Susana, comercial de Vodafone (Fran)

Llevaba varios meses en el paro y a la pobre Susana no le salía nada. Eran malas fechas, en pleno verano, y andaba ya casi desesperada cuando vió una oferta de trabajo en una empresa de telefonía móvil:
«Se necesitan comerciales para Vodafone. Buscamos gente entre 18 y 30 años, con buena presencia y ganas de superación. Interesados llamar al…»
No le apetecía nada el curro de comercial, pero no había otra coas. Así que, concertó una entrevista, y a los dos días le comunicaron que la cogían. Cualidades tenía, sin ninguna duda, y buena presencia también, con una melena morena y larga casi a la altura de la cintura. Un flequillo recto a la altura de sus cejas y unas gafitas redondeas complementaban a la perfección su imagen.Estuvo una semana a prueba, realizando visitas con otro comercial, con el fin de aprender el sistema, y, pasado se tiempo,llegó el momento de emprender el trabajo sola. Lo que ella no esperaba fue que su jefe le encargó, junto con otros 3 compañeros también novatos, cubrir una serie de pueblos del interior. Él los llevaría a primera hora de la mañana, los dejaría a cada uno en un pueblo, y a últma hora de la tarde los recogería.El objetivo: conseguir cada uno al menos 3 clientes.
A Susana le tocó Serralejos del Pozo, un pequeño pueblo de apenas 150 habitantes, rodeado de montañas, pero con un calor axfixiante en esa época del año. Tuvo suerte, y a media mañana ya había conseguido con creces su objetivo. Lo malo es que faltaban todavía 6 horas para que vinieran a buscarla…
Se sentó a comer en uno de los dos bares del pueblo, contando con hacer tiempo y esperar a que su jefe la pasara a buscar, pero una vez hubo comido, y sintiéndose observada por gente del lugar que estaban en la barra, decidió ir a dar un paseo por la zona, pensando que así los minutos pasarían más rápido.Dio un par de vueltas por el pueblo, pero el aspecto era desolador, parecía un pueblo fantasma, y es que los 40 grados que hacía en ese momento no invitaban precisamente a pasear. De pronto se encontró con un señor mayor, sentado en una silla a la sombra, en la puerta de su negocio: una vieja barbería, la única del pueblo.
– Buenas tardes, disculpe, vengo del bar de la plaza, y me preguntaba si no había otro bar por aquí….
– Pues lo siento mucho, maja -respondió el viejo barbero-, el de la entrada del pueblo está de vacaciones, así que…
– Vale, muchas gracias -respondió Susana, con un gesto de agobio en la cara-
– Espera, muchacha, espera! -le dijo el barbero cuando ella ya se alejaba- si quieres, y no te molesta la compañía de un viejo, te puedo ofrecer un refresco, tango una nevera dentro.
Quedaban 4 horas por delante, y pensó que sería una buena manera de pasar el tiempo, y además, en el fondo era un cliente potencial, así que aceptó. El hombre retiró con su mano la cortina de tiras que protegía su establecimiento para invitarla a pasar. Lo que se encontró dentro parecía sacado de una película de época:un sillón de barbero maltrecho, un viejo espelo desconchado en la pared, y un olor a masaje «aftershave» muy intenso. El barbero sacó dos cocacolas, y se sentaron en un viejo sofá de sky que hacía las veces de sala de espera. El ambiente no era precisamente ideal, pero al menos se estaba fresquito.
– Y qué se te ha perdido por aquí? -rompiendo el hielo el barbero- Porque eres de fuera, no?
– Sí…soy comercial de teléfonos móviles, y me han dejado aquí para hacer clientes
– Ufff!!! Móviles! Mi hija me regaló uno hace tiempo, y apenas lo uso, yo es que…

En ese momento una señora y su nieto de unos 9 años entraron en el local.el hombre le dijo a Susana que se quedara tranquila sentada, que en unos minutos volvía para hacerle compañía.
– Hola Joaquín – dijo la señora-. Aquí te traigo al nieto, para que le des una buena pelada, que con estos calores ya se sabe…
– No te preocupes, Valeria, en un ratito te lo mando para casa peladito.
Susana se acomodó en el sofá, y se dispuso a ver cómo el barbero terminaba, en unos pocos minutos, con el pelo del chaval. Sentó al crío, le puso la capa, y agarró una vieja maquinilla eléctrica, y, sin más miramientos, comenzó a pasársela por toda su cabeza. en apenas unos instantes, todo el pelo del chaval yacía en el suelo de la barbería.Agarró entonces otra máquina distinta, que ella no había visto nunca. Era parecida a la rapadora, pero con un aspecto de tijera. Con ella terminó de apurarle al crío la zona de las patillas y la nuca, dejándoselas prácricamente al cero. El chaval ni se inmutó, y una vez acabó cn él, se levantó del sillón, y sin despedirse, salió corriendo del local.
– Vaya pelada! -dijo Susana- a veces me encantaría hacerme algo así con mi pelo, sobre todo ahora en verano…
– y porqué no lo haces? Ya sabes que ahora, tanto chicos como chicas llevan el pelo corto sin nigún tipo de pudor.
-Ya, pero…es que me gusta el pelo largo, y si me lo corto y luego no me gusta, tardaría años en volver a tenerlo igual….
El barbero se quedó pensativo, y al poco rato le dijo…
– Mira, hace un mes más o menos me vino una chica que quería raparse sólo la nuca, que quería llevarlo a veces recogido en una coleta,con toda la nuca despejada, y otras veces que no se le notase el corte de pelo, y está encantada con su corte……si quieres…..
-¿Yo? No, no ,no……jejeje…me vería rarísima, y si luego no me gusta….
– Pero de eso no te preocupes! con soltarte la melena, nadie lo notará. Yo te lo hago gratis si quieres! Ya verás qué sensación la de la maquinilla, la chica de la que te hablo hasta cerraba los ojitos del gusto que le estaba dando….
El corazón de susana se aceleró a tope. Por un lado, en la vida dejaría que un barbero de pueblo tocara su pelo, pero hacía mucho calor, tenía 3 horas todavía por delanta, y el imaginarse el ruido de la maquinilla zumbando cerca de su oreja….tragó saliva 3 veces, hast aque por fin dijo…
-Vale! Sé que me voy a arrepentir, pero..qué narices, soltándome el pelo nadie lo notará, y nunca me he hecho nada arriesgado con mi pelo….- volvió a tragar saliva en ese momento…- Acepto, córtemelo!
Sus piernas le temblaban mientra se acercaba a la vieja silla de barbero. Había tomado ya la decisión, y no quería echarse atrás.El viejo Joaquín, mientras tanto, sacudía la capa llena de pelos del crío anterior, y se disponía a atársela en el cuello de Susana. Un nudo en la garganta impidió que susana articulara palabra. El hombre empezó acepillarle el cabello, y se lo fué recogiendo con unas viejas pinzas para cortar sólo la parte interior.. en un par de minutos, sólo los mechones «sobrantes» colgaban de la cabeza de Susana. Giró el sillón de espaldas al espejo, y con una tijera empezó a cortar mechones largos y negros de su cabeza. Al no verse, la sensación de angustia se tornó en casi placer, notando como la tijera iba descargando de pelo su linda cabecita. La intranquilidad llegó cuando el barbero cortó casi al ras los mechones que salían encima de su oreja…
– Pero…qué hace? Por ahí no, sólo por detrás!!
-Tranquila…es mucho mejor hacerlo a esta altura, un centímetro por encima de la oreja, así todo queda más uniforme….
Ya no había remedio, así que, resignada, bajó la cabeza, y dejó que el peluquero terminara su trabajo. Una vez acabó con las tijeras, cogió directamente la maquinilla manual, y si guardas de por medio, comenzó a pelar el cuello de Susana. Poco a poco, donde antes había pelo, ahora era una calva con el pelo apurado al máximo. sin mediar palabra, siguío con su faena, terminando por encima de la oreja, dejándole rapada al cero toda la parte de la patilla. En apenas 5 minutos, sus sienes estaban totalmente al aire, así como su cuello.Susana, en ese punto, ya estaba totalmente resignada a su suerte. Tanto, que cuando el barbero le propuso terminar el trabajo con espuma de afeitar y cuchilla, asintió sin dudarlo. Esparció la espuma por toda la parte rapada, y en unos cuantos hábiles movimientos, su nuca y sienes quedaron como el culito de un niño.
Por fin pudo ponerse sus gafitas y verse en el espejo, pero apenas veía la diferencia. fue entonces cuando Joaquín cogió otro espejo pequeño en sus manos y lo puso detrás de su cabeza cuando pudo observar el resultado….una gran lágrima corrió con fuerza por su mejilla, la cual la intentó disimular con una sonrisa medio forzada. el barbero cogió entonces todo el cabello restante y lo ató fuertemente en una estirada cola de caballo, que dejaba a la vista la desnudez de su cuello. susana no podía creerse lo que acababa de hacer…..se dispuso entonces a levantarse del sillón, pero el barbero le pidió que no lo hiciera…
– Espera! Falta el toque final! Ya verás qué bien…..
Ya le daba igual todo, así que, resignada, espero a la sorpresa final. En ese momento, Joaquín empezó a peinar su flequillo hacia abajo, todo bien liso y uniforme, y sin mediar palabra, agarró unas tijeras y lo cortó recto, de un par de tirones, a la altura casi del nacimiento del pelo. La cara de susana era todo un poema….
Apenas pudo articular palabra cuando se levantó del sillón, con su nuca y sus sienes afeitadas, y su flequillo reducido a la mínima expresión. Se despidió de Joaquín con un balbuceante…»gracias por todo, hasta la vista…» a lo que el viejo barbero respondió asintiendo con la cabeza, con un gesto de orgullo.
La mano de Susana no podía dejar de acariciar la zona despejada de su cuello, mirándose en todos los portales acristalados y en los pocos escaparates del pueblo mientras se dirigía a la plaza, donde había quedado con su jefe…

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Author: mdj

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