Feria de peluquería (Meketrefe)

Que desastre de mes! Era principios de febrero y mi tarjeta de crédito estaba casi a cero después de pagar el alquiler del piso y algún caprichito de rebajas. Y llegaba lo peor, necesitaba dinero para pagar el viaje de final de carrera. Había ido a alguna ETT pero eran trabajos mal pagados y que me quitaban mucho tiempo. Un día bajando por la escalera de la universidad vi un cartel de una peluqueria que buscaba chicos y chicas para practicar cortes y donde te pagaban. Me apunté el telefono, llamé i quedé en pasarme por la peluquería aquella misma tarde.
Llegué un poco antes. Era una peluquería bastante pija con unos precios por servicio que yo nunca habría pagado. Entré i me dijeron que la chica con la que tenía que hablar aun no había llegado. Me senté a esperarla. Había cinco personas cortandose el pelo. Una madre joven con sus dos hijas de unos 6 años i 10 años. A una de las niñas, a la pequeña ya le habían cortado el pelo, muy moderno, con un flequillo muy cortito. A la otra aun no habían empezado. A su lado había un chico haciendose una cresta. Mas alla una chicha pijita retocandose el flequillo de cortina. En ese momento llegó la mujer a la que esperaba y me hizo pasar a un despacho.
-Mira te explico. –empezó a hablar en cuanto estuve sentada- Buscamos chicas para realizar cortes en una feria de peluquería que hay dentro de dos semanas. Hay diferentes cosas que podemos hacer con tu pelo. Por un recojido sin cortar nada te damos 30 euros. Por cortarlo como tu quieras, como si fueras a la pelu pero con publico, 80 euros. Y por cortarlo como quiera nuestro peluquero 170 euros. –Y se calló y me miró- Bueno, como tienes el pelo bastante largo puedo subir hasta 250 euros…
Después de unos segundos de silencio le respondí: “Vale, creo que optaría por la segunda opción”
-Muy bien, y ¿como lo querrías?
-Pues un poco más corto… -lo tenía dos palmos por debajo de los hombros-, escalado y nose… un flequillo?
-Me parece bien. Un flequillo recto y largo te quedaría mejor que uno corto, pero tu eliges.
-Vale. Me gusta.
Nos despedimos y quedó en llamarme. Al salir ya no estaba la pijita, había dos mujeres mayores a las que les estaban lavando el pelo, el chico de la cresta medio rapado y la niña mayor a la que les estaban acabando de cortar el pelo, corto, con una sonrisa de oreja a oreja jugando con uno de los mechones cortados. Salí de la pelu pensando que estaba bién, me iban a cortar el pelo como yo quería y además me iban a pagar 80 euros, que ya era algo, pero tenía que buscarme otro trabajo.
Durante las dos semanas siguientes hice algunos trabajos de azafata, de taquillera pero aun me faltaba bastante dinero para poder pagarme el viaje de fin de curso. Tres días antes del show de peluquería me llamó la encargada y me dijo la hora, las 5 de la tarde, el sitio, el palacio de congresos, y que fuera elegante. Me estuve comiendo el coco los tres días siguientes. Quería ir al viaje pero solo me faltaban 6 días para pagarlo y con trabajos normalitos no podría reunir todo el dinero suficiente. Solo podría pagármelo si aceptaba la tercera opción para el show, la de que el peluquero me lo cortara como él quisiera, pero vete a saber lo que me haría.
Finalmente me decidí la misma mañana del show, llamé a la encargada, se lo dije y entre estrañada y excitada me dijo que no había ningún problema.
Llegué a las tres al palacio de congresos, estaba nerviosisima. Busqué los camerinos y entré en el que tenía asignada mi peluquería, que mira por donde se llamaba Trasquilón… vaya augurio. Allí dentro habían otras tres chicas: una para recojidos y las otras dos para cortes concertados. Yo era la última y la que más pelo iba a perder.
Vino la encargada y me entró en otro cuartito.
-Bueno ahora tenemos que teñirte.
Pensé que lo de teñirme no me lo había dicho pero supuse que entraba dentro de los 250 euros que era la único que me consolaba. En media hora pasé de castaña clara a morena intensa con mechas rojas. No me reconocía… y aun no habían empezado a “funcionar” las tijeras.
Al salir del cuarto ya habían pasado por el escenario dos de las chicas, la del recojido y una de los cortes concertados. Esta tenía un corte chulisimo. Antes tenía una melena parecida a la mía y ahora lo tenía por los hombros, desfilado y con un flequillo en diagonal. Un cuarto de hora mas tarde apareció la otra chica a la que le habían hecho un peinado punk con una crestita y lo demás largo… no le favorecía nada.
Entonces llegó mi turno. Salí al escenario acompañada por el peluquero. Me sentó en una silla y dos grandes focos se encendieron sobre mi, solo entonces pude ver a toda la gente que estaba esperando al corte, todos con libretas, con cámaras de fotos o de video, y todos apuntándome con su mirada.
El peluquero me colocó una gran capa blanca y empezó a mojarme el pelo con un pulverizador y a peinármelo. Cuando estuvo suficiente húmedo me peinó todo hacia delante, o sea, que quedó todo como una gran cortina que no me dejaba ver nada. Yo solo veía oscuridad pero entonces, en menos de cinco eternos segundos, se hizo la luz. Cuatro tijeretazos a la altura de los ojos volvieron a dejarme libre el campo de visión. Empezó a cortar por la derecha: el primer tijeretazo dejó entrar un poco de claridad, el segundo despejó totalmente la visión del ojo derecho, el tercero hizo lo propio con el izquierdo y el último tijeretazo acabó por dar asimetría al corte radical que había realizado el peluquero. Miré hacia abajo y vi entre mis piernas, en la capa, un monton de pelo mojado, negro y rojo, que había dejado de formar parte de mi. A partir de entonces no pude ver más lo que hacía. Empezó a trabajar el corte por detrás, a los 10 minutos volvió adelante para apurar mucho el flequillo… yo no sabía que estaba haciendo pero estaba cagadisima aunque tenía que mantener la sonrisa. Un par de golpes de secador y el trabajo del peluquero había acabado. Cuando me levanté para ir a hacer el paseíllo por la pasarela para que todos pudieran contemplar el resultado del corte todo el pelo acumulado en la capa cayó al suelo. No había mucho mucho pelo en el suelo, yo me imaginaba que cortaría más, lo que más miedo me daba es que a medida que andaba no notaba que me hubiera dejado ningún flequillo. Entré otra vez al camerino, alguna de las modelos me dijo que me habia quedado muy bien pero no la escuche y fui directa al baño. Me quedé cinco ante el espejo mirandome paralizada… era horrible… un corte con muchas alturas, muy desfilado y con un flequillo de menos de 2 centímetros que tardaría meses y meses en crecer. Después de limpiarme alguna lagrima que me había caido, me vestí, cobre y me fui con el único consuelo de los casi 300 euros que me permitirían ir a Cancún.
Un par de semana después del corte estuve muy deprimida, cada vez que me miraba al espejo me arrepentía de lo que había hecho. Además cada vez que te encontrabas a un conocido tenías que aguantar preguntas como: ¡Ala, como te has atrevido!. Pero por fin, dos semanas después estaba en Cancún en un hotel de 4 estrellas y con todos mis amigos a los que les había gustado bastante el corte, la única que estaba descontenta con él era yo.
Pero que vacaciones! Playas fantásticas, excursiones apasionantes, unos tíos impresionantes y un hotel de lujo. El día que llegamos ni tan solo subimos a la habitación, cogimos el bañador que llevábamos en la mochila y nos fuimos a la playa hasta que anocheció. Después de cenar y de bailar un poco, yo y mi compañera de habitación, subimos a dormir, estábamos muy cansadas y un poco borrachas. Lucia se tumbó en la cama y yo me fui directa a la ducha, que resultó que también era un yacuzzi. Después de la media hora de relajación con burbujitas y sales salí para ponerme el pijama e irme a dormir. Empecé a abrir cajoncitos del baño. Había de todo: jabones, lociones, perfumes, masajeador de pies, una maquina para cortar el pelo, un secador,etc… Me puse un par de cremas en la cara y empecé a secarme el pelo. Ya se me había olvidado que peinado más feo tenía. Entones una excitación enorme se me pasó por la cabeza. Apagué el secador, volví a abrir el cajón y saqué de su precinto la maquina cortapelos. La miré pero la decisión ya estaba tomada. Nunca se me había pasado por la cabeza llevar el pelo tan corto, pero borracha, con un peinado que no me gustaba nada y a 8.000 kilometros de casa, las decisiones se tomaban más fácilmente. Sabía utilizarla porque a un compañero de piso que había tenido se lo había cortado un par de veces. Lo quería cortisimo pero no al cero. Puse la guía al tres, encendi la maquinita y empecé por un lateral. Los pelos iban cayendo sobre mis hombros, al suelo, a la pica. En 5 minutos tenía todo un lateral y lo de atrás cortado.
Toc, toc, toc. Tres golpes en la puerta me dieron un susto terrible.
– ¿Que haces a estas horas, te estas depilando? – Preguntó Lucia al otro lado de la puerta.
Con la maquina en la mano fui a abrir la purta. Lucia se quedó inmóvil.
– Ya ves, no me gustaba mi peinado. ¿Quieres acabar de cortarmelo tu? – Le dije a Lucia.
Empezó a reirse a carcajadas y a decirme que estaba como una cabra. No paraba de reise. Y yo delante, desnuda, con media cabeza rapada, la maquinilla encendida en la mano y todo el baño lleno de pelos.
– Pues nada, ya acabo yo. – Le dije.
– No, trae trae, ya te ayudo.
Me senté en el borde del yacuzzi y empezó a cortarme el pelo que faltaba. Lo hacía mientras me seguía acechando con preguntas y carcajadas. Lo hacía muy bien, la verdad es que cortar el pelo así no tiene ningún secreto. Me encantó cuando me hizo la parte de arriba. Se iban viendo carreteras. Al 3 era cortisimo, pero me gustaba. Yo miraba hacia abajo y mechones y mechones de pelo no paraban de caer por delante de mis ojos.
– Ya está. Ya eres un meloncito, pero estas guapisima tia! Me encanta, pero ya te digo que no me atrevo. – Dijo Lucía.
– Tardará un montón en crecerme, pero me encanta. No me imaginaba que raparse supusiera una sensación tan rara, es como una excitación increíble. – Le respondí mientras me pasaba la mano por la cabeza. En la nuca me había dejado una coletita de un palmo de largo más o menos, que poco tiempo después me corté.
Me volví a duchar, dejamos todo el pelo en suelo para que al dia siguiente lo limpiaran y nos fuimos a dormir.

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Author: mdj

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