El gran día (Laura)

Hoy ha sido el gran dia. Quedé con Jim, un muy buen amigo, de ir a su casa a las tres de la tarde. El me raparía con una maquinilla mientras su cámara de video registría todo. A las tres estaba yo tocando su timbre, un tanto nerviosa, pero dispuesta a salir más tarde, por la misma puerta, rapada al cero.

Jim me hizo pasar a su espacio, un cuarto amplio y asoleado lleno de plantas y de pinturas hechas por él. En el medio de la habitación habia instalado la cámara de video, y a una corta distancia de ésta habia puesto una silla, sobre el respaldo de la cual colgaba una toalla blanca. Vi sobre su escritorio unas tijeras, la maquinilla de rapar, utensilios para afeitar y un ancho espejo apoyado en el muro.

Una ola de exitación me estremeció al tomar plena conciencia de que ahora se realizaría lo que durante tantos años no habia sido más que una fantasia. Entre bromas y sonrisas me sente en la silla, y dejé que Jim, quien tenia muchas ganas de raparme, acomodase la toalla alrededor de mi cuello, y enfocase bien la cámara.

Entretanto le dije que primero yo misma queria cortarme el cabello con tijeras. El propuso sostener el espejo ante mi, sentado en el suelo, mientras la cámara anduviese, para que esta captase bien la primera fase de mi aventura. Y así lo hicimos: él puso a andar la cámara y luego vino a sostener el espejo ante mi, mientras yo, tijeras en mano, observaba mi imagen y me preparaba a dar el primer corte.

Con una abrupta sensacion de libertad y confianza miré sonriente a la cámara y di con gran conviccion tres, cuatro, cinco cortes al ras en la parte superior de mi cabeza. Largos y gruesos mechones cayeron al suelo y al oir a Jim dar una exclamacion de sorpresa me miré nuevamente en el espejo y vi, sorprendida y deleitada, como una amplia área habia quedado ya trasquilada.

Luego comenzé a cortar a ras los laterales. Me encantaba oir el sonido de las tijeras cortando mi cabello, y talvez obedeciendo un anhelo de protesta, más placer aún me daba ver caer por la toalla al suelo algo tan admirado y hermoso, despojándome en breves minutos de una belleza cultivada por tantos años.

Impaciente e implacablemente corté los largos mechones que crecian de mi nuca para quedar finalmente, por primera vez en mi vida, con mi antes tan frondosa cabellera ahora cortada disparejamente al rape. Jim rió diciendo que me veia estupenda, y que ahora comenzaba su momento de estrellato. Se levantó del suelo, colocó el espejo encima del escritorio, cogió la maquinilla y, colocándose tras mi, la hizo andar.

El sonido electrico me excitaba sobremanera y me llenaba de ansias por sentir la vibracion del aparato sobre mi cabeza cuanto antes. Jim me puso la maquinilla en la nuca y empezo a rapármela con gran destreza. Sentia como los dientecillos de metal pasaban hambrientos con fuerza una y otra vez de la amplia base de la nuca hasta la coronilla, cubriendo toda el área posterior, prosiguiendo después a raparme los laterales, hasta dejar por hacer solo la parte superior de mi cabeza.

Después de una breve pausa, durante la cual pasé mis manos por lo ya rasurado, sintiendo un placer sexual que me hizo desar más que nunca la más calva de las calvicies, Jim hizo andar la maquinilla nuevamente, haciéndola pasar ahora varias veces desde la frente hasta la coronilla.

Finalmente pasó la maquinilla repetidamente sobre mi cabeza entera. Cuando hubo terminado, la apagó, la puso nuevamente sobre su escritorio, y volviendo a estar detras mío, puso sus manos sobre mi calvicie firmemente, como queriendo evitar que se escapase, y dijo, con una mezcla de asombro y placer en su voz, que me habia rapado la cabeza entera al cero, que la rapadura habia resultado tan exitosa que no creia necesario afeitarme el cráneo.

Cerré los ojos y llevé mis manos a la cabeza. Mis dedos se deslizaron lentamente sobre esta llanura tan perfectamente lisa y un suspiro de profunda satisfaccion pareció refrescar mi alma. Le pedí a Jim que me pasara el espejo, y al ver mi nueva imagen, tan irrevocable, tan extremadamente honesta, me vinieron a la mente las palabras ‘excéntrica’, ‘atrevida’, ‘peladita’, y en un ensueño de extraño deleite me miré a los ojos, acariciando una y otra vez mi calvísima cabeza.

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Author: mdj

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