Contrato misterioso (Maquinilla)

Me llamo Ana, tengo veintisiete años y soy modelo, soy modelo desde los diecinueve, cuando gané un concurso de una marca de champú muy conocida, al pelo más bonito.No soy una modelo de medidas perfectas ni me considero la típica chica diez, todo lo contrario, mido metro setente,soy delgada, tengo el pecho pequeño pero firme y soy rubia, rubia natural, con una cabellera a mitad de la espalda, de la que tenia especial cariño, ya que grácias a él trabajé en las pasarelas hasta los veintidos.
Estaba a punto de cumplir los veintitres, el contrato con la marca de champú y acondicionador de pelo se me habia terminado hacia seis meses y cuando ya empezaba a desesperarme, mi agencia me llamó para una entrevista con una firma de una multinacional de ropa, fragáncias, perfumesy complementos.
La reunión estuvo bien, querian sacar al mercado un perfume nuevo y luego más tarde, querian hacer una campaña sobre un tejido de ropa, el contrato seria de cuatro años y habian pensado en mí porqué buscaban una modelo diferente, lo que sí resaltaron del contrato fué que si lo firmaba, durante esos cuatro años les pertenecia en cuerpo y alma y que podian hacer de mi (en lo que la imagen se refiere) lo que quisieran y que querian saber mi respuesta en dos dias.
Estuve toda la noche sin dormir pensando en esa cláusula del contrato y su significado, tenia la cabeza llena de dudas, mi agente me habia dicho que firmara el contrato ya que podia abrirme muchas puertas y fama y total, tenia razón, ¿por que me calentaba la cabeza si lo que querian era sacar un perfume y eso me daria trabajo durante cuatro años?.
Firmado el contrato me citaron en el aeropuerto el lunes a las doce rumbo a Londres, allí me prepararian para la campaña y luego volariamos a Nueva York a rodar el spot publicitário. Durante el fin de semana me despedí de todos, familiares, amigos, conocidos,etc, preparé una pequeña bolsa de viaje y sin darme cuenta ya estaba en las oficinas de la multinacional de Londres, rodeada de estilistas, peluqueros y un chico alto moreno de pelo corto que me presentaron como el «especialista» y que no dijo nada en toda la tarde, nos despedimos y quedamos para la mañana siguiente a las ocho de la mañana.
El primer dia fué de infarto, media hora más tarde de haber llegado, me sentaron en un sillón de peluqueria, me explicaron que el perfume que querian sacar al mercado se llamaria «PROVOCACIÓN» y que tenian que darme esa imagen, me dijeron que me darian un baño de tinte negro en el pelo, seguirian con una sesión de depilación, luego me harian un corte nuevo y para terminar el «especialista» pondria la guinda a la nueva imagen del perfume, o sea yo. Todo iba tan rápido que no asimilé toda la avalancha de cosas que iban hacerme, la peluquera ya me estaba lavando el cabello y empezaba a teñirlo de negro azabache, mi cabello, sí, ese pelo rubio que tenia y que queria, en poco más de tres horas lo tenia de color negro, el cambio era impresionante, no me reconocia, vino la esteticien y despues de colocar el sillón en posición casi vertical empezó a depilarme las cejas, no quedó ni rastro de ellas y en su lugar me dibujaron una línea, no muy gruesa de color negro y recta,me comentó que era mejor así que tenerlas que teñir, acto seguido aparecieron dos peluqueras, una llevaba un bob años veinte de color azulado, la otra llevaba el pelo de color rojo y rapada al uno, me miraron un momento, comentaron que quedaria fascinante y acto seguido la chica del bob empezó a cortarme el pelo, cuando lo tenia como ella, vino la otra, me agachó la cabeza hacia delante y nada más oir el zumbido de la rasuradora ya la estaba notando por tda mi nuca, rapó y rapó y rasuró y rasuró para terminar apurando con la navaja hasta el infinito,resultado, un bob de color negro azabache, sin flequillo, que empezaba a la altura del pómulo y terminaba en la coronilla y toda la nuca rasurada, sin contar las cejas depiladas, el cambio habia sido radical, me entraron ganas de llorar, pero fuí fuerte y aguanté, quizas me ayudó el suave tacto de mi nuca, acompañado de un placer excitante que nunca habia experimentado antes, al pasar las manos por ella.
La mañana habia sido maratoniana y aún quedaba el toque del «especialista» que lo habiamos dejado para la tarde.Era el momento, llegaron el estilista y él, me saludaron, alabaron el cambio y poco a poco todos fueron desapareciendo hasta quedar solos, me dijo que se llamaba Marco y que era tatuador, pero que no me asustara que no me iba a tatuar, me dijo que me desnudara de cintura para arriba y que confiara en él, así lo hice, me senté en el sillón, lo reclinó y me dijo que tenia que ponerme un piercing en el pezón derecho, me estremecí, cerré los ojos y unas lágrimas rodaron por mis mejillas, mientras, trajo todos los utensilios, se acercó dijo que tenia unos pechos muy bonitos y empezó a tocarme el seno suavemente, mis pezones se empitonaron, cuanto más tocaba el pezón más me excitaba, de repente noté un pinchazo, abrí los ojos y sus manos estaban colocándome un aro plateado con una bola negra en el pezón, era increible pero estaba mojada, ¿como podia ser que un piercing me excitara?, oí un -ya está- y por la cara que puse, supo que me estaba corriendo, entonces empezó a lamer el pezón anillado con delicadeza,con una mano me acarició el otro y con la otra mano me ayudó a correrme, no recordaba haber tenido un orgasmo igual. Al despedirse me dió su targeta con la dirección y teléfono personal, me dijo que él era un tatuador contratado por la firma y que si tenia algún problema con el piercing que lo llamase, que los primeros dias me doleria un poco, que notaria algo raro y molesto en el pezón, que era la novedad de llevarlo, pero que me acostumbraria en seguida. Y así fué.
Los dos dias siguientes, me estuvieron haciendo pruebas de maquillaje hasta que dieron con la prueba definitiva, me dieron fiesta el fin de semana y me citaron para el lunes en el aeropuerto para volar para Nueva York, yo por mi parte empecé a experimentar con mi nueva imagen, cuando salia a la calle todo el mundo me miraba y descubrí el plecer que producia el roce de mi pezón anillado con la ropa, ya que desterré los sujetadores de mi vestuario, siempre llegaba al apartamento mojada y tenia que terminar la faena con mi amigo el consolador, cada vez era una sensación nueva y me acostumbré a ponerme ropa casi transparente.
Rodar el spot nos llevó tres semanas, habia sido un éxito, solo faltaban los trabajos de montaje y en Navidad era el lanzamiento, querian que hiciera una mini gira por las ciudades más importantes del planeta que nos llevaria hasta el verano, todas las presentaciones eran igual, concentraban los compradores de la ciudad visitada, pasaban el spot y luego salia yo, con mi bob negro azabache sin flequillo, la nuca rapada, las cejas y los labios pintados de negro, debajo de los ojos una raya negra como los jugadores de rugbi, un vestido negro de gasa transparente que dejaba al descubierto el pecho con el piercing plateado con la bolita negra y el pezón maquillado de color negro, como todo era negro y la ropa transparente, al final también me depilaron integramente los pelos púbicos ya que los tenia rubios, mientras caminaba por la pasarela iba mostrando al frasco del perfume. Fué un agotador año de campaña.
Durante el segundo año de contrato, desfilé por las pasarelas más internacionales para la firma, pero de ropa, habia vuelto a mi rubio natural, pero lo llevaba al dos, un rapado que me sentaba bien y del que me sentia muy cómoda, las cejas las llevaba perfiladas a en una linea milimétrica y de rubio, de lejos parecia que no tenia y el piercing era como un juguete del que experimentaba sensaciones orgásmicas. Cada vez que pasaba por Londres quedaba con Marco y las noches eran de lujuria y placer, una de esas noches me convenció para ponerme un piercing en los labios interiores de la vagina y fué como un ritual, primero con la maquinilla me rasuró todo el bello púbico que tenia (ya que me lo habia dejado crecer un poco), extendió crema de afeitar y a medida que iba apurando con la navaja el calentón de los dos nos llevó a que me penetrara por…. detrás, creia que mi culo iba a estallar, pero el orgasmo fué tan intenso que desde entonces siempre quiero que primero lo haga por detrás, luego sin descansar ni un minuto me colocó un piercing en los labios interiores del coño, era un anilllo pequeño del que colgaba un péndulo de dos centímetros, de tal manera que cuando estaba de rodillas desnuda asomaba un poco de mi coño, luego suavemente y despacito empezó a lamerlo hasta que me corrí, el placer que me producia el dolor es inexplicable y llegué a un climax total.
Al tercer año se empezó a preparar la nueva campaña, era la oportunidad, según la firma, de lanzar al mercado unos pantalones de látex, para ello tenian que darme otra vez una nueva imagen, «rompedora» dijeron y vaya si lo fué. Volvia a estar en la central londinense para que me efectuaran la metamorfosi, creia que no podian cambiarme mucho más, pero me equivicaba.Nada más llegar, los diseñadores me invitaron a que me quedara completamente desnuda y subiera a una especie de tarima y así lo hice, me observaron, comentaron que empezarian con el color azul, pasaran al rojo,verde,etc y acabarian con el negro, total fueron seis pantalones de látex de sufrimiento y placer, ya que cada vez que me provaba uno, sin bragas que iba y ajustados que quedaban, cualquier movimiento, hacia que el piercing me provocase un placer intenso, mojada como iba, me dieron una bata y pasamos al sillón de peluqueria, me senté y al momento la peluquera me dijo que iban a afeitarme la cabeza, no hubo más, la zumbadora me rapó lacabeza y con la espuma y la navaja me dejaron una cabeza tan suave como el culo de un bebé, fué una sensación vibrante y al pasar mis manos por ella me corrí allí mismo. No terminaba de asimilarlo pero me veia guapa, bella, sensual, erótica, me gustaba. Por la tarde apareció Marco, me sonrió, me besó, me quitó la bata y me anilló el otro pezón.
La campaña fué un éxito, en cada pase, salia con el torso desnudo, zapatos de tacón de aguja de diez centímetros de alto, unos guantes de látex que me cubrian los brazos y los pantalones de látex, no sé si se vendieron muchos ya que todo el mundo se fijaba más en los piercings de mis pezones y en mi exótico rapado, que no en los pantalones.
Ahora paso largas temporadas en Londres con Marco, me enseña placeres nuevos, sigo llevando la cabeza rapada, mi cachet se ha triplicado y la firma quiere que sea el icono de todas sus marcas.

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Author: mdj

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