La asesora (Barberette)

El entró en la oficina, y se dirigió hacia ella.
-¿Qué tienes que hacer hoy?
-Ummm…Debería terminar estos informes…
-¿Por qué no nos tomamos toda la tarde libre y nos vamos por ahí?
-Convénceme.
-Tengo varias cosas que solucionar, hacer algunas compras , podrías acompañarme, y luego, no sé… podríamos pasear, tomar algo, divertirnos…Te invito a cenar en el río.
-De acuerdo…me arreglo un poco y nos vamos.
Salieron a calle. Hacía un día perfecto.
-Tengo que tomar varias decisiones trascendentales- dijo empezando a bromear- me vas a asesorar?
-¿Tú? ¿Dejándote asesorar por mi…?¡ Eso habría que verlo…¡Nunca confías en las decisiones de nadie, ni siquiera en las mías…
– ¿Eso piensas de mi?
-Eso pensamos todos.
-Pues te voy a demostrar que no es cierto…Que soy más flexible de lo que crees…Te propongo un trato: Voy a delegar hoy en ti, todas mis decisiones. No diré ni una palabra…Si lo consigo, pagas tú la cena.
-De acuerdo, pero no vas a dar un paso sin mi…
-Estoy a tus órdenes…
-¿Dónde vamos primero?
-Tengo que comprarme una camisa decente para la Conferencia. Y la vas a elegir tú…-Le sonrió y se encaminaron al centro…
Primero fue la camisa, luego ropa interior, un perfume y algunos libros. Hasta eligió la copa que fueron a tomar. El se portó como un caballero y fiel a su palabra no cuestionó nada de lo que ella propuso. Iban cargados de bolsas, cómplices, por las calles, felices.
-¡Enhorabuena¡ Lo estás haciendo muy bien, esto hará historia, nadie lo creerá¡¿Qué hacemos ahora?
-Ahora? El paso final, la prueba de fuego…
Ella lo miró extrañada y con curiosidad…
-Pues…Lo último que tengo que hacer es ir a cortarme el pelo…Y ahí si que me va a costar dejar de decidir…
Ella empezó a reirse…
-Has hecho un trato conmigo y lo tienes que cumplir hasta el final.
-Pero es que yo con ese tema soy muy estricto, y lo sabes…
-Por eso mismo….Vamos.
-Es aquí cerca…
Cogidos de la mano entraron en la peluquería. No había mucha gente a aquella hora, así que los atendieron en seguida. Conocía al encargado, por lo que se saludaron amablemente.
-Sentaos donde queráis..Haré una cosa: Cerraré y así estaremos más tranquilos…Pondré un poco de música.
Mientras lo hacía, el se sentó en uno de los sillones vacíos, frente al espejo. Ella se sentó a su lado. Se miraron a través de él. No podían dejar de observarse. El joven volvió. Desplegó un enorme pañuelo negro sobre él y mientras lo abotonaba le preguntó:
-¿Quieres que te haga lo de siempre?
-No…Esta vez será diferente, creo…Verás, es ella quien decide hoy por mí…Así que es ella quien te va decir hoy cómo hacer tu trabajo…
-¿Se trata de un juego, una apuesta o algo parecido?
-Más o menos…
-Pues tú dirás…-Dijo volviéndose hacia ella.
-La verdad es que creo que le vendría bien un cambio…No te parece?
-Siempre se lo digo, pero nunca me hace caso…
-Hoy es el día…
-Pues si…¿Qué sugieres tú?
-Yo sugiero darle una lección…-
Él ya empezó a removerse inquieto en el asiento…El encargado exclamó:
-¡La tarde se está poniendo divertida¡
-Esto lo hago por ti, créeme…No te das cuenta, y a veces eres muy prepotente, presumido, vanidoso…Me has dado la oportunidad perfecta para enseñarte algo…Y si cumples tu palabra, te aseguro que lo aprenderás…¿Puedo seguir decidiendo por ti?
-Soy todo tuyo, bruja. Y además Lo sabes.
-Está bien….-Dirigiéndose al encargado- Hoy no vas a trabajar con tijeras…- Ella desvió la mirada hacia maquinilla de afeitar que estaba sobre la mesa. El chico la cogió.
-Entendido.¿Qué guía quieres que le ponga?
-Ninguna.
El cerró los ojos fuertemente y lanzó un pequeño gruñido.
-Quedará al cero.
-Exacto.- El chico cambió las cuchillas, pero antes de ponerla en marcha le preguntó:
-¿Estás seguro?- El, ahora muy serio y erguido pero intentando mantener el control, dijo:
-Adelante. Puedes empezar cuando quieras…
Ella lo detuvo:
-¡Espera¡ Esto…Una cosa más…
-Dí.
-Ummmm….No dejes de mirarte…No te pierdas ningún detalle.
-No lo haré.
Ahora si que se escuchó el característico zumbido de la máquina. El chico se sentó en un taburete muy alto, justo detrás de él.
-La iré pasando de la frente al cuello, en pasadas largas. No te muevas.
Estaba un poco pálido cuando comenzó a hacerlo. Nunca había hecho una cosa así…Su preciado pelo caía escandalosamente y se posaba en sus hombros, en el suelo. No daba crédito a lo que veía, aunque intentaba disimular que estaba sereno.
-Te estás vengando de mi…
-Ni siquiera quiero que hables… tan sólo mira…
Fue muy rápido. Apenas duró cinco minutos.

mdj
Author: mdj

Deja una respuesta

Leave the field below empty!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.