Ana y Silvia (Maca)

Ana y Silvia, eran amigas desde la infancia, pero con el paso de los años, Ana se había convertido en una chica muy pija. Todo tenia que ser de marca y saber adaptarse a la situación era para ella lo mas importante. Cuidaba hasta el mas mínimo detalle, su peinado tenia que saber adaptarlo.

Silvia por el contrario, no era pija, pero en muchas ocasiones Ana la tenia envidia.

Un día viendo una revista de moda, salían varias chicas con la cabeza rapada y esto origino una conversación entre ambas que poco a poco estaba llegando al punto clave:

Lo que te digo Silvia, aunque este rapada, el look que lleva la queda bien.
A mi eso no me gusta, luego que haces ¿te pones una peluca, que no te pega nada y aguantas? ¿O cuando te crezca te la quitas y dices que te has rapado?
No todo el mundo vale para hacer eso, mi flequillo es sagrado.
¿Llegarías a dejártelo como un chico, pero con tu flequillo?
Pues si, además rubita que soy, mucho mas guapa, y si piensas que lloraría vas lista.
No te digo que llores, simplemente te digo que te ha de pegar, lo mismo te lo cortas o te rapas y no te queda bien, por muy bonita que tengas la cara.
¿Tú te lo harías?
Ana, no, así de claro, me gusta como tengo el pelo y ya esta, si no te gusta no mires, así de claro te lo dejo, no todo es moda, también están los modales.
Eso son tonterías.
Tonterías no, así que si estas dispuesta… aquí estoy. (más…)

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Rapada ¿forzada? (Glock)

De repente, en el transcurso de la conversación, acercó sus labios a mi oreja de forma sutil y me dijo: “hazlo”. La miré extrañado. ¿Qué quería que hiciese?. “Córtame el pelo. Rápame. Ya.”-me susurró de forma sensual. Debió notar mi mirada suspicaz, ya que me agarró de la mano, y tras formular una estúpida excusa de despedida a sus amigos, salimos a la calle a coger un taxi. No sé si serian las copas de más que habría tomado, pero durante todo el camino, no dejó de morderme la oreja, mientras me decía lo que tenía que hacer con su pelo. Tras pagar y salir del taxi intentando disimular mi erección, logramos entrar en el ascensor, esquivando a una pareja que salía de él en ese momento. Apoyó su espalda en una esquina y llevándose las dos manos a la cabeza, empezó a remover su pelo, diciendo que estaba cansada de él, que lo quería todo fuera, que no quería que su belleza dependiera de él nunca más… (más…)

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Corte de pareja (Maca)

Virginia, era una chica de 24 años, estudiante de periodismo que acababa de terminar el curso y se disponía  a pasar el verano. Estaría unos días mas en el piso que tenia a las afueras de la ciudad.

Uno de los días salio de compras y a la hora de pagar la cajera no tenía cambio  por lo que decidió, ir a cambiaren una peluquería que había enfrente, donde aceptaron cambiarle el billete. Mientras esperaba se fijo en un niño al cual en pocos segundos habían reducido su pelo rizado a la nada. Según su madre, así le duraba todo el verano. Después de pagar y volverse a su casa, durante parte del día no se podía quitar la imagen del chico de la cabeza. Ella se tocaba su larga melena ondulada de color castaño claro medio anaranjado, la cual era su seña de identidad para todo el mundo, igual que su flequillo hasta la altura de las cejas y con mucho volumen.

Conforme pasaba el día poco a poco se olvidaba de aquella imagen, hasta que llego la noche y se fue a dormir. Entonces fue cuando tuvo un sueño, se despertó, fue al cuarto de baño, se miro en el espejo, y de nuevo se fue a la cama intentando dejar la mente en blanco. (más…)

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El primer corte de Julia (Maca)

Julia era un chica de 23 años estudiante de magisterio, vivía sola en un piso a las afueras de la ciudad, un día aprovechando que no tenia nada que hacer, había terminado el curso, y decidió arreglarse el pelo, ya que lo tenia demasiado estropeado. Había descuidado su larga melena castaña durante tanto tiempo, que ya era hora de arreglar y empezar a lucirla en condiciones. Harta de su peluquera habitual, decidió cambiar de lugar, pasar mas desapercibida e incluso pensó en un cambio mas acusado, al final y después de muchas vueltas, todas las que veía estaban llenas, encontró una voy que estaba sola y se decidió entrar.

– Buenos días, ¿tienes gente o me puedo quedar?
– Buenos días, pasa siéntate, ahora estoy contigo.

El peluquero era un chico joven, no más mayor que ella, muy educado, vestido de manera informal, pantalón vaquero, polo blanco y zapatos. El local no era muy grande, pero estaba bien equipado, dos sillones, muy modernos, lava cabezas, de ultima generación…

– ¿Qué quieres que te haga?
– Las puntas y un repasito. Lo tengo muy dejado y se mota mucho.
– No te preocupes, siéntate aquí, te lavo y empezamos. (más…)

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Así comenzó todo (Marta Wahl)

Creo que todo comenzó cuando era pequeña. Tendría seis o siete años y me encontraba en la habitación de juegos de casa, junto con mi hermano. El con su pelo más o menos largo por las orejas y yo con la triste melenita corta que mi madre me repasaba cada cierto tiempo.

Estaba jugando mi hermano con un coche automático y, en un momento de descuido, lo cogí y se me ocurrió encenderlo pasándolo por su cabeza. Ya os podéis imaginar la que armé. La siguiente escena ocurrió en el baño de casa. Yo, asustada por lo que había hecho, veía a través de la puerta como mi madre cortaba con tijeras el enredo de pelos de las ruedas del coche. Las tijeras pegadas a la cabeza y los pelos de mi hermano por el suelo.

Al rato llegó mi padre y mi madre le contó todo. Tras ver a mi hermano, despeinado, con los pelos más largos por los lados que por arriba, mi padre fue al baño, abrió un armario y con la cara de pena de mi madre, le encendió la máquina en la cabeza. El pelo rubio de mi hermano dejaba ver su cráneo. Mi hermano asustado lloraba sin parar los pelos se iban quedando pegados a las lágrimas por su cara. Tras un rato, quedó irreconocible con una cabeza pequeña y apenas unos milímetros de pelo. Yo sin embargo, me divertí y en días siguientes le tocaba la cabeza jugando a mi hermano.

Han pasado veinteaños de eso, pero yo en mi adolescencia he seguido haciendo de las mías. Ahora yo tengo el pelo más largo pero a mi me gusta ver a algunas con el pelo corto. Cuando estudié secundaria, salía de marcha con Ana, una amiga que a menudo presumía de su larga melena negra. La verdad es que era un pelo bonito, pero dejó de serlo para mi 🙂 (más…)

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