Cada sábado,a las 10 en punto, entraba en aquella peluquerÃa. Ella me estaba esperando y sonreÃa maliciosa cuando me veÃa entrar. No fallaba ni uno, y eso que a veces me tentaba no acudir a mi cita obligatoria, o iba y me resistÃa a entrar, hasta daba una vuelta por la calle, pensándolo… Pero siempre me rendÃa y terminaba por empujar la puerta.
Cuando entraba, apenas hablábamos, porque ella sabÃa lo que tenÃa que hacer. Llegaba prácticamente calva, asomaba un poco pero mÃnimamente, apenas se veÃa una sombra y casi solo raspaba ligeramente al pasar la mano. Me sentaba en el sillón, dignamente, como si todavÃa tuviera mi melena. Me ponÃa la capa, y revisaba mi calva antes de empezar.
-Mmm….Muy largo, muy largo para ti…pero eso lo arreglamos enseguida¡ .
DecÃa irónicamente mientras cogÃa la máquina. Pasarme la máquina era absurdo, porque apenas cogÃa nada, sin embargo, ella lo hacÃa, porque le gustaba humillarme, eso estaba claro. Inmediatamente después, me cubrÃa de espuma hasta los ojos y empezaba con el ritual de los 3 afeitados minuciosos. La navaja volaba. Cuando acababa revisaba de nuevo, acercando una lámpara a mi cabeza para verla mejor.
-Asà es…asà es como debes estar … .Y ahora tu ratito de inhibidor…
Mientras me untaba las ausentes patillas con aquella cera pastosa, me atrevà a hacer una sugerencia.
-Verá…hoy me gustarÃa pedirle algo…-dije sumisa- En el barrio ya me llaman la calva, y he pensado que hoy podrÃamos prescindir del inhibidor en las cejas…y ya, si no es mucho pedir…que no me repase las pestañas… Es que es muy extremo para mi…Al menos déjeme verlas crecer esta semana…al menos eso…por favor…solo verlas asomar…ver algo de pelo en mi cara, al menos….
Ella se situó delante mÃa, enfadada, con el bote de inhibidor y las espátula en la mano. Incrédula me dijo:
-¿Me estás diciendo que te quieres dejar crecer las cejas y las pestañas?? Es eso lo que has pedido?
-Si…Pero sólo esta semana, el sábado que viene me las afeita de nuevo… Por favor, no tengo expresión ninguna…¡¡todavia me cuesta asumir que nunca volveré a ver el pelo en mi cabeza….Necesito que me dejes despedirme de mis cejas y pestañas por última vez…
-Cierra los ojos-y cogió las tijeras.
Yo , como siempre, acaté sus órdenes comprendiendo que era peor quejarse. Y cortando mis incipientes pestañas desde la raÃz dijo:
-Querida …si vienes aquÃ, ya sabes que te levantas de este sillón lo más pelada posible, y nuestro pacto es ni un pelo en toda tu cabeza …¿no es asÃ?
-Si, señora …
-Y Ya sabemos que…Las bolas de billar…-Y dejó la frase a medias para que yo la terminara mientras insistÃa con las tijeras.
-No tienen cejas ni pestañas- repetà resignada. Me hacÃa decir ese mantra cada vez que iba.
-Y ahora inhibidor el doble de tiempo, por bocazas.
-Sà señora, el tiempo que usted estime necesario.
Me excitaba tremendamente someterme, humillarme de esa forma, no tener ningún tipo de control ni de escapatoria. A veces le provocaba para que me castigara más, y eso me excitaba aún más.
Me untó una buena cantidad de inhibidor en toda la cabeza, sobre todo en mis cejas, eso no crecerÃa en semanas … .Me ajusto el gorrito, y como cada sábado, me dejó allÃ, durante más de media hora.. A veces , si no habÃa ninguna clienta, se quedaba leyendo y de vez en cuando venÃa a comprobar el estado de mi cabeza. Si veÃa que yo retiraba la mirada del espejo, me reprendia.
-Los ojos en el espejo, en el espejo todo el tiempo, que no te lo tenga que repetir, guapa…
-Si, señora
Cuando vino a quitármelo, me soltó otra bomba.
-Te he cogido cita para el jueves a esta hora, esta semana te afeitas dos veces, como castigo.
-Si, señora.
-Esto está perfecto ….En 2 meses estarás calva para siempre … .no te hace ilusión?
-Si, señora. Gracias por dejarme como una bola de billar.
-Pues venga,a pulirte y a encerarte y ya estarás servida¡
La primera parte es una de mis historias favoritas, definitivamente la peluquera más cruel.
Espero algún dÃa sepamos si la chica quedó calva por siempre.