Lecciones y Fiesta (Maca)

Raquel se encontraba sola en la capital, a sus 25 años el trabajo y la dificultad para desplazarse todos los días, hizo que alquilara un piso en una zona tranquila, a los pocos meses, se entero que Roberto, había regresado de Asturias, tras unos cuantos meses alejado.
Poco tardo en llamarlo para quedar con él, aunque Roberto trataba de esquivar como podía todas las invitaciones, sabía que jugaba con ventaja, puesto que vivía al otro lado de la ciudad, seria difícil, por no decir imposible que Raquel apareciera por allí.
A medida que pasaban los días, la cosa parecía estar calmada, Roberto estaba tranquilo, Raquel aun seguía preguntando qué pasaba, así que decidió, sabiendo que a pocos minutos de su casa estaba el centro comercial, no la importaba coger el coche y ver si podía cazarlo.
El coche de Raquel, es muy poco visto y conocido, aunque es un Mégane actual, la carrocería de 4 puertas, no se vende en España, si a ello sumamos el color azul eléctrico, está claro que llama la atención.
Raquel llego al centro comercial, aparco cerca de la entrada principal, una vez dentro, empezó a pensar en las tiendas donde Roberto podía entrar, pero parecía no dar resultado, pero gracias a un desfile, pudo reconocerlo en la distancia, trato de dar caza, pero la suerte no estaba de su lado ¿O sí?
Puesto que una vez en el aparcamiento, se topo con su coche, apenas 9 plazas más lejos, tras unos segundos de espera…
– Roberto ¡No corras que he pillado! No te vas a escapar.
– ja, ja, ja… Que tal estas, cuánto tiempo.
– Si quisieras quedar conmigo, no dirías lo mismo.
– Sabes que estoy ocupado, desde que llegue de Asturias.
– Pero para sacar un minuto, como ahora ¿Tampoco tienes tiempo?
– Solo he venido a hacer una compra y para casa ¿Y tú qué haces aquí?
– He venido a ver si tenían unas cosas para este fin de semana.
– Muy bien ¿Y tiene que ser aquí?
– Donde vivo, no hay las tiendas que busco.
– ¿Y no te vale otra? Que te tienes que venir aquí.
– ¿Qué pasa que te molesta?
– No, pero…
– ¿Pero?
– Nada, déjalo.
Raquel ni se despidió, se subió al coche y se fue directamente a su casa, cuando llego, llamo a su amiga Nerea, cuando contó lo que había pasado, esta se dispuso a investigar, puesto que también no quería quedar con ella.

Al día siguiente ambas quedaron en una cafetería cercana, Nerea comentaba que no era normal su comportamiento, Raquel, pensaba que quizá se estaba pasando a la hora de quedar, pero Alba fue tajante.
– Escucha, esta raro, conmigo aun no ha quedado y eso que vivimos a 10 minutos.
– Pero ya, me hace pensar que quizá me este pasando.
– ¿Pasando? ¿Hace cuanto que no hablas con él?
– Desde ayer…
– Quitando ayer…
– Desde hace 8 días.
– ¿En serio? Y él tampoco…
– Que va, tampoco dice nada.
– Pues te está haciendo lo mismo que me hizo a mí, pasar del tema, como si ya no quisiera tenernos de amigas.
– El se lo pierde, además, nosotras hicimos muchas cosas por él, que el por nosotras.
– Eso no lo dudes.
Puesto que ambas conocían su coche y Nerea acababa de comprarse uno nuevo, más bien un capricho de segunda mano, pensaron que lo mejor era abordarlo cerca de su casa y pedir explicaciones, así que fueron en su búsqueda esa misma tarde.
– Joder, que pasa ¿Me estas siguiendo?
– Si te digo la verdad…Si.
– Y te quedas tan…
– No, no me quedo tan… llevamos meses, tratando de quedar contigo, nos das largas ¿Tienes algún problema con nosotras?
– ¿Problemas? ¿Con vosotras? Ninguno.
– Pues entonces ¿Estas con alguien y no lo quieres decir?
– Eso a ti que más te da.
– A mí me da igual, pero no creo que de la noche a la mañana seas tan borde con nosotras.
– ¿Y cómo quieres que sea?
– Como te dé la gana, como te dé la gana…
Pasados unos días, ambas seguían sin entender nada, decidieron que la mejor opción sería pasar de él, si él quería hablar, bien, pero ellas ya estaban cansadas, habían pasado dos semanas, Susana se dirigía al parking, cuando se encontró con Clara, esta estaba un poco…

– Vaya que te pasa.
– Que me acabo de cruzar con Roberto y esta de un gilipollas.
– No eres la única.
– ¿A ti…?
– Y con Nerea, pasa de nosotras.
– Si es que es un imbécil, estoy en la peluquería, ha entrado el, voy a saludar, me esquiva y luego viene con esa prepotencia y me salta… me da igual lo que hagas, por mí, como si te afeitas la cabeza.
– Quien es tonto, es tonto, encima te dice esa tontería.
– Estuve a punto de hacerlo.
– ¿Y eso?
– No quiere quedar conmigo, pero si con mi hermano, no sube, pero esta a todas horas en el portal.
– Pues…
– Escucha, se lo ha contado a mi hermano …
– ¿Y qué te dijo?
– Si me atrevo, queda con él y lo hacemos.
– No sería mala idea.
Clara estuvo unos días pensando, su hermano, empezó a ver cosas muy raras de Roberto, estaba empezando a alejarse de él, si querían saber lo que estaba pasando, tenían que actuar rápido.
Así fue, tres días después, Clara y su hermano lo tenían todo preparado, ambas esperaban en casa, con sus mejores vestidos, Clara llevaba un vestido negro metalizado, de tirantes finos, Susana por su parte opto por un, palabra de honor de color morado.
Los tres estaban esperando la llegada de Roberto, mientras tanto, seguían trazando el plan que llevaría a descubrir que estaba pasando, ambas ya advirtieron al hermano que tuviera cuidado y que sacara todo lo posible, esperaron a la hora prevista y como un reloj, estaba ya tocando el timbre, subió y nada más bajar del ascensor ya estaba preguntando por Clara, su hermano, listo, se marcho, no sabe que venias, fueron sus palabras y la invitación para entrar en la trampa.
Mientras ellos hablaban, Clara y Susana, seguían escuchando en la habitación, se dieron cuenta que, su hermano era todo un experto, puesto que preguntando que tal con Nerea, este comenzó a decir que eran muy pesadas, durante el tiempo que estuvo fuera, no paraban de molestar, en realidad era todo mentira, pero gracias a ello, ya tenían casi todas las pistas, solo faltaba un pequeño detalle, llego tarde, pero aquella frase hizo que ambas salieran de su escondite, Clara con la maquina en mano.

– ¿Sabes lo que es esto? ¿Quieres que haga lo que me dijiste?
– Pero ¿No estabas fuera…?
– Si, fuera del salón, pero escondida en la habitación, escuchando todas tus mentiras.
– Que mentitas…que dices.
– ¿Te molestamos cuando estabas fuera? Ninguna te molestamos ¿Somos unas pesadas? No, pero tú eres un plasta, si no quieres quedar, dilo y ya está, pero no tienes que ser tan imbécil…
– Lo de afeitarte fue una…
– ¿Broma? Puede ser, pero viniendo de ti…
– ¿Viniendo de mí?
– Te voy a decir una cosa, antes nosotras nos quedamos calvas, que tú digas lo que te pasa con nosotras.
– Si te vas a quedar calva, al menos te pondrás peluca, verte sin pelo por la calle…
Fue escuchar esa frase y Clara encendió la maquina, sin pensarlo dos veces, comenzó a rapar su cabeza completamente al cero, su melena negra, comenzaba a caer en cascada al suelo, Susana, se acerco a ella, se dio la vuelta y se agacho, fue entonces cuando Clara empezó a rapar su cabeza, su melena, 5 dedos por encima de la rodilla, de color castaño, que cuidada y mimaba empezaba a desaparecer, Roberto se dio la vuelta, pero su hermano, lo agarro del brazo, lo giro y obligo a mirar.
El reguero de pelos sobre el escote, hizo que Clara se quitara el sujetador, marcando sus pechos sobre el vestido, limpio los pelos, con mucha naturalidad y siguió rapando su cabeza con total normalidad, en ese momento Susana comenzó a coger algunos mechones y tirarlos para que fueran resbalando sobre el escote, los que se quedaban, los retiraba con mucha delicadeza, llegando a masajear sus pechos delicadamente.
Mientras Clara seguía rapando su cabeza, pasada, tras pasada, el negro daba paso al color de la piel, el sonido de la maquina, era toda una delicia para ellas, pues se notaba que disfrutaban de aquella situación, sobre todo con los suaves masajes que hacia sobre el pecho de Clara para quitar los pelos que se posaban de forma suave sobre él, Susana aun continuaba con media cabeza rapada, esperando turno, pero disfrutando de aquella situación.
Susana, en un momento, fue al servicio, saco una cuchilla y espuma de afeitar, agarro a Roberto, para llevarlo a la habitación, Clara se percato y fue detrás de ellos, cuando lo tenían encerrado, Susana con total decisión enjabono parte de su cabeza, agarro la cuchilla y comenzó su afeitada, Clara seguía con la maquia, poco a poco estaban disfrutando de aquella situación.

Susana, seguía con la cuchilla, Clara con la maquina, ambas estaban desatadas, Susana, pensó que había llegado el momento de dar un paso más, agarro la máquina y sin pensarlo dos veces, pego una serie de pasadas largas, dejando caer una reguera de pelo, Clara se la devolvió, la sentó en la silla y comenzó a enjabonar su cara y la parte de la cabeza que tenia rapada, estaba disfrutando de ver sin pelo a su mejor amiga, cuando termino de afeitar, se unto crema, con un suave masaje, desde el escote hacia su cabeza, hizo dejado su piel brillante y suave, Susana, una vez se levanto fue al servicio.
Cuando volvió, Roberto se quedo de piedra, había cambiado su vestido, por una falda ajustada plateada, un top rosa metalizado con cremallera, Clara, dejo de rapar su cabeza y se dirigió hacia ella, maquina en mano, la sentó en la silla y como si de un castigo se tratase, comenzó a raparla sin piedad, el reguero de pelos que caía al suelo, era todo un festival.
Fue entonces cuando Roberto, se marcho de allí, sin dar explicaciones, su hermano, no hizo nada por volverlo a traer, lo que no corto fueron las ganas de seguir con el trabajo.
Clara, seguía rapando como si de un castigo se tratara, pasadas rápidas, limpias, jugando con los mechones Susana viendo el rol que había tomado, se dejaba llevar, ambas estaban disfrutando de aquella situación.
Cuando termino, Clara fue directa a la cremallera del top, con delicadeza, la fue bajando, para dejar al descubierto sus pechos, los cuales comenzó a acariciar con suma delicadeza, para poco ir subiendo, para llegar a su cabeza, la cual enjabono y afeito sin contemplaciones, como si de un castigo se tratase, limpio los restos de la crema, de nuevo volvió a enjabonar pero esta vez, se lo tomo con calma, disfrutando del castigo impuesto, Susana, estaba quieta, metida en su papel.
Cuando terminaron, recogieron un poco el pelo, Susana se lavo la cabeza, se cambio de ropa y volvió a la habitación, donde esperaba clara con media cabeza rapada, esta estaba completamente fuera de sí, había disfrutado tanto de la experiencia que no quería terminar, fue entonces cuando Susana recordó que en su armario guardaba un traje de camuflaje, militar de su hermano, lo llamo por teléfono y este se lo llevo en un par de minutos, no vio nada, puesto que su hermano estaba esperando.
– ¿Sabes una cosa? Tú has jugado conmigo, ahora me toca a mí, vamos a jugar a los militares, tú te has portado mal y tendré que castigarte, este es para ti, yo me pondré el tuyo, ese que guardas en tu armario.
– Esto es una pasada, estoy ahora mismo que no veas…
– Ya te lo estaba notando, sobre todo cuando me has empezado a tocar y subir despacio, estabas desatada.
– No sé cómo no hicimos esto antes.
Clara se puso el traje y Susana se puso el otro, una vez las dos vestidas, Susana, agarro del brazo a Clara y de una tacada la sentó en la silla, agarro la maquina, la encendió, Clara empezó a mover la cabeza a todos lados, Susana, la agarro con una mano, mientras que con la otra la enseñaba la maquina, para después pasarla por su pelo, dejando caer un mechón, el cual la enseño como un trofeo.

Y desde ese instante, Susana, se metió en el papel de sargento, disfrutando de cada pasada, Clara se metió en su papel, cogiendo los mechones que está lanzada desde el aire, como si un trofeo se tratase, así durante varios minutos. Puesto que una vez se situó delante de ella, empezó a desabrochar los botones de la camisa, al no llevar nada, sus pechos quedaron al descubierto, marcándose sobre ella.
Continuo rapando, cuando quedaban apenas dos mechones, esta dio la maquina a Clara, para que rematara su trabajo, mientras ella rapaba, Susana, se dedico a enjabonar su cara y con la cuchilla comenzó a afeitarla, para una vez terminada, empezar con su cabeza, la cual fue muy deprisa, sin darla tiempo a reaccionar, cuando termino, comenzó una segunda vez, también deprisa.
Terminaron, se ducharon y cada una se fue a su casa, pasados 25 días, se enteraron gracias a Alba que Roberto iba a visitar a su tío, un barbero militar en toda regla, tras contarle todo lo que había pasado, este accedió a afeitarlas, así fue, aquella tarde de miércoles, Susana y Clara se presentaron en aquella barbería, llegaron 20 minutos antes, lo justo para poder cambiarse de ropa, Susana decidió repetir el conjunto, falda ajustada metalizada plateada y el top rosa metalizado con cremallera, Clara por su parte fue de militar, con un top y una camisa que sin llegar a marcar mucho, se notaban sus pechos.
Cuando el barbero vio aparcar el coche, Susana fue la primera, aunque ya estaba preparada, solo era cuestión de esperar… Su reacción fue de querer irse, pero aquel barbero, ex militar lo freno en seco, obligando a mirar sin perderse ni un solo detalle.
Rapo a Susana como si una soldado se tratase, la regalo su mejor afeitado, dejando una cabeza completamente calva y brillante, cuando la quito la capa, su cara era de asombro, pero sin dejarle tiempo para pensar, Clara ocupo el asiento, al llevar el traje no la puso capa, los pocos pelos que caían se posaban en la zona del escote, lo mismo, regalo de su mejor afeitada y ambas estaban listas para salir a comerse el mundo, el humillado, se sentó en la silla, no fue capar de articular palabra, ni tan siquiera para pedir su corte de pelo habitual, pues ya sabía lo que le esperaba…
Cuando salieron de allí, se encontraron con Nerea, la tarde estaba empezando a ponerse fea y quedaba poco tiempo para que el partido de fútbol comenzara…

mdj
Author: mdj

Deja una respuesta

Leave the field below empty!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.