Coleccionista de pelo (Maquinilla)

Hace ya cinco años que dirijo una importante peluqueria de la ciudad, siempre quise estudiar imagen y comunicacuión, pero a mitad de carrera, lo dejé todo para estudiar peluqueria mi gran vocación. Es una peluqueria unisex, donde la clientela, mayoritariamente es joven y por la amplia variedad de peinados y cortes que hacemos, me he permitido el lujo de tener una colección de pelo.
Creo que desde que tengo uso de razón, que mi pasión siempre ha sido el pelo, los cambios radicales, los cambios de colores, las infinitas variedades de bobs, flequillos, asimetricos,etc., todo lo que se refiere al mundo del cabello, es mi debilidad y el personal que trabaja en la peluqueria sabe de mi afición a coleccionar el pelo, (mucha gente, quizás por ignoráncia le llamará fetichismo), pero ¿ a caso a los que coleccionan películas, discos de vinilo, cómics, soldaditios de plomo, coches en miniatura, libros, etc, se les llama fetichista?, no, entonces quizás todos seamos aficionados a una pasión.
En casa tengo una habitación entera dedicada a la peluqueria, libros, fotografías, utensilios, desde tijeras a rasuradoras, mobiliario, desde sillones de peluqueria hasta secadores de pelo de todo tipo y tamaño, algún grabado, pero lo que más aprecio, son las distintas «cabelleras» que tengo en una sala anexa, hay de todo, colas de pelo rubias, negras, pelirrojas, de algún color como azul, rojo, naranja, etc, mechones de pelo de todo tipo y color, pelos de barba, de púbis, rastas, trenzas, en fin, todo lo inimaginable a pelo humano se refiere, lo podeis ver en esta sala y siempre hay sitio para algún «pelito»más.
Como he dicho, el personal que trabaja en la peluqueria, sabe de mi afición, por eso cuando entra algún cliente/a con un pelo digno de mi museo, me llaman para que sea yo quien lo trate, ya que quiero ser en persona quien haga todo el proceso.
Nunca olvidaré aquel jueves, no serian más de las doce del mediodia cuando entró en la peluqueria una chica de unos veinte años, metro ochenta, de ojos verdes y con un pelo castaño que le caia como una cortina por toda la espalda hasta llegarle un poco mas abajo de la cintura, se acercó a la recepcionista para preguntarle si solo lavábamos y peinábamos sin cortar, cuando yo ya estaba allí contestándole que sí, me preguntó que cuando podia venir y sin más la hice pasar a la sala reservada a clientes especiales».
Sesentó en el sillón, le puse una toalla en el cuello y cogí toda ese más de metro de cabello y lo puse en el lavacabezas, me contó que nunca se habia echo nada en ella, ni rizados, ni tintes, ni nada, sólo se lo lavaba y se lo cortaba las puntas, su madre en casa. Era un cabello virgen y se notaba, era sedoso, suave, precioso, un buen trofeo digno de mi museo.
Me comentó que hacia dos meses que habia llegado de su pueblo para estudiar en la universidad y como estaba sola en la ciudad, le suponia mucho trabajo lavar toda su cabellera ella sola, le comenté que si queria, se lo podria lavar cada lunes, miércoles y viernes al cerrar y así le haria un precio especial, ella aceptío de seguida.
Lavar su cabello cada dos dias era como un ritual para mí, le cogia con delicadeza su larga melena, la lavaba suavemente, lentamemente, agua fria, agua caliente, masaje, cremas, suavizante, la peinaba con un peine una y otra vez, luego con el secador me entretenia un tiempo, la volvia a peinar con el cepillo y siempre, siempre, terminaba la sesión, mojada y a ella tambien le excitaba como lo hacia.
En los dos meses siguientes entablamos una bonita amistad, hasta el punto de no cobrarle nada por las sesiones de lavado y secado de aquél cabello tan maravilloso, le hice partícipe de mi afición e incluso le hablé de mi particular museo, medio en serio medio en broma, siempre le comentaba que un dia su pelo seria parte de mi colección y ella me respondia que ni borracha.
Era lunes, como siempre llegó a última hora, el ritual se puso en marcha y cuando terminé de lavarle y secarle el pelo, me dijo que queria hacerme un regalo, se desnudó y me ofreció todo su bello púbico, tenia una buena mata de pelo, durante mucho tiempo no se lo habia depilado para ofrecérmelo para la colección, no dude ni un momento, la recliné en el sillón, le rocié con agua todo el eplo del coño, extendí el champú en él y empecé a lavarlo, cuando terminé le puse acondicionador para el pelo y pasé a secarlo con un secador de mano, cogí un peine y lo pasé repetidamente hasta dejarlo liso, lo recogí por las puntas y con una cinta roja le hice un lazo, luego con unas tijeras de punta muy fina empecé a cortar de riz, cuando terminé de cortarlo, en mi mano habia una pequeña cola de pelo púbico, selo enseñé, lo guardé en una caja de madera y acto seguido le extendí crema de afeitar y con la navaja deje toda la zona suave, las dos estabamos excitadas y mojadas y las dos nos masturbamos mutuamente.
Los dias iban pasando y siempre me preguntaba en que lugar del museo habia colocado su regalo y cuando me lo enseñaria, estaba tan impaciente con eso que no veia la trampa que le estaba preparando. Al final quedamos que le enseñaria la colección un viernes despues de la sesión de peluqueria. Llegó el viernes acordado y nos fuimos a casa, nada mas llegar y con la excusa de que primero cenaríamos, le preparé un coctel bastante potente de aperitivo, en la cena le serví un vino de los que entran suaves y luego te viene el subidón y para terminar se bebió un par de chupitos de licor, el plan ya esatba en marcha, con otro chupito en la mano pasamos al salón donde tengo expuesto mis artículos de peluqueria, allí le hice un poco de explicación de cada cosa y su uso y luego pasamos a la sala donde tengo mi particular museo del cabello, ella al verlo quedó alucinada, nunca antes habia visto nada patrecido, vió su regalo y me sonrió, me comentó que estaba un poco mareada, fué a una urna central que estaba vacia y me preguntó que como era que estaba vacia y que queria poner allí, le conteste que allí iba a poner lo mejor de la colección, su cabellera.
Casi no se tenia de pie, la cogí de un brazo y la senté en el sillón de peluqueria que tenia en la sala, recliné el sillón de tal manera que toda su melena colgaba hacia el suelo, balbuceó algo intendible, empecé a peinarle aquél maravilloso pelo, una y otra vez, lo cogí de las puntas y a un palmo de éstas, até una goma para el pelo, bien prieta, ella estaba semi inconsciente, enchufé la rasuradora sin ningún peine y empecé a pasársela por la cabeza, se la pasaba despacio y con cuidado, para cortar desde la raiz y aprovechar al máximo toda la rapada, tardé más de media hora en cortarle la cabellera, pero al fin tenia el tesoro más preciado de la colección, habia valido la pena esperar tanto tiempo y ahora reposaba en la urna central del museo.
Despues de estar admirando aquella pieza única de la colección durante una larga hora, me dirigí a la sala donde dormia mi amiga en el sillón de peluqueria, preparé los utensilios para afeitarle la cabeza, extendí la crema por todo su rapado y con la navaja apuré, tenia una cabeza perfecta, pero ¿que pasaria cuando se despertara?.
Era tardísimo y me acosté en mi cama……

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Author: mdj

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