8. Los cuatro soldados

-Y en este preciso momento, comienza vuestro mes de castigo. No sabéis el rato tan divertido que hemos pasado ideando una humillación para los 3 que estuviera a la altura de la cagada tan monumental que habéis hecho…Lo primero que debemos advertiros, es que en nuestra presencia, tenéis prohibido, no sólo hablar, sino pedir la palabra. Sólo contestaréis a las preguntas que os hagamos, y más os vale que digáis justo lo que queremos oir… Espero que esto os quede claro desde el principio, porque si alguno de los 4 se queja, el castigo irá aumentando…para todos…Seguidme al almacén¡ en marcha¡

Los cuatro, nerviosos, empezaron a marchar detrás del sargento y algunos guardias,, dirigiéndose al almacén. Cuando entraron, formaron fila. Había una mesa, con algunos utensilios, cajas, y a un lado, habían colocado el potro del gimnasio.

-El equipo directivo de este cuartel, ha llegado a la conclusión de que no sois los suficientemente hombres…así que queremos enseñaros a ser hombres…Pero aún no lo sois…Y si no sois hombres…¿qué sois? ¿Mujeres? Yo diría que no…Niños?? Tenéis menos consciencia que los niños, así que hemos supuesto, que sois bebés…Y en eso os vamos a convertir…(Los guardias empezaron a reírse indisimuladamente). Ellos permanecían serios, mirando al frente.

-Iremos por partes…Una de las características de los bebés, es que siempre tienen el culo irritado…Verdad? Y supongo que vuestros culos, están en perfecto estado…así que habrá que hacer algo al respecto…no os parece??. Quítense los pantalones, y vayan pasando,  hacia el potro, de uno en uno…

El primero, desnudo de cintura para abajo, llegó al borde la mesa. El sargento le gritó:

-Apóyate en el potro, dejándome tu blanco culo al descubierto…¡

El soldado lo hizo. El sargento cogió una pala de madera, parecida a las que se usaban para jugar al badminton. Y la descargó fuertemente sobre el trasero del soldado. Este se encrespó. Pero antes de que pudiera darse cuenta, la pala ya había vuelto a descargar. Y así continuó hasta 5 veces.

-A ver….está lo suficientemente rojo…??mmmm….No…aún puede estarlo un poquito más, no os parece…?? Un par de ellos más no vendrán del todo mal para lograr el efecto que buscamos, qué opinas, soldado? Habla¡

El soldado, apoyado en el potro, gritó desesperado:

-Sssi…mi sargento…Un par de azotes más me serán muy convenientes…¡

-ahhh¡¡ cómo me gusta que hayas aprendido bien esta lección…Cuanto más complacientes seáis conmigo, más benevolente seré con vosotros…

Y descargó la pala sobre el culo del joven con furia hasta 5 veces más. El trasero del pobre chaval estaba rojo. No sentía tanto dolor como un escozor terrible. Estaba todo muy bien pensado…

-Puedes levantarte y volver a la fila. El siguiente¡¡¡¡

El soldado así lo hizo y fue re-emplazado por su compañero. Todos recibieron 10 azotes y todos acabaron justo con el culo que el sargento había planeado que tendrían. Cuando estaba acabando con el último, les gritó:

-ATENCION SOLDADOS: Cada mañana al levantarse, vendrán aquí para recibir 10 azotes cada uno. ¿Ha quedado claro? ¡ Excelente manera de empezar el día…no os parece? Os quiero preparados para esta pala cada día a las 7 de la mañana en punto, desnudos y formados. Si alguno llega tarde, todos recibiréis el doble…¡¡¡Si alguno se queja, tendréis sesión de azotes también por la tarde…

Cuando acabó, pasó revista a los traseros de lo soldados, asegurándose de que estuvieran bien rojos.

-¿Escuece, verdad??? Ya veréis qué cómodo será sentarse a partir de ahora…Pero claro…los bebés no se sientan, verdad??? Y qué otra cosa es característica de los bebés…ah¡¡ si¡¡¡ LOS PAÑALES. –Dirigiéndose a los guardias:-Empezad a abrir las cajas¡¡ -Y dirigiéndose a los soldados:

-BRAZOS EN CRUZ, PIERNAS ABIERTAS, YA¡¡¡

Los ayudantes empezaron a ponerle pañales a cada uno de los soldados….Pero no uno a cada uno, sino que…

El sargento les gritó las órdenes para este castigo:

-DESPUÉS DE CADA SESIÓN DE AZOTES, SE OS PONDRÁ A CADA UNO 5 PAÑALES. Se os dará pantalones de unas tallas grandes, para que os quepan. Queremos que se note bien que los lleváis puestos, que no deje indiferente a todo el cuartel…ah¡ y eso que vais notando, son unos polvos con los que están impregnados cada pañal: provocan un escozor tremendo, son un complemento perfecto para los azotes, no creéis?? Vuestros pobres culos no tendrán descanso, jajaja¡¡¡¡. POR LA TARDE, A LAS 5 EN PUNTO, VENDRÉIS PARA QUE SE OS COLOQUEN 5 PAÑALES MAS, apenas podréis andar con ellos, pero merecerá la pena por el ridículo que vais a pasar….

Los guardias fueron colocando los pañales a cada uno. Dos, tres…hasta 5. Empalidecían más a cada momento. Era tan humillante¡¡ Apenas podían moverse, solo la idea de que por la tarde el número aumentaría, les ponía enfermos¡¡Eran incomodísimos¡¡ Los pantalones estaban diseñados para poder ser abrochados. Pero aún así, se notaba perfectamente el bulto que hacían los 5 pañales. La idea de pasearse así por el cuartel, era en si misma un infierno.

Cuando acabaron, el sargento gritó:

-Y AHORA, SIGANME A LA PELUQUERIA DEL CUARTEL…¡¡¡

Todos se miraron horrorizados, pensando en lo que venia a continuación.

-ENTREN Y VAYAN SENTANDOSE CADA UNO EN UN SILLON FRENTE A LOS ESPEJOS¡¡¡

Lo hicieron, aunque les costó un poco de trabajo sentarse, entre el escozor y los pañales…El barbero del cuartel ya estaba allí esperando…

El sargento se paró frente al primero soldado. Y dirigiéndose a todos dijo:

-Los bebés no tienen pelo…verdad?? Bueno, algunos si…Vamos a ver qué podemos hacer con eso…Bill, ya sabe qué tiene que hacer con cada uno, verdad?

-Si, señor, me lo dejó muy claro anoche.

-Pues empiece. Y VOSOTROS. NO APARTEIS LA MIRADA DE LOS ESPEJOS O AÑADIREMOS UN MES MAS A VUESTRO CASTIGO¡¡

Bill desplegó un enorme pañuelo blanco que dejó al chico cubierto hasta las piernas.

Cogió un mechón de la frente del pobre chico, y lo ató con un lazo. Seguidamente, cogió una máquina de afeitar, sin ninguna guía, y comenzó a raparle a cero, sin ningún cuidado, por la coronilla. Y siguió pasando la maquina por los laterales, cuello, frente…En un par de minutos, el chico estaba rapado al cero, sin contemplaciones, excepto por el pequeño mechón atado en el centro de su frente. Bill preparó abundante espuma y comenzó a extenderla por toda la cabeza del pobre chaval, que se miraba alucinado. Le afeitó por completo con maestría, a excepción del mechón, que quedaba colgando patéticamente en esa ya casi lisa cabeza. El contraste era absurdo. Cuando Bill había pasado ya la navaja por todas partes, la dejo encima de la mesa. El chico rogaba para que volviera a coger la maquina y le rapara también el mechón. Pero no: Bill cogió las tijeras, lo trasquiló y rebajó un poco, y  quedó reducido a unos tristes trasquilones de punta, irregulares, horribles. Bill cogió de nuevo la espuma, y ante la mirada alucinada del chico, le volvió a enjabonar de nuevo toda la cabeza, la frente, y…Dios mio, no¡¡ bajo con la brocha hasta casi sus ojos, y le enjabonó las cejas…NO podía ser¡¡¡ las cejas también no¡¡ Bll cogió la navaja, y fueron justo las cejas lo que hizo desaparecer primero…-Claro¡- pensó el chico-los bebés tampoco tienen cejas…-Luego, Bill, repasó y repaso toda su cabeza hasta dejarla sin un solo pelo. Cuando se aseguró de que ya no quedaba nada, le aplicó cera y con un paño, la fue restregando , humillantemente ,sobre su cabeza, hasta dejarla brillantísima.

Mientras preparaba la máquina para el segundo…

-Bueno, soldados…¿Qué os parece el nuevo corte de pelo?? Favorecedor, eh??Pues acostumbraos, porque vendréis cada día después del almacén a que Bill os repase, pero… bien repasados¡¡¡. Quiero vuestras cabezas lisas, brillantes y resbaladizas en todo momento. Se os dará un bote de cera a cada uno. Vuestra obligación es enceraros la calva varias veces al día. Quiero que no pasen desapercibidas, que se reflejen las luces de todo el cuartel, ha quedado claro¿¿

-SI, SEÑOR¡¡ respondieron todos histéricos.

 

Al segundo chico, Bill le hizo un súper tonsura en plena frente y coronilla. Solo le dejó una franja mínima de pelo, ridículamente detrás de las orejas, rapada al 2, y unos mechones trasquilados, más largos, de 1 y 2 cm, delante de las orejas. Parecía un payaso. Lo demás, todo afeitado y encerado, cejas incluidas. Ni los monjes más extremos se hacían esa súper tonsura.

Al tercer chico, le dejó peor:  5 mechones muy pequeños, repartidos de cualquier forma sobre la cabeza,  uno, justo en la frente, dos a los laterales, encima de sus orejas, y otro en la  coronilla. con sus correspondientes lacitos. Lo demás, todo afeitado. No se podía estar más espantoso.

Al cuarto directamente lo dejo calvo por completo, más completo que  a los demás porque hasta le cortó las pestañas desde la raíz. No se sabía que era peor…

Al acabar con el último, el  sargento pasaba revista a los 4 para asegurarse de que estaban justo como el había ordenado, los fue mirando a través del espejo, todos sentados, pálidos, horrorizados,  aun con la capa puesta, con las cabezas brillando como bolas de billar, sin cejas…con aquellos ridículos mechones…

-Atención soldados, porque aun se os puede castigar más con el tema del pelo. Si cometéis algún error, alguno se queja, llega tarde a la barbería, se permite hablar o no mirarse al espejo mientras le afeitan, o no se encera bien la calva, o no tiene los lacitos bien visibles y colocados reglamentariamente, etc… todos seréis castigados con una hora de inhibidor sobre vuestras cabezas…retarda el crecimiento del pelo y a la larga, lo hace desaparecer por completo…escuece un poco…lo aviso. Cuantas más horas de inhibidor, más probabilidades de que estéis calvos permanentemente… También puedo darle la orden a Bill de que os depile a la cera, cabeza y cejas…eso si que escuece, chicos, así que ya sabéis: a mantener este bonito y favorecedor corte en perfecto estado cada día, durante unos meses…Claro que vuestro sufrimiento con el pelo puede acabar aquí y ahora …tanta atención…tantos castigos si no lo hacéis bien…os doy la opción de que, ahora mismo, si queréis, os dejamos calvos por completo a quienes no lo estéis ya…-dijo resbalando su mano humillantemente sobre la cabeza de cuarto soldado.-os depilamos bien a la cera, y…4 horitas de inhibidor seguidas…eso acabará definitivamente con el problema…¡¡

Se hizo un silencio sepulcral.

-Y bien…¿Hay alguien que se anime…?

Nadie contestaba….los soldados se mantenían derechos en sus sillones, más derechos que una vela, mirándose a los espejos, tal y como se les había ordenado desde el principio…

Y se escuchó una voz…

-¡¡Yo, señor¡¡

Era el soldado que estaba más ridículo, con los 5 mechones.

El sargento se colocó detrás…

-Muuy bien….Bill, prepara la cera¡¡

Bill puso a calentar el aparato…

-Te ha quedado claro que después de 4 horas con el inhibidor….ya jamás te verás con algo de pelo…Puede que al principio te crezcan algunas calvas sueltas…pero te las iremos afeitando  y estarás liso siempre…

-Si, señor¡¡ es mejor que esto…-dijo resignado. No soportaba su imagen en el espejo…

El sargento sonrió…el diseño de este castigo estaba funcionando¡¡ los estaba llevando al límite…

-Ya veréis que tarde tan divertida vamos a pasar…¡¡ Bill, rápale los mechones al 2, para que sienta bien la cera…que se despida con dolor de sus últimos pelos…¡¡

El castigo se prolongó para los 4 durante 5 meses, debido a errores y despistes que cometían algunos de ellos. Fueron objeto de burla por parte de los demás soldados del cuartel y no hubo ni un solo día en el que no lamentaran el error que habían cometido.

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Author: mdj

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