además, evita el crecimiento del pelo, estarás lisa y brillante hasta la semana que viene…No tendrás que afeitarte a diario.
Si Emily tenÃa alguna esperanza de verse con algo de pelo, aunque fuera una mÃnima sombra, ya podÃa ir despidiéndose.
-Noooo¡ por favor¡¡¡ es demasiado humillante…todos se vuelven por la calle a mirarme…¡¡
Tony habÃa esperado este momento. Volvió a coger la espuma y enjabonó sus cejas.
-Tu padre me ha insistido en que te castigue si te quejas… asà que…a callar¡¡
Las hizo desaparecer minuciosamente, Cuando la chica se vio en e espejo, no podÃa creerlo. No podÃa negarse que aquello era un afeitado integral .
Fueron unos sábados inolvidables para todos los clientes de la barberÃa de Tony,