Una historia diferente (exinvitado)

Hay veces que uno es mejor que no se levante, pero mejor es que os lo cuente. Cierto día, y después de insistir un poco, por cierto, acompañe a mi mujer al médico. La verdad es que me preocupaba ligeramente (algo más para ser preciso) que últimamente cuando le tocaba los pechos notara un cierto gesto de dolor que ella siempre negaba. Por fin un día, conseguí hora en un prestigioso oncólogo que había conocido por casualidad, lo que ella no sabía, y así con la excusa de “no sabes lo que me ha costado, ahora no podemos decir que no …” accedió a la visita. El resto ya lo podéis imaginar. Creo que no nos dirigimos la palabra en todo el día, sólo nos mirábamos, y eso que sólo fue un primer “diagnóstico apresurado”. Las pruebas siguientes confirmaron los temores.

A medida que se iba haciendo pruebas y se acercaban los momentos más delicados se le notaba cada vez más nerviosa. Yo sabía lo que le preocupaba, o eso pensaba. Supongo que será un elemento defensivo de la mente, pero la verdad le temía más a la caída del cabello que no a todo lo demás. Yo ya estaba curado de espanto, ya me había quedado calvo y llevaba la cabeza rapada, de hecho era ella la que lo hacía. De hecho, lo que en principio era una comodidad, el ahorrarme a ir a la peluquería, el tiempo …, resultó ser una de las mayores diversiones que como pareja habíamos conseguido. El roce de la maquinilla en mi piel, con un suave zumbido de fondo, unas caricias, a veces más húmedas, otras más suaves. El fin de semana que tocaba sesión de peluquería era realmente especial (los que me conocéis ya sabéis el porqué de mi expresión de felicidad de los lunes). A pesar de la gran confianza que teníamos entre nosotros, siempre me mordía la lengua y no le hacía la pregunta que os imaginais. Su pelo era precioso, negro azabache, sin necesidad de tintes de ningún tipo, lo llevaba en una media melena que le caía ligeramente por los hombros. Y lo tenia rizado. No excesivamente, sino lo justo, algo más que ondulado, lo que permitía unos …, en fin, la imaginación es la base de cualquier historia que se precie. No es que fuera su mayor tesoro, pero, y eso siempre lo habíamos comentado, no le gustaba nada cortárselo, ni siquiera las puntas.

Un día, cuando ya teníamos todos los diagnósticos, pruebas y demás, estaba señalada la fecha de la intervención y ya sabíamos lo inevitable, a mí me tocaba el habitual corte semanal, pero no quería decirle nada. Me sorprendió ella a mí: me recordó mi “obligación” y lo preparó todo como era habitual. Bueno, había algunos cambios, esta vez ví que había unas tijeras, instrumento que, por razones obvias, no utilizaba para cortarme el pelo. Hice como si no me hubiera fijado y una vez más ella (como solía hacer) me dio una palmada en el cogote “¿Que pasa?, ¿es que no vas a decir nada?”. La verdad es que no dije nada, la miré y comencé a darle un beso suave por el cuello, fui subiendo hasta que encontré sus labios –y ella los míos…
Diez años de convivencia son muchos para pretender ocultar según que cosas, y menos a una mujer, pero eso es otra historia.

Esta vez fuí yo el encargado de hacer los honores. En la vida me he enfrentado a muchas cosas, pero creo que ha sido el momento de mayor nerviosismo y excitación a la vez que he vivido. Lo que se sintió en aquella habitación no se puede describir con palabras. Al principio un miedo horrible porque la persona que más quieres va a hacer que se cumpla una de tus fantasías sexuales más ocultas, pero que (en principio) no es por su voluntad. Comencé recogiéndole el pelo en una cola, con los consabidos masajes para intentar hacerlo lo más llevadero posible, pero a partir de aquí he de reconocer perdonadme por ello) que ya me olvidé de lo que originó todo. Ella también, estaba especialmente excitada y no por temor o nervios. Se la veía contenta. Y lo que es mejor me transmitió una serenidad increíble, por eso todo lo que vino fue maravilloso. Una vez recogido su cabello en una cola se lo corte con las tijeras por encima de cinta que había utilizado. De pronto me ví con un gran puñado de pelo en mi mano sin saber que hacer. Por suerte ella estaba allí y me empezaba a regañar “Espabila”, y yo absorto le decía, “es que no sé donde dejarlo …”. Este primer acto acabó como suelen acabar estas cosas …. Una vez tranquilizados los ánimos le tocaba el turno a la maquinilla. Ella me pidió no ponerle guía y hacerse ella la primera pasada. Empezó por la frente y acabó por la nuca, y la cabeza iba quedando totalmente despejada en una franja central a medida que la maquinilla pasaba. Yo no aguantaba más, estaba realmente sobreexcitado y ella lo sabía y … se reía, se reía como nunca lo había hecho antes. Me encargué yo de acabar la faena, bueno con su ayuda. Los que lo habeis hecho alguna vez sabeis que es muy difícil de explicar la sensación de ver como queda rapada al cero una cabeza femenina.
Cuando terminamos ella quiso que le afeitara la cabeza completamente, lo que hice con mucho gusto. Primero le remoje el cráneo, que le había quedado un poco áspero porque se notaba el rapado. Le unté la cabeza con jabón de afeitar y lo esparcí masajeándole el cuero cabelludo. Éxtasis. Finalmente, con la cuchilla le fui afeitando lentamente, muy lentamente, la cabeza. Al final era el cráneo más suave que se puede acariciar (… y besar). Ella lo agradeció.

Decía al principio que pensaba que ella le tenía más miedo a quedarse calva que a todo lo demás. A veces las personas te sorprenden cuando más crees conocerlas. Me confesó que ella sabía lo que me gustaban las cambios de imagen de las mujeres, y en especial los rapados, totales o parciales, pero que por su trabajo no se lo podía ni plantear. Por eso no esperó a las sesiones de quimio y radio para verse sin pelo (de hecho tampoco lo quería) quiso hacerlo por su voluntad y para mi placer. Y yo que pensaba que la engañaba.

La historia acaba bien porque por eso es historia: somos felices y comemos jamón, que nos gusta más que las perdices.

Esto es un primer intento de historia para que la disfruteis (o no). Como todos vosotros solo pretendo pasar un rato entretenido sin más. Los detalles los podéis poner a voluntad y discreción, porque no pretende ser un relato pseudoerótico, sino solo de sensaciones.

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Author: mdj

1 comentario

    ola buenas la istoria esta muy currada i ema eccitado mucho buen trabajoe spero k escribas mas

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